Me tomo muy en serio mi empresa; por eso quiero divertirme

Recuerdo el día en que decidí emprender mi proyecto empresarial. Recuerdo todavía vívida la emoción que me embargó durante meses, la diversión. Era divertido imaginar, trabajar con el objetivo de conseguir los medios necesarios para levantar la empresa y llegar al cliente. Era divertido crear y compartir la visión.

S3D Technologies, que se dedica a desarrollar la tecnología para producir audiovisuales 3D a nivel internacional, es una empresa nacida de la diversión y que, algo más de 2 años después de su constitución, en un contexto económico complicado y debiendo surfear en él para superar no pocas dificultades, sigue necesitando de esa emoción.

Mi experiencia me demuestra que los emprendedores estamos muy acostumbrados a que expertos, desde instituciones o desde otros puestos directivos con carreras más dilatadas, nos aconsejen. Y suelen hacerlo cuidando al detalle que sepamos de finanzas, de ventas, de legislación, de presentaciones, de negociación, de inversiones. Quieren que seamos grandes profesionales, profesionales serios, con dialéctica y conocimientos a los que también tomen en serio.

Y yo me pregunto, ¿cuánto de esa seriedad nos está alejando de la diversión imprescindible para emprender, empujar, crear y sentir? A mi entender, una empresa sana necesita que los que trabajan en ella no sólo tengan los conocimientos necesarios para desempeñar de manera óptima su función, sino que también se diviertan. Ése es el principio del éxito y, tras el cual, aparecen los resultados. En una empresa, seriedad y diversión no deberían entenderse como conceptos antónimos.

Me vienen a la mente algunos deportistas que, celebrando el éxito, tras un esfuerzo supino que los desborda de cansancio e inunda en el sudor, comentan lo mucho que se han divertido en el partido. Y se lo han tomado muy en serio… Cada obstáculo, era una nueva oportunidad para superarse, cada acierto un impulso, cada error una lección.

Como fundadora de S3D Technologies siento la necesidad de divertirme. Hemos alcanzado una tecnología puntera, ser pioneros en un sector con un enorme potencial, hemos conseguido la credibilidad y la confianza de muchas personas. Y, en una buena parte, porque aprendemos de nuestras equivocaciones, nos impulsan los aciertos y nos divierte lo que hacemos y sentir que cada vez lo hacemos mejor.

Los niños pasan casi todo el día divirtiéndose. Los adultos nos divertimos menos. Y si somos empresarios, aún nos cuesta más. Nos sentimos agobiados por las responsabilidades, a veces no creemos tener derecho a divertirnos si un proveedor está enfadado, un trabajador descontento o tenemos deudas. ¿Cómo podemos atrevernos a divertirnos en esas circunstancias?... pero… ¿y cómo podemos permitirnos no hacerlo si nuestra empresa está en juego?

Siento y, sé que esto lo comparto con otros compañeros emprendedores, que nos enfrentamos a la imperiosa necesidad de tener que gestionar nuestras emociones dentro y fuera de la empresa. Y eso no nos lo han enseñado a hacer. En la educación, no venía incluido. De modo que cada uno lo desarrollamos y hacemos como mejor sabemos. Yo no tengo ninguna receta mágica, sólo la experiencia que me demuestra que voy aprendiendo.

Quien conoce al equipo de S3D Technologies destaca lo profesional y serio que es. Os cuento el secreto: es así porque, en el fondo, nos divertimos.

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Carolina Barco es licenciada en Derecho por la UB, con Máster en Propiedad Intelectual por la UPF y Máster en Dirección de Empresas Audiovisuales por la Universidad Carlos III de Madrid. Con amplia experiencia en el sector de la producción audiovisual, coprodujo algunos documentales y series de televisión antes de fundar S3D Technologies con la misión de dar respuesta a las demandas tecnológicas de los productores audiovisuales para adaptarse al 3D. Imparte clases en el Laboratorio para la Imagen de la UPC y es coautora del libro Producción cinematográfica: del producto al proyecto.