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La era de los emprendedores sociales, pletórica de posibilidades (2/2)
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La era de los emprendedores sociales, pletórica de posibilidades (2/2)

(Este artículo es la segunda parte de este publicado la semana pasada)Un artículo rompedor de la otrora ejecutiva de banca Marge Magner, disponible tanto en inglés

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La era de los emprendedores sociales, pletórica de posibilidades (2/2)

(Este artículo es la segunda parte de este publicado la semana pasada)

Un artículo rompedor de la otrora ejecutiva de banca Marge Magner, disponible tanto en inglés como en español y gratis para descargar en la web de la Fundación Grameen, bosqueja las oportunidades y muestra los casos de estudios de innovadores tempranos.  “Microfinanzas: una plataforma para el cambio social” es un caso con mucha fuerza para que una nueva generación de emprendedores sociales use la mano de obra, el conocimiento del mercado y las relaciones de las que ya disponen las IMF para así poder escalar ideas de gran impacto rápidamente  y beneficiar a la sociedad. 

Las ideas que se han relegado a las pizarras y a minúsculos proyectos piloto -como permitir que los pobres adopten soluciones de energía limpias, inclusive sistemas solares para los hogares que de hecho son más baratos (y mejores para la salud familiar y el medio ambiente) que los combustibles fósiles que se usan hoy día- pueden alcanzar a un gran número de personas si se hacen en asociación con instituciones que permitan diluir los costes fijos.  Grameen Shakti, líder mundial en el desarrollo de sistemas solares para los hogares, instala unos 20.000 sistemas al mes, y naturalmente es una organización hermanada con el Banco Grameen, el buque insignia de las organizaciones de microfinanzas que creó el profesor Muhammad Yunus en 1976.

Grupos como la Fundación Grameen, Pro Mujer International, BRAC, Freedom from Hunger y muchos más han estado probando y demostrando la fuerza de este planteamiento en muchos países.  IMF particulares -como Fonkoze en Haití, CARD en Filipinas, LAPO en Nigeria, Jami Bora en Kenia, Crecer en Bolivia y muchas, muchas más- están llevando más allá lo que se puede conseguir en línea con esta idea.  Obviamente, la familia de empresas Grameen ha estado a la vanguardia y ha sido un modelo para las demás.

Hay otra infraestructura que se ha establecido en los últimos diez años y que existe gracias a la revolución móvil, una revolución que ha implementado 4.000 millones de aparatos conectados en el mundo en desarrollo que además de transportar la voz pueden capturar y transmitir de forma instantánea datos, vídeos e imágenes.  Con el apoyo de la fundación Bill & Melinda Gates, y nuestro socio en telecomunicaciones MTN, la Fundación Grameen ha demostrado en Uganda que los agricultores armados con móviles de 100$ pueden ser trabajadores de la comunidad informados (Community Knowledge Workers, CKW por su sigla en inglés) capaces de acceder a información vital sobre las mejores prácticas agrícolas y distribuirla entre sus colegas “justo a tiempo”, haciendo así una aportación considerable, al ayudar a solucionar el problema de la conexión que ha aquejado los esfuerzos de capacitación agrícola durante décadas. 

Es más, hemos observado que los trabajadores informados pueden desempeñar un papel esencial a la hora de recoger y aunar información y vídeos sobre tendencias agrícolas de forma colectiva, y así los políticos, organizaciones internacionales y el sector privado pueden tomar decisiones mucho más oportunas y mejoradas; hasta tal punto que pueden percibir unos ingresos valiosos a través de este proceso, asegurando así la sostenibilidad del programa.

En Ghana, la Fundación Grameen muestra que las enfermeras que contrata el Servicio de Salud de Ghana usan móviles para diseminar y recoger información fundamental de pacientes con ingresos bajos, futuras madres y otros; muchos de los cuales tienen sus propios teléfonos y pueden apuntarse para recibir los consejos de salud, las alertas y recordatorios que creemos mejorarán los resultados sanitarios con el tiempo.  En Indonesia, la Fundación Grameen trabaja en colaboración con la iniciativa Wireless Reach TM de Qualcomm y con operadoras móviles, entre otras, Bakrie Telecom, para equipar a 6.000 microemprendedores con teléfonos, permitiéndoles así aumentar sus ingresos en un 40% en seis meses, vendiendo minutos en antena en horas pico a sus vecinos. También están recibiendo formación sobre cómo usar las nuevas aplicaciones para conectar a gente de su comunidad con compradores, trabajos y más.

La revolución del móvil tiene mucho potencial, la gran mayoría aún por explorar, para crear valor social.  La Fundación Grameen no es ni mucho menos la única organización innovando en este ámbito, y esperamos que muchas más se unan.  Imagínense un mundo en el que la gente pobre, directamente o a través de intermediarios de confianza como los trabajadores informados, pudieran acceder -instantáneamente y al coste nominal- a información que necesitan para ganarse la vida, encontrar la clínica más cercana para tratar un accidente o enfermedad, salvar una cosecha o el ganado de la enfermedad, o conectar con un comprador en un pueblo cercano, o en otro continente. 

Los programadores que han hecho una fortuna desarrollando aplicaciones comerciales están empezando a centrar su energía en replicar su éxito en el ámbito del impacto social y están cosechando los resultados.  Las iniciativas como el Centro de Tecnología de la Fundación Grameen y nuestra iniciativa de voluntarios, Banqueros sin fronteras, están facilitando el proceso.

La idea general es que los emprendedores sociales con éxito hoy, a quienes podríamos haber llamado “ejecutivos caritativos” en otra época, son casi por definición colaboradores y prácticos, toman prestados conceptos e infraestructura del mundo empresarial y los aprovechan para obtener un beneficio social. Las ONG seguirán desempeñando su papel -cuando las soluciones orientadas al mercado no funcionen- pero la postura históricamente enfrentada del sector social y el privado probablemente se convierta en agua pasada cuando los negocios sociales puedan demostrar las ventajas relativas de repartir beneficios sociales a un gran número de personas.  Las revoluciones de las microfinanzas y el móvil no son los únicos ejemplos de infraestructura nueva que se crea y se puede usar para el bien social; simplemente son las que han ocupado la atención de mi organización hasta la fecha.  Hay muchas más, y otras tantas en camino.

Obviamente los pobres, las aspiraciones democráticas de la humanidad, y el medioambiente se enfrentan a escollos y amenazas que son inherentes a nuestro mundo conectado y globalizante, pero hay muchas más oportunidades que aprovechar si podemos estimular la imaginación de lo mejor y más inteligente de una nueva generación.  Son gente joven que está redefiniendo la riqueza y la prosperidad, así como el éxito y la autorrealización, hasta el punto que abarcan desembarazar al mundo de problemas que se podían haber solucionado hace mucho tiempo.  Vivimos una época claramente volátil e incierta en muchas formas, pero también pletórica de posibilidades que a duras penas podíamos haber contemplado siquiera hace diez años.

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Alex Counts es el Presidente de la Fundación Grameen y miembro del Future Trends Forum de la Fundación de la Innovación Bankinter.

(Este artículo es la segunda parte de este publicado la semana pasada)