Los mitos, falsas noticias y bulos sobre el COVID-19 que circulan a través de internet y las redes sociales son otra epidemia. Estar bien informado es clave
Los mensajes que recibimos en nuestros teléfonos móviles siguen, en gran medida, un mismo patrón: el autor se identifica como personal sanitario o afirma tener una conexión con alguien que trabaja en un hospital o una clínica —una tía, un vecino, el primo de un amigo— que revela, sin previo aviso, una nueva medida o situación provocada por el coronavirus. Una advertencia que incita a la acción o genera inquietud entre los receptores. A menudo, contienen súplicas para que sean reenviados a otros. Y la mayor parte de ellos son falsos.
En la era digital, las crisis llegan acompañadas de las llamadas ‘infodemias’. Las noticias nos llegan por decenas, por cientos. En distintos formatos y diferentes soportes. Textos, vídeos, imágenes… Si siempre es aconsejable discriminar y someter a juicio crítico lo que vemos, escuchamos y leemos, en esta ocasión resulta todavía más importante.