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El físico que se hartó de atascos y ha inventado un metro para el río Guadalquivir
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TIENE EL APOYO DE 31 ALCALDES

El físico que se hartó de atascos y ha inventado un metro para el río Guadalquivir

Un sevillano ha ideado un sistema de transporte fluvial para mejorar la comunicación de los municipios del Aljarafe con la capital andaluza

Foto: El ideólogo del proyecto Metrorío, junto al Guadalquivir. (Fernando Ruso)
El ideólogo del proyecto Metrorío, junto al Guadalquivir. (Fernando Ruso)

Cada mañana, Agustín Salas se metía en su coche para ir a trabajar a Sevilla y hacer hora y media de un trayecto que, sin competencia en la carretera, no le llevaría más de 15 minutos. Cada mañana, parado frente al volante y esperando a que su horizonte avanzase un par de metros más, observaba el río por la ventana, vacío, acompañando su travesía. Y, cada mañana, se preguntaba una y otra vez por qué nadie inventaba algo para aprovecharlo. "Hasta que un día me dije: ¿y por qué no lo hago yo?".

De esa pregunta hace ahora diez años y estos días está más cerca que nunca de hacerlo realidad. Este físico de 54 años lleva una década desarrollando un nuevo tipo de transporte que promete cambiar la movilidad de la capital andaluza: un metro sobre el río Guadalquivir.

"Todos los que vivimos en la zona del Aljarafe —al sudoeste de la ciudad— tenemos muchos problemas para ir a trabajar a Sevilla. No hay transporte público en condiciones porque el bus tarda lo mismo que el coche y la opción de poner un metro subterráneo es cara y complicada", explica Salas, que trabaja como informático de sistemas de control y ha participado, entre otros proyectos, en el de los barcos de la Armada Española.

"Tampoco puede hacerse un puente que atraviese el río porque pasan barcos. Tendría que ser enorme, y por tanto muy caro", añade. Él mismo vive en Coria del Río, uno de los pueblos en la periferia sevillana, más allá del cauce fluvial, cuya población depende fundamentalmente del acceso a la ciudad. En la zona del Aljarafe viven cerca de 500.000 personas para las que su invento supondría una manera más rápida de acercarse a la ciudad.

placeholder Diseño de una estación de Metrorío (cedida)
Diseño de una estación de Metrorío (cedida)

Salas tuvo claro que la mejor opción era aprovechar el cauce del río, pero pronto desechó la idea de hacerlo con barcos convencionales, que tardan mucho tiempo en amarrar: "Era inviable porque solo en acercarse despacio a la orilla, sacar la pasarela, que bajen, que suban… ya pierdes 20 minutos. Es un sistema que ha variado poco desde los egipcios y para esto no nos servía".

Dándole vueltas se le ocurrió la idea de usar catamaranes que, además, son más estables tanto para los pasajeros como para el resto del río: "Al tener dos patines, produce menos olas que un barco porque se contrarrestan. Tuve claro que tenían que ser eléctricos, porque no puedes llenar el río de gasoil. Esa es otra de sus ventajas, que es sostenible".

Agustín ha imaginado 50 barcos con capacidad para 250 personas cada uno y 30 bicicletas

En momentos de máxima movilidad, Agustín ha imaginado 50 barcos navegando simultáneamente sobre las dos partes del río que atraviesa Sevilla, con capacidad para albergar a 250 personas cada uno y 30 bicicletas. El proyecto final consta de dos líneas, con un intercambiador que permite salvar la esclusa oriental, que supondría retrasar el trayecto unos 20 minutos. Inicialmente se construiría una de ellas, la más compleja, porque es la parte del río que conecta con el mar y sufre más las mareas.

Pero lo que hace más atractivo el invento no es su bucolismo, sino algo mucho más pragmático: "Cuesta una décima parte que una línea de metro", afirma Salas, que estima que el coste total de su proyecto estaría entre los 300 y 200 millones de euros. "Para que te hagas una idea, un barco de estos cuesta medio millón, pero cada tren de metro vale dos millones y medio. Además, no hay que hacer túneles, todo ocurre en la superficie".

En ese todo, Salas incluye las estaciones en las que cada embarcación cambiará de pasajeros. Para impactar lo mínimo posible en la ciudad, patrimonio de la humanidad, este informático ha ideado unas estaciones flotantes que se elevan y descienden al ritmo que lo hace la marea y que no son visibles desde la calle. Además, son movibles, lo que permite ajustarlas a la demanda de tráfico de cada momento. "Se pueden cambiar de sitio según lo necesites. Por ejemplo, cuando llegue la Feria de Abril, se puede colocar una en la zona de casetas", cuenta Salas.

placeholder Diseño de una de las estaciones de Metrorío (sin cubrir).
Diseño de una de las estaciones de Metrorío (sin cubrir).

Estas estaciones sirven, además, para que el catamarán recargue energía mientras se hace el intercambio de pasajeros. Un sistema de amarre automático inmoviliza la embarcación al nivel del suelo a la vez que se conecta a las baterías, que se cargan durante cuatro horas antes de empezar su jornada. "Es una tecnología muy sencilla, pero no se ha usado nunca para un barco", cuenta. En dos minutos, el catamarán tiene tiempo de entrar, cargar y descargar los pasajeros (que entran y salen por lados distintos), y volver a su ruta.

El proyecto costaría una décima parte que una línea de metro subterráneo

Pero aunque Salas es el ideólogo de Metrorío, como ha bautizado su invento, no está solo en la travesía. Hasta 31 ayuntamientos de la zona del Aljarafe le apoyan para presentarse a los fondos europeos Next Generation, que financian proyectos de innovación y desarrollo para las administraciones públicas. La Junta de Andalucía pidió sugerencias y varios alcaldes se han unido para proponer el proyecto