Arranca el plan contra la pobreza energética en España
Reportaje: EC Brands
Diseño y formato: Pablo López Learte y Tamara Osona
ace tiempo que el concepto de pobreza ha ido evolucionando y mutando. Ya no tiene por qué ir necesariamente asociada a la mendicidad, sino que puede darse en contextos aparentemente inesperados o, incluso, en personas que trabajan en condiciones precarias. Pero tampoco se reduce a una cuestión de dinero: la pobreza tiene manifestaciones en el hambre y la malnutrición, el acceso limitado a la educación o a otros servicios básicos, como el agua, la luz, el gas o el agua.
Este último concepto tiene asociado un nombre cada vez más común en nuestra sociedad. Se trata de la pobreza energética, una situación en la que un hogar no puede recibir la cantidad de servicios de energía que necesita para salir adelante. Las cifras son incontestables: según los datos del Banco Mundial, 1.200 millones de personas en el mundo (el 17% de la población), no tienen acceso a la electricidad, mientras que 2.700 millones (un 38% de la población), ni siquiera disponen de condiciones adecuadas de cocina. En Europa, según Eurostat, el 9,4% de la población no puede mantener una temperatura adecuada en su hogar en invierno.
En este sentido, algunos gobiernos ya se están moviendo. Países como Reino Unido, Francia, Irlanda o Eslovaquia tienen ya una definición establecida de pobreza energética y luchan por atacar la raíz de este problema. En Reino Unido, por ejemplo, desde 2011 existen iniciativas de ayuda en el pago de las facturas a familias en situación de vulnerabilidad o a hogares cuyos bajos ingresos son analizados por un reglamento oficial, que marca los límites para acceder a las ayudas.
También Francia tiene desde hace años diversas partidas presupuestarias que se hacen cargo del pago de la factura si las familias no pueden hacer frente al mismo. Otros países, como Grecia, Portugal o Italia, cuentan con medidas muy similares al famoso bono social español.
1.200 millones de personas en el mundo no tienen acceso a la electricidad y 2.700 millones ni siquiera disponen de condiciones adecuadas de cocina.
Pobreza energética, una lucha de todos
En España, según el informe Pobreza, vulnerabilidad y desigualdad energética, elaborado por la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), 5,1 millones de personas pasan frío en invierno, 3,2 millones de personas retrasan el pago de sus facturas energéticas y 1,2 millones dedican el 20% de sus ingresos a dichos pagos.
Por otro lado, nuestro país cuenta con un problema añadido: no cuenta con una definición cerrada de vulnerabilidad energética; es decir, España no tiene un criterio fijo a la hora de determinar qué cantidad de energía necesita una familia ni a partir de qué punto exacto se considera que esté en una situación de vulnerabilidad energética.
Ante este panorama solo cabe actuar, una actitud que está siendo desarrollada tanto por Administraciones Públicas como por empresas privadas del sector energético. Por un lado, el Gobierno aprobó el pasado mes de diciembre el Real decreto Ley contra la pobreza energética, un documento aprobado entre PP y PSOE que pretende sentar las bases para proteger a los ciudadanos más vulnerables. De manera paralela, Gas Natural Fenosa ha impulsado su propio Plan de Vulnerabilidad Energética, un paquete de medidas destinadas a mejorar la gestión de los clientes vulnerables, así como reforzar la colaboración con las entidades del tercer sector y la comunicación con los servicios sociales en el que está invirtiendo 4,5 millones de euros cada año.
En Europa, el 9,4% de la población no puede mantener una temperatura adecuada en su hogar en invierno.
También cabe destacar las medidas impulsadas por diversos colectivos sociales. Es el caso de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN) o el de Cruz Roja, por ejemplo, que en 2015 atendió a más de 700.000 personas en situación de vulnerabilidad extrema.
Se trata, en definitiva, de una lucha de todos. Entre administraciones públicas, empresas, colectivos sociales y ciudadanos se ha propuesto una batería de medidas para luchar contra este problema. Con la combinación de varias de estas medidas nos encontramos con un plan global y un único objetivo: acabar con la pobreza energética a través de diez medidas concretas.
5,1 millones de españoles pasan frío en invierno, 3,2 millones retrasan el pago de sus facturas energéticas y 1,2 millones dedican el 20% de sus ingresos a dichos pagos.
Diez medidas
1.
Impedir el corte de suministro a personas vulnerables
Una de las condiciones pactadas por PP y PSOE: el nuevo decreto ley prohíbe suspender el suministro eléctrico a los consumidores en situación de especial vulnerabilidad que estén siendo atendidos por los servicios sociales de las Administraciones Públicas competentes.
