“Nos despidieron a un montón de trabajadores pero la empresa está dando beneficios”

Han sido quejas habituales en estos últimos meses. Aquellos que se han quedado sin trabajo y que ahora ven cómo las empresas que les despidieron arrojan buenos (o muy buenos) resultados, o quienes han permanecido en la compañía a costa de ganar menos o de dedicar más horas, y que han visto cómo los directivos no han reducido un ápice sus gastos, no terminan de entender la lógica de la situación. Y el mismo malestar aparece en una mayoría social que ve cómo algunas empresas están repartiendo generosos dividendos mientras dicen estar obligadas a subir el precio de sus prestaciones.

Para el bloguero y economista Rafael Pampillón, profesor de IE Business School, estamos hablando de ajustes muy necesarios, en tanto se ha logrado obtener beneficios precisamente porque se ha despedido gente. “La crisis ha servido, por así decir, para quitarse grasa. Las empresas han aprovechado la situación para deshacerse de mano de obra que tenía una productividad muy baja. Especialmente las grandes compañías, que han examinado bien a su plantilla y se han quitado de en medio a gente que estaba casi ociosa”.

Según Pampillón, la crisis ha afectado a todos los sectores “aunque sólo sea por las dificultades para conseguir crédito o por la subida de los tipos de interés por la prima de riesgo”. Además, “todos han vendido menos, especialmente a consecuencia del aumento del paro, que ha hecho que la gente gastase menos. Se han cerrado más de 30.000 puntos de venta, lo que indica hasta qué punto la crisis está siendo grave. Pero esa mala situación ha servido para muchas empresas se decidieran a mejorar la eficiencia y la productividad”,

Coincide en el diagnóstico Carlos Cuervo-Arango, Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nebrija, para quien “las empresas se enfrentaron a la caída brutal de la demanda reduciendo los costes, entre otros y principalmente los laborales, lo que ha provocado que los resultados sean ahora positivos”. Para Carlos Pereda, sociólogo y coautor del Barómetro Social de España, los directivos no han hecho otra cosa que “cortar por la parte más fácil, y la que les resulta más cómoda, la de los asalariados, aprovechándose de la impotencia y el individualismo de los trabajadores, de la falta de articulación para defender sus  posiciones y de una gran debilidad de los sindicatos”.