Adiós al Floppy Disc

Lo crean o no, el célebre Floppy Disc (¿lo recuerda?) todavía existía como producto en curso en el mercado, y ahora Sony ha decidido poner fecha de caducidad a este entrañable soporte. El gigante japonés ha anunciado de forma oficial que a partir de marzo de 2011 dejará de fabricar Floppys en Japón (no nos queda claro si el país asiático era el único reducto para este soporte o si por el contrario, la decisión se ha tomado de forma unilateral para este mercado).

Los inicios de este formato tuvieron lugar en 1981, toda una eternidad en años tecnológicos, y de una forma u otra ha logrado pervivir hasta nuestros días. IBM popularizó su uso al reemplazar el disco flexible de 5 1/4, y vivió unos años dorados hasta que su limitada capacidad y la llegada de nuevos formatos (fundamentalmente, el CD) hicieron que el disco portátil acabara en el mejor de los casos como posavasos.

Pero el Floppy ha vendido cara su derrota luchando a muerte contra su inevitable desaparición: alcanzando su cota máxima en las ventas en 1995, todavía en 2009 se vendieron 12 millones de discos sólo en Japón y en países emergentes pervive con éxito.

Con todo, el declive de este formato llegó de forma fulminante motivado por dos circunstancias que coincidieron fatalmente en el tiempo: la aparición de nuevos formatos de almacenamiento de alta capacidad, como el Compact Disc o los discos Zip, junto con un crecimiento en el tamaño de los programas. Algunos lectores recordarán instalar las primeras versiones de Windows con toda una batería de disquetes numerados que había que ir introduciendo de forma secuencial, o cómo se popularizaron los programas de compresión de archivos para poder embutir literalmente su contenido ante tanta estrechez.

La nube puede con todo

La victoria del CD y DVD fue, pese a todo, efímera, y el hueco que han dejado ha sido ocupado por un formato mucho más compacto y de mayor capacidad como es el caso del pendrive. Pero posiblemente este soporte tenga también los días contados, ya que un nuevo medio crece con vigor y tiene muchos boletos para convertirse en el estándar en la transmisión de documentos: la 'nube'. Este eufemismo da vida a toda la información almacenada en Internet gracias a herramientas gratuitas como Dropbox (podríamos describirlo como un pendrive virtual) o el mismísimo Google a través de GMail o Google Docs.

El uso de herramientas en web cuenta con la gran ventaja de no tener que depender de un soporte físico siempre más vulnerable a la pérdida o deterioro, y además, en sus versiones básicas, suele ser gratuito. Sus detractores, sin embargo, destacan la necesidad de contar con una conexión a Internet permanente para poder acceder a los datos, y por otro lado, el manido debate sobre la seguridad de la información almacenada en la web.

Pero es el disquete de toda la vida el que nos deja para siempre y queda en el recuerdo su traqueteo inconfundible al introducirse en el lector. Si todavía cuenta con una buena colección de ellos, siempre puede darles una segunda vida con una serie de objetos que podrá confeccionar con un poco de habilidad.

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