En esencia, esta medida viene a ampliar la actual Ley del Sector Eléctrico que ya prohíbe suspender el suministro eléctrico en instituciones como hospitales o cárceles. A partir de ahora, esta prohibición también afectará a los consumidores en situación de vulnerabilidad severa. Además, las comercializadoras eléctricas pagarán parte de los gastos que las Administraciones Públicas afronten para atender a este tipo de consumidores.
Por su parte, Gas Natural Fenosa ha paralizado el corte de suministro a más de 24.000 clientes vulnerables de 1.175 poblaciones, cuya situación ha sido trasladada a las administraciones.
2.
Bono social
La tarifa de último recurso para consumidores que tienen la condición de vulnerables es una de las medidas estrella para luchar contra la exclusión y la pobreza energética. Este descuento del 25% en la factura final de electricidad será aplicado a cerca de 2,5 millones de hogares españoles considerados vulnerables, que dispondrán de una ayuda a la hora de afrontar el pago de cada una de las cuotas de su tarifa eléctrica.
Según el borrador del decreto, a esta medida podrán concurrir las familias numerosas y las unidades familiares en las que uno de sus miembros sea pensionista por jubilación o incapacidad permanente y perciba la cuantía mínima. En la actualidad se pueden beneficiar del bono social las familias con todos sus miembros en paro, los perceptores de pensiones mínimas, las familias numerosas y los consumidores con una potencia contratada inferior a tres kilovatios. Según el Ministerio de Energía, el nuevo bono social entrará en funcionamiento próximamente y será aplicado a cerca de 2,5 millones de hogares españoles.
España no es el único país que está trabajando en este sentido. En Francia, por ejemplo, desde 2005 existen las Tarifas Eléctricas para Necesidades Básicas (TPN) y desde 2008 las Tarifas Sociales Solidarias de gas (TSS). Ambas están orientadas a hogares de ingresos reducidos que se benefician de unos descuentos en sus facturas de gas y electricidad que oscilan entre el 40% y el 60%.
3.
Detección y atención a usuarios vulnerables
Lo peor de la pobreza energética es que no siempre es fácil de diagnosticar. En este sentido, Gas Natural Fenosa está analizando su base de datos de clientes para poder detectar nuevos casos de vulnerabilidad. Para ello realiza más de 1.500 llamadas de teléfono diarias a clientes para examinar una serie de parámetros como la potencia contratada o si disponen o no del bono social. De esta manera, trata de anticiparse a las necesidades de estas familias vulnerables y activar medidas y acciones específicas para cada caso.
Además, la compañía cuenta desde enero de 2017 con un equipo de cerca de 60 personas dedicadas a la atención a ciudadanos en riesgo de pobreza. Ha creado la Unidad de Atención a la Vulnerabilidad, una unidad específica para atender y hacer un seguimiento exhaustivo de todos aquellos casos de clientes que puedan encontrarse en situación de vulnerabilidad. La compañía ha habilitado un teléfono gratuito específico para los clientes vulnerables (900 724 900) que está disponible las 24 horas al día y todos los días de la semana.
4.
Fraccionamiento de la deuda
Es uno de los mayores problemas para los usuarios vulnerables: hacer frente a la factura eléctrica no siempre es sencillo, con lo que a menudo acaban cayendo en diversos retrasos que complican aún más su situación energética.
Para facilitar el pago de las deudas asumidas, Gas Natural Fenosa ha flexibilizado el sistema de aportación de las mismas, pudiendo fraccionar el pago y ofreciendo a los clientes unos calendarios de pago que se adapten mejor a sus posibilidades, sin ninguna cuota inicial y sin ningún tipo de interés.
5.
Rehabilitación y eficiencia energética
La Fundación Gas Natural Fenosa ha desarrollado además una iniciativa de rehabilitación energética de viviendas de colectivos vulnerables. Para ello, la entidad está realizando un estudio para determinar qué componentes y medidas debe desarrollar una vivienda para reducir al máximo su consumo.
Una vez obtenidos los resultados, la compañía impulsará la firma de convenios de colaboración con las Administraciones Públicas y con entidades del tercer sector para que implementen estas medidas de rehabilitación y eficiencia energética y que las familias vulnerables puedan reducir su consumo.
Por otro lado, los consumidores lo tienen claro: en la medida de lo posible, siempre querrán gestionar su energía de la manera más eficiente posible y, por tanto, reducir al máximo el coste de su factura. Sin embargo, la mayoría de ellos se enfrentan a un problema: no saben cómo ser más eficientes en este sentido.
6.
Colaboración con las administraciones
Para mejorar la coordinación en la detección de casos de vulnerabilidad y poder atenderlos adecuadamente, la Fundación Gas Natural Fenosa está impulsando la firma de convenios con las administraciones públicas para garantizar el correcto intercambio de información con las empresas.
