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Real Madrid-Barcelona: no todo vale (no vamos a hablar de fútbol)
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Real Madrid-Barcelona: no todo vale (no vamos a hablar de fútbol)

Quiero compartiros algunas ideas que me han venido a la cabeza una vez finalizada la maratón  de clásicos futbolísticos entre Real Madrid y FC Barcelona. Dios

Foto: Real Madrid-Barcelona: no todo vale (no vamos a hablar de fútbol)
Real Madrid-Barcelona: no todo vale (no vamos a hablar de fútbol)

Quiero compartiros algunas ideas que me han venido a la cabeza una vez finalizada la maratón  de clásicos futbolísticos entre Real Madrid y FC Barcelona. Dios me libre de hablar de cuestiones futbolísticas y, menos aún, arbitrales. Mi propósito es buscar analogías que llevar al terreno de la gestión de empresas familiares tras lo vivido en estos encuentros, tanto fuera como dentro del terreno de juego.

La principal conclusión que obtengo de estos partidos y su extraordinario ruido mediático es que no todo vale. Cuando se quiere obtener ventaja de cualquier manera, unos y otros, cuando los fines justifican los medios, cuando se impone el relativismo moral los principios, los valores y la historia empieza a quebrarse. Y esto tiene su influencia, más allá de los intangibles. Por cierto, el “todo vale” es una práctica en nuestra sociedad cada vez más común cuyo fin suele ser alcanzar objetivos económicos.  El fútbol ha sido un claro reflejo de lo que ocurre en nuestra sociedad.

Lo que la “roja” unió, los clásicos han separado. Del orgullo de ser español se ha pasado a la frontal batalla entre nacionalismos extremos de un lado y otro. El deporte debiera ser deporte, parte de la gran industria del entretenimiento, y la política, política. Para los empresarios familiares la lección es que hay que cuidar las palabras y los hechos porque lo que tarda décadas en construirse se rompe en décimas de segundo por una mala palabra o una acción desafortunada.

Las instituciones, y las empresas debieran estar por encima de las personas que en un momento concreto las dirigen. Cuando una institución cae prisionera de una persona, malo. Lo relevante para las empresas familiares debieran ser son los proyectos, saber dónde estamos y dónde vamos, qué valores compartimos, cuáles son las fortalezas que llevamos intrínsecas en nuestro código genético tras años de existencia, cómo potenciarlas, como ajustarlas a los nuevos tiempos...

Hay que tener capacidad de autocrítica. No se puede perder siempre por el árbitro. Curioso idioma el castellano. Me han suspendido (teoría de la conspiración). He aprobado (sólo por mi gran mérito he vencido la conjura exterior). A los latinos especialmente nos cuesta mucho la autocrítica. Solemos malinterpretar. Si pregunto en un consejo de familia porqué el plan no se ha cumplido me tacharán de atentar contra la profesionalidad de mi hermano que lideró aquel plan. Nada más lejos. Comunicar para encontrar consensos, para aprender, para mejorar, para construir un proyecto compartido e ilusionante.

Los atajos pueden dar ventajas a corto pero a largo hay un alto riesgo de que te acaben pasando factura. La continuidad de faltas es una táctica en fútbol pero te arriesgas a que te expulsen algún jugador. Ojo con los atajos. La tentación está ahí para muchos empresarios, y más, en tiempos de crisis dura como la que padecemos. Pensemos en la reputación personal y corporativa como freno a la tentación.

Otro día hablaremos de fútbol...

Quiero compartiros algunas ideas que me han venido a la cabeza una vez finalizada la maratón  de clásicos futbolísticos entre Real Madrid y FC Barcelona. Dios me libre de hablar de cuestiones futbolísticas y, menos aún, arbitrales. Mi propósito es buscar analogías que llevar al terreno de la gestión de empresas familiares tras lo vivido en estos encuentros, tanto fuera como dentro del terreno de juego.

Manuel Bermejo Empresa familiar