Es noticia
¿Por qué vuelan algunas aves hasta el Ártico para poner sus huevos?
  1. Tecnología

¿Por qué vuelan algunas aves hasta el Ártico para poner sus huevos?

A pesar de que son pequeñas y frágiles, vuelan miles de kilómetros cada año. Las aves migratorias que llegan desde remotos puntos del planeta hasta el

Foto: ¿Por qué vuelan algunas aves hasta el Ártico para poner sus huevos?
¿Por qué vuelan algunas aves hasta el Ártico para poner sus huevos?

A pesar de que son pequeñas y frágiles, vuelan miles de kilómetros cada año. Las aves migratorias que llegan desde remotos puntos del planeta hasta el Ártico mueven sus alas prácticamente hasta la extenuación con el objetivo de llegar a puntos remotos del océano glacial donde tienen sus zonas de reproducción. ¿Para qué tanto esfuerzo?

La respuesta viene de un grupo de científicos canadienses que ha monitorizado los nidos de varias aves durante dos veranos llegando a una solución sencilla pero nunca apuntada hasta ahora: cuanto más al norte se encuentren, menos posibilidades de que los huevos sean devorados por zorros o cualquier otro predador de la zona.

 

La migración, determinada por factores como la disponibilidad de alimentos o la presencia de depredadores, también tiene sus costes, sea cual sea la zona del planeta por la que se desplacen las aves. Los fundamentales son los “requerimientos metabólicos y de energía para el vuelo, unas altas tasas de mortalidad y la exposición directa a fenómenos meteorológicos extremos”, explican los autores de la investigación en el número de este viernes de la revista Science.

El clima de la región ártica es uno de los más duros, si no el peor, de todo el planeta. A pesar de este ambiente inhóspito varias especies de aves realizan trayectos hercúleos desde Oceanía, Sudamérica o Sudáfrica para llegar hasta allí, por lo que los incentivos para desplazarse tantos kilómetros deben ser mayores que los costes.

Cuestión de supervivencia

Puede que engendrando y criando más al sur a sus pequeños reduzcan los problemas psicológicos derivados de la migración, pero también se verán obligados a combatir las infecciones parasitarias y sobre todo los ataques de los predadores. Volar sin descanso hacia el extremo norte puede convertirse, por tanto, en una opción sabia para la supervivencia de estos animales y su reproducción.

Para poner a prueba la hipótesis de que la depredación podría ser menor en latitudes más elevadas, Laura McKinnon y sus colegas de diversos centros de investigación en el país americano llenaron más de 1.500 nidos artificiales con huevos. A continuación los colocaron en siete sitios de reproducción de aves a lo largo de un tramo del ártico, cubriendo una superficie de más de 3.000 kilómetros entre los paralelos 53 y el 82.

Cuando recopilaron los datos pudieron comprobar que el riesgo de caer en manos de un predador desciende un 3,6% por cada grado que se suba en la latitud. Es decir, que la diferencia entre el riesgo del paralelo 53 y el del 82 llega a ser del 29%. De todos modos, los autores del estudio remarcan antes de finalizar que son necesarios más estudios que estudien los parámetros demográficos que afectan a la crianza de las nuevas generaciones de aves árticas.

A pesar de que son pequeñas y frágiles, vuelan miles de kilómetros cada año. Las aves migratorias que llegan desde remotos puntos del planeta hasta el Ártico mueven sus alas prácticamente hasta la extenuación con el objetivo de llegar a puntos remotos del océano glacial donde tienen sus zonas de reproducción. ¿Para qué tanto esfuerzo?

Biología