Productividad

En el marco de la grave crisis económica, financiera, social y de valores que vive España se ha abierto por fin, parece que en serio, el debate de la productividad. Ha tenido que ser la señora Merkel quien en su fugaz visita (6 horas de reloj) de la semana pasada haya excitado dicho debate.

He estado fuera de España unos días y al regresar, al hilo de este asunto, leo con asombro lo siguiente: “Ligar la subida salarial de los trabajadores a productividad y beneficio de las empresas, como propone Alemania, sería un cambio radical y complicado. Estamos subiendo los sueldos en función del IPC y eso es lo que se va a mantener; en Alemania funciona la productividad, pero creo que este país seguirá como hasta ahora”.

¿Saben quién es el autor de semejante razonamiento? ¿Cándido Méndez? ¿Toxo? Pues no. Es el pensamiento de don Arturo Fernández, el exitoso empresario madrileño de la restauración, presidente de la patronal madrileña y vicepresidente de la CEOE... Tenía al señor Fernández por un empresario brillante, pero estas palabras me desconciertan absolutamente.

España necesita gente audaz que emprenda reformas de verdad y no sólo dispuestos a posar en cualquier foto que suponen un intento de emular los Pactos de la Moncloa. Nuestro modelo de contratación y salarial desincentiva el empleo. Los empresarios tenemos muy difícil recompensar por meritocracia, y por resultados. Como despedir a los más veteranos para una empresa familiar normal es muy caro, pues mejor echar a la gente joven.

No podemos seguir con el sinsentido del café para todos y subir en función del IPC pase lo que pase con la empresa. Así se desincentiva la actividad emprendedora. La lógica consecuencia es una alta cifra de paro y una escandalosa tasa de paso juvenil.

¡¡Merkel, vuelve pronto!!