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Las malas pulgas de Jobs
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Las malas pulgas de Jobs

La reunión no estaba programada. Era un aviso de última hora y venía “desde arriba”. Mal asunto. El equipo de desarrollo en pleno del servicio MobileMe

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Las malas pulgas de Jobs

La reunión no estaba programada. Era un aviso de última hora y venía “desde arriba”. Mal asunto. El equipo de desarrollo en pleno del servicio MobileMe de Apple (aplicaciones, calendario y demás en la ‘nube’) había sido convocado con urgencia. Se respiraba tensión en el ambiente y había motivos para ello. Steve Jobs embistió de lleno a los asistentes: “¿Alguien me puede decir para qué se supone que sirve MobileMe?”. Un valiente osó intervenir y atinó con la respuesta. No fue suficiente. Era una trampa tendida por el liderísimo que no dudó en aprovechar: “¿Entonces por qué coño no hace eso?”, preguntó enfurecido. El ‘tierra trágame’ era evidente entre los asistentes, que encajaron como pudieron la última y demoledora frase del carismático CEO: “Estáis arruinando la reputación de Apple”. La bronca no salió gratuita y parte del equipo de MobileMe fue fulminantemente destituido. Ésta y otras perlas se desprenden de un reportaje publicado por la revista Fortune, en su versión digital precisamente para el iPad, y en el que se cuentan detalles del funcionamiento de puertas adentro de la sede de Cupertino.

Inside Apple

El affaire de MobileMe recogido más arriba fue debido al mal funcionamiento del servicio y a las críticas que, en consecuencia, recibió Apple por el asunto. Pero el reportaje, bautizado como Inside Apple (dentro de Apple) tiene mucha miga, puesto que revela muchos detalles de una marca que suele ser críptica con la información que sale de sus puertas. Como por ejemplo, los hábitos de trabajo de Jobs: se reúne con su equipo los lunes para supervisar los proyectos importantes, y los miércoles mantiene reuniones de marketing. Amante de los detalles y el perfeccionismo hasta la obsesión, el californiano supervisa todos y cada uno de los proyectos que llevan el marchamo de la manzana mordida. Así, en el reportaje se refleja que aunque es posible que la mayoría de la plantilla nunca haya visto en persona a Jobs, “el 90% conoce sus opiniones sobre los productos”.

Todo está claro también en lo referente a las responsabilidades. En Apple eso de escurrir el bulto no se lleva nada bien y cada uno sabe dónde pisa. “Nunca se duda sobre quién es responsable de qué”, escribe Adam Lashinsky, autor del reportaje. Este asunto lo quiere dejar claro Steve Jobs y por eso tiene una reunión inicial con los nuevos directivos en la que se habla de “excusas” y “motivos”. El ejemplo citado en el artículo es claro: “Jobs percibe la empresa como una oficina en la que hay basura sin recoger. Si se le pregunta al portero sobre el porqué de esta situación, él explicará que es debido a que el ascensor no funciona. Eso es una excusa y dada su responsabilidad, aceptable”. Pero la cosa cambia si la pregunta es formulada a un directivo. Ahí las excusas y motivos dejan de tener valor, “es un Rubicón que los empleados cruzan cuando son nombrados directivos”, explica Lashinsky.

Pero este modo de gestión tan característico de la marca que mantiene la tensión con su ‘One more thing’ tiene una razón de ser: la excelencia en sus productos. El afán perfeccionista llega a todos los detalles de la casa y Apple no escatima en esfuerzos por hacer que cada tornillo, conector o alimentador sea una experiencia especial para el cliente. Así, el documento revela cómo no se dudó en contratar los servicios de la London Shymphony Orchestra para grabar los efectos sonoros de la aplicación iMovie, o incluso en desplazar a todo un equipo de rodaje a Hawái para grabar una escena de una boda. Este excepcional documento no tiene desperdicio y revela, también, que Apple celebra una reunión anual “en un lugar secreto”, en la que se habla del futuro de la compañía y sus nuevos productos, y “se revisa la sala antes para asegurarse que no hay micros ni otros dispositivos electrónicos de la competencia”.

La reunión no estaba programada. Era un aviso de última hora y venía “desde arriba”. Mal asunto. El equipo de desarrollo en pleno del servicio MobileMe de Apple (aplicaciones, calendario y demás en la ‘nube’) había sido convocado con urgencia. Se respiraba tensión en el ambiente y había motivos para ello. Steve Jobs embistió de lleno a los asistentes: “¿Alguien me puede decir para qué se supone que sirve MobileMe?”. Un valiente osó intervenir y atinó con la respuesta. No fue suficiente. Era una trampa tendida por el liderísimo que no dudó en aprovechar: “¿Entonces por qué coño no hace eso?”, preguntó enfurecido. El ‘tierra trágame’ era evidente entre los asistentes, que encajaron como pudieron la última y demoledora frase del carismático CEO: “Estáis arruinando la reputación de Apple”. La bronca no salió gratuita y parte del equipo de MobileMe fue fulminantemente destituido. Ésta y otras perlas se desprenden de un reportaje publicado por la revista Fortune, en su versión digital precisamente para el iPad, y en el que se cuentan detalles del funcionamiento de puertas adentro de la sede de Cupertino.

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