Los políticos, los banqueros y el clero no son de fiar

Está comprobado. Si cierra los ojos y piensa en un buen profesional en el que confiaría ciegamente estará pensando en un bombero, en su médico, el cartero o en el profesor de primaria o secundaria de sus hijos. Así queda demostrado en el informe del Ránking de confianza en las profesiones 2011, elaborado por la consultora Gfk entre más de 19.000 personas de más de veinte países –quince de ellos europeos- además de Estados Unidos, Colombia, Brasil e India.

Según este estudio, los bomberos representan la profesión en la que más confía el 97% de los españoles, el 96% de los europeos y el 92% de los americanos. Las constantes reivindicaciones de un sector en pie de guerra por los constantes recortes de sus plantillas y recientemente por las supuestas irregularidades en el temario de acceso a las oposiciones, no parecen hacer mella en la confianza que los ciudadanos depositan en ellos.

“Nos dedicamos a una profesión arriesgada y eso la gente lo valora” apunta Antonio Rocamora, secretario general del sindicato de bomberos de la Comunidad de Madrid. “Es una mala época para ser bombero ya que parques como el de Aldea del Fresno funcionan con guardias extraordinarias por lo cortas que son las plantillas. Por ello, que te valoren los ciudadanos tiene todavía más mérito para la profesión”.

Así, tampoco parecen pasar factura al sector de la enseñanza y al sanitario las continuas noticias publicadas en los medios que hacen referencia a la privatización de servicios, al ya conocido copago e incluso a los rumores que apuntan a la influencia de los negocios de las farmacéuticas en la labor de los médicos.

En el otro extremo de esta particular lista de gente, entre aquellas profesiones que más desconfianza generan en los ciudadanos encontramos a los políticos. Los ecos del movimiento 15M quedan reflejados en este estudio y apenas un 11% de los encuestados los avala, lo que supone dos puntos menos que los registros de 2010. La brecha se vuelve más acentuada si cabe al comparar la situación española con la estadounidense. El 23% de los norteamericanos confía en sus políticos, un 12% más que el dato registrado en España y un 10% más que en la media europea.

Junto a los políticos, las profesiones que más recelo causan entre la población española son las de banqueros (sólo un 32 por ciento confía en ellos en España frente a un 52% en Estados Unidos) y sindicalistas, que de un año a otro cae en nueve puntos hasta un 32%, once puntos menos que lo que se registra en Europa. Además de éstos, los publicistas y el clero, seguidos a más distancia de los directivos de grandes empresas, son otras ocupaciones que no cuentan con el respaldo del grueso de los ciudadanos.

Los sociólogos consideran que “todo responde a un reflejo de las preferencias de la ciudadanía”. Según apunta David Guarente desde la asociación de sociólogos españoles, “el grueso de la población tiende a ensalzar o tachar a los responsables directos de su bienestar”. Guarente considera que “los medios desempeñan un papel fundamental a la hora de pintar a determinados profesionales como héroes o como villanos”.

El sector del marketing y la publicidad, el ‘coco’ para los estadounidenses

En la lista de profesiones asociadas a la desconfianza en Estados Unidos destaca en tercera posición el grupo de los publicistas. Este sector apenas goza de una aceptación del 28% al igual que sucede con los profesionales del marketing que sólo alcanzan un 26% frente al 45% que llegan a apuntar en España.

Por su parte, las profesiones relacionadas con el sector de la comunicación obtienen resultados positivos en España, especialmente si se compara con la percepción de los europeos. Un 47% de los consultados españoles afirma confiar en los periodistas. Estos datos contrastan con el 42% registrado, respectivamente, en los entrevistados procedentes del resto de países europeos.

Y si usted forma parte de ese 30% de los españoles que quiere ser funcionario, debe saber que el 62% de sus vecinos le tendrá en estima, una valoración que sube cuatro puntos respecto a la que tenía el año pasado. Y si no, siempre le quedará encomendarse a su abogado, una profesión de fiar aunque caiga un punto en un año hasta situarse en el 57%. Pese a todo, algo tendrá el letrado ibérico cuando aventaja en 17 puntos a su homólogo del otro lado del Atlántico.