Actualmente, la Fundación tiene convenios y acuerdos firmados con ocho comunidades autónomas: Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad de Madrid, Galicia, Comunidad Valenciana, Navarra y Euskadi. Además, también ha estrechado los lazos con grandes ayuntamientos, como el de Zaragoza o Sevilla, así como con entidades supramunicipales, como el Área Metropolitana de Barcelona, que agrupa a 36 municipios catalanes.
7.
Labor de los colectivos sociales
La lucha de los colectivos sociales contra la vulnerabilidad energética sigue siendo esencial. En 2015, Cruz Roja atendió a más de 700.000 personas en situación de vulnerabilidad extrema, con lo que su actividad se vuelve imprescindible.
Además, su personal está siendo formado por la Escuela de Energía la Fundación Gas Natural Fenosa en buenas prácticas de ahorro y eficiencia energética, para que las puedan trasladar a las personas necesitadas, proporcionarles instrumentos y materiales para hacer viable la implantación de prácticas eficientes en los hogares más necesitados y promocionar la comprensión y el seguimiento del consumo energético en las viviendas.
También Cáritas está luchando en este sentido: a día de hoy mantiene un acuerdo de colaboración con la energética que establece distintas líneas de acción relacionadas con hábitos de consumo y eficiencia, al tiempo que se realizarán intervenciones en viviendas para reducir el consumo energético: mejoras en la instalación eléctrica de los domicilios, intervenciones relacionadas con la climatización y cerramientos de las viviendas (ventanas, acristalamientos...) y mejoras del aislamiento de los edificios.
8.
Ayudas a los colectivos
La Fundación Gas Natural Fenosa ha creado un teléfono gratuito (900 444 000), con el propósito de mantener una comunicación directa y constante con las entidades del tercer sector que trabajan con colectivos vulnerables.
Para Martí Solà, director general de la Fundación, la coordinación con estas entidades es fundamental: “Ellas conocen el día a día y la realidad de las familias y es aquí donde podemos prestar nuestra ayuda”.
La Fundación ha puesto en marcha también un programa de voluntariado corporativo orientado al colectivo vulnerable. Un programa que se desarrolla en colaboración con diferentes entidades y que incluye el asesoramiento por parte de empleados voluntarios de la compañía energética, que destinan parte de su tiempo a la atención de personas vulnerables en busca de la mejor solución para cada situación particular.
9.
Escuela de energía
La Fundación Gas Natural Fenosa ha creado una Escuela de Energía para formar a las familias, a los trabajadores sociales y a los del tercer sector en buenas prácticas de ahorro y eficiencia energética para que las puedan trasladar a las personas necesitadas o en riesgo de vulnerabilidad.
Además, la compañía energética ha dedicado recursos a la formación y sensibilización de sus equipos y empresas colaboradoras para que puedan detectar y gestionar posibles situaciones de vulnerabilidad adecuadamente. A nivel externo, la compañía energética muestra una absoluta voluntad por colaborar con las instituciones públicas, en especial con los servicios sociales de los Ayuntamientos, donde recae la mayor parte del trabajo de ayuda al público vulnerable.
10.
Medidas para todo el año
Con frecuencia, la mayoría de propuestas dirigidas a solucionar la pobreza energética van destinadas, sobre todo, a los meses de invierno, que es cuando más aumenta la vulnerabilidad a la que se pueden ver sometidos ciertos hogares. Sin embargo, para acabar de una vez con el problema se necesita un plan definido, a largo plazo y, sobre todo, constante.
Por ello, el paquete de medidas aprobado por el Gobierno establece que todas las nuevas indicaciones serán aplicadas no solo en los meses de invierno, sino durante todo el año, de manera que en los meses de temperaturas más cálidas no aumente el riesgo de vulnerabilidad energética.
Además, el Plan de Vulnerabilidad Energética de Gas Natural Fenosa ha reforzado el contacto con los ayuntamientos para mejorar el necesario intercambio de información, con el objetivo de mantener una comunicación continua y fluida de información que permita tramitar adecuadamente, y en el menor tiempo posible, los posibles cortes de suministro a clientes vulnerables.
Fuera de España, son varios los países que, durante todo el año, llevan a cabo medidas de información, transparencia y concienciación que tienen como objetivo la sensibilización de la sociedad sobre el problema de la pobreza energética y la ayuda en formación a los profesionales que trabajan a diario con el colectivo vulnerable. Un ejemplo es el del programa EC–LINC, que se aplica en Austria, Bélgica, Alemania, Hungría y Reino Unido, que proporciona información y apoyo a hogares en situación de pobreza energética, formando a personas en paro de larga duración para que sean asesores energéticos para casas de bajos ingresos económicos.