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El diamante de 12 quilates y el buen samaritano
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DEVUELVE LA JOYA A SUS DUEÑOS PESE A SU GRAN VALOR

El diamante de 12 quilates y el buen samaritano

Un anillo es para siempre. No se trata de un anuncio, ni de un eslogan de San Valentín, sino del mundo real. Y si no que

Foto: El diamante de 12 quilates y el buen samaritano
El diamante de 12 quilates y el buen samaritano

Un anillo es para siempre. No se trata de un anuncio, ni de un eslogan de San Valentín, sino del mundo real. Y si no que se lo digan a la pareja estadounidense que perdió un anillo de diamantes de 12 quilates en un aeropuerto como el que se deja el periódico en el bar de la esquina.

Cuando Janis Ward se percató de que había perdido la joya que su marido Roger le había regalado para su 30º aniversario de boda, se llevó un disgusto mayúsculo. Según la ABC 7 de Denver, la pareja iba a coger un vuelo en el aeropuerto Eagle County en Colorado cuando se dieron cuenta de la pérdida. Así las cosas, Janis decidió retrasar su vuelta a Miami.

La portavoz del aeropuerto, Kris Friel, afirmó a la ABC que “a la mañana siguiente, en medio de una fuerte tormenta de nieve, tanto el personal de exterior del aeropuerto, así como los empleados de la compañía aérea American Airline, iniciaron la búsqueda del anillo. Peinaron las rampas, el aparcamiento, la zona de equipaje e incluso cavaron en la nieve en busca de una aguja en un pajar”… Pero el anillo no estaba.

Una recompensa un tanto rácana

Mark Epple, arquitecto en paro de Minneapolis, se encontraba en el aeropuerto para coger un vuelo con su familia cuando encontró el preciado objeto. Una vez en casa, Epple examinó la joya y al momento se puso en contacto con el aeropuerto y posteriormente con los Ward para devolverles la joya.

Tras recuperar el anillo, Roger Ward comentó que “viajo por todo el mundo. Esto es extraordinario. Nunca pasa”. Como recompensa, la familia Ward ofreció a Epple y su familia unas vacaciones en su casa del Valle del Águila, una recompensa tal vez un poco rácana a tenor del joyón recuperado. 

Un anillo es para siempre. No se trata de un anuncio, ni de un eslogan de San Valentín, sino del mundo real. Y si no que se lo digan a la pareja estadounidense que perdió un anillo de diamantes de 12 quilates en un aeropuerto como el que se deja el periódico en el bar de la esquina.