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¿Qué futuro tenemos los empresarios familiares españoles y europeos?
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El papel de Europa en la empresa familiar

¿Qué futuro tenemos los empresarios familiares españoles y europeos?

El pasado viernes estuve en mi bendita tierra extremeña. En Yuste, última morada del Emperador Carlos V, un hombre adelantado a su tiempo que superó localismos

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¿Qué futuro tenemos los empresarios familiares españoles y europeos?

El pasado viernes estuve en mi bendita tierra extremeña. En Yuste, última morada del Emperador Carlos V, un hombre adelantado a su tiempo que superó localismos y consagró su vida a la idea de una Europa Unida. Allí, Javier Solana, exalto representante de la UE para Asuntos Exteriores, recibió de manos del Príncipe Felipe, el Premios Carlos V que otorga la Fundación Academia Europea de Yuste por "su trayectoria y su compromiso en la política internacional europea y su trabajo a favor de la paz y la democracia". Solana, como dijo en este acto el Presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso es un “español del mundo”.

En el marco de aquel imponente acto reflexioné sobre el papel de Europa, sobre todo desde la perspectiva del empresario familiar español y europeo.

Es evidente que el proyecto común europeo proporciona un mercado millonario de oportunidades No es menos cierto que las políticas europeas comunes, y especialmente la existencia del euro, nos dotan de una estabilidad macroeconómica importante. En el caso de España, además, la UE ha sido fuente de ingentes cantidades de fondos que han contribuido decisivamente al progreso del país. En cuestiones de más altura,  la UE ha asegurado una etapa prolongada de paz sin parangón en la historia. Se ha desarrollado el concepto de una Europa más humana bajo los presupuestos de la Europa social que supone valores, derechos humanos, estado del bienestar o sanidad universal por citar algunos conceptos ligadas a este proyecto europeo común.

Sin embargo, la crisis ha destapado también serias preocupaciones con respecto al futuro de Europa en un mundo sometido a transferencias de poder, a cosmovisiones diferentes o a frenéticos cambios. Se celebra este año el 25 aniversario del ingreso de España en la UE y hagamos un rápido balance de cómo cambió nuestro mundo en este espacio de tiempo: etapas de progreso, crisis profunda en la actualidad, extraordinarios avances en tecnologías, ciencia o salud, abominables formas de terror (11M, 11S...). Nos parece que Europa pierde peso ante el auge de los gigantes asiáticos y americanos, cada vez más realidades. El eje pacífico cobra protagonismo frente al eje atlántico.

¿Qué futuro tenemos los empresarios familiares españoles y europeos? ¿Nos ayuda el megaconcepto de “Más Europa”? ¿Está Europa lista para asumir decisiones a velocidad de vértigo como se exige hoy? ¿Es compatible el estado del bienestar tal como lo conocemos actualmente con el concepto de competitividad y productividad que exigen los mercados globales?

Soy europeista convencido y sigo creyendo en la idea del proyecto que ya imaginó Carlos V. Ahora bien, este mundo nuevo exige diferentes formas de gobernanza, estilos de dirección o estrategias. Hará falta mucha audacia en la clase dirigente y trabajar para construir una sociedad civil europea con mucho más peso que sirva para dar sentido al concepto de “Más Europa”.

El pasado viernes estuve en mi bendita tierra extremeña. En Yuste, última morada del Emperador Carlos V, un hombre adelantado a su tiempo que superó localismos y consagró su vida a la idea de una Europa Unida. Allí, Javier Solana, exalto representante de la UE para Asuntos Exteriores, recibió de manos del Príncipe Felipe, el Premios Carlos V que otorga la Fundación Academia Europea de Yuste por "su trayectoria y su compromiso en la política internacional europea y su trabajo a favor de la paz y la democracia". Solana, como dijo en este acto el Presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso es un “español del mundo”.

Manuel Bermejo Empresa familiar