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Un método de enseñanza para no olvidar nunca la lección aprendida

Tomás Muñoz M.

La Fundación Aprender sustituye el método pedagógico ‘explicación, libro y examen’ por el de ‘observación, asociación y expresión’

E

l sistema educativo español no suele quedar muy bien parado cada vez que se publica el informe PISA, siglas en inglés que se corresponden con el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes. Normalmente, las medidas que se adoptan pasan por “adelantar edades y aumentar los contenidos”, algo que no ocurre “en los países con mayor éxito escolar del centro y norte de Europa, donde empiezan el colegio más tarde, leen por primera vez con más edad y le dedican en general menos tiempo a la educación”, apunta Irene Ranz, presidenta de la Fundación Aprender, maestra de Primaria, profesora de Secundaria y técnico del CSIC durante más de 20 años. Desde su punto de vista, “el problema es que se mueven las edades y el currículum, pero no la metodología, que continúa anclada en el siglo XIX”.

Precisamente, la actividad de la fundación comenzó como respuesta a los problemas que ocasiona este sistema obsoleto, especialmente en aquellas personas afectadas por dificultades de aprendizaje. “Surge de la necesidad que teníamos un grupo de familias y profesionales, ya que trastornos como la dislexia, el déficit de atención, la dislalia o la discalculia condenaban al fracaso a personas válidas, debido a la práctica generalizada de memorizar a partir de un libro y repetir los contenidos de forma escrita para su evaluación”, explica Irene.

Conscientes de que el desarrollo de las personas debe ir más allá de la actividad puramente escolar, la fundación despliega su labor actuando sobre cuatro grandes áreas: colegios, centros de evaluación e intervención, espacio de investigación y desarrollo de los propios proyectos y el instituto de formación. Para que la dificultad de alumnos y alumnas sea minimizada, aplican el Modelo Corat, centrado en las habilidades, relaciones y autonomía de los estudiantes, y el Modelo Helix, con un enfoque más escolar e inclusivo.

Los tres grandes pilares del Helix lo dotan de un carácter íntegramente inclusivo. “Por un lado, alumnos y alumnas son los protagonistas, ellos construyen su aprendizaje, basado en el Método Decroly, que es el punto de partida”. En este sentido, Irene aclara que el segundo aspecto relevante es que el profesor debe ser “el alma y guía, el director de la obra, sin olvidar que los actores principales son los estudiantes”. Finalmente, “dotamos de gran importancia a la interacción entre el alumnado y el conocimiento, aquí es donde entran en acción las diferentes estrategias metodológicas”. De hecho, la aplicación de la norma científica pasa por centrar las acciones en el aprendizaje natural, que “consta de tres fases esenciales como son la observación, la asociación y la expresión”. Irene concreta que “cuando los chicos y chicas han realizado todo este proceso, los contenidos quedan grabados y aprendidos para siempre”.

La presidenta de la Fundación Aprender recuerda que “aquí no cabe el procedimiento de explicación, libro y examen”, y pone como ejemplo el desarrollo del mando a distancia de los televisores: “En un principio se ideó para las personas con impedimentos físicos, pero hoy todos nos beneficiamos de este invento”. Es la misma filosofía que aplica el Modelo Helix, que “hace riqueza de la diferencia” y permite que “todos los alumnos se sirvan de él”. En lugar de realizar adaptaciones curriculares que hagan sentir a los estudiantes con dificultades “aún más diferentes”, “se adapta todo el centro, incluyendo los métodos de evaluación, sin dejar de lado los contenidos oficiales”, puntualiza la docente.

“Cuando existe un interés por parte de los chicos y chicas, su aprendizaje alcanza cotas muy elevadas”

El lugar donde se materializa esta novedosa forma de enseñar desde el año 2011 es el Colegio BrotMadrid, nacido bajo la influencia de la mítica y puntera L'escola El Brot de Sant Joan Despí (Barcelona). A pesar de que son organizaciones diferentes, el amparo de la institución catalana hizo posible que algunos de sus responsables fueran también fundadores y padrinos del centro educativo madrileño.

Más recientemente, el nuevo colegio Jara, ubicado en el municipio de Valdemorillo (Madrid), también ha implantado el Modelo Helix con gran éxito. “Tenemos peticiones de centros privados y públicos de Melilla, Granada o Valladolid —comenta Irene—, pero entre los requisitos que consideramos imprescindibles para implantar nuestro método están que la escuela sea de nueva apertura y, de momento, solo pueden ser de iniciativa privada”. La profesora Ranz admite que “sería un sueño” poder desarrollar Helix en los centros públicos, pero en estos casos sería necesario ir “totalmente de la mano de la administración”.

“El futuro de la educación en España pasa por Helix —afirma con rotundidad Irene—, y una muestra de ello es la nueva regulación de conciertos de la Comunidad de Madrid, por ejemplo”. Esta legislación regional, publicada en abril “detalla que el dinero público solo irá destinado a centros concertados que cumplan con los dos grandes requisitos de aplicar un modelo pedagógico de interés y atiendan a algún colectivo específico”. Irene concluye que “cuando existe un interés por parte de los chicos y chicas, su aprendizaje alcanza cotas muy elevadas y, para ello, la educación debe ser totalmente inclusiva e desarrollar una revolución metodológica”.

El Confidencial, en colaboración con Banco Santander, tiene como principal objetivo dar a conocer los proyectos de personas que transforman la sociedad e impulsan el progreso.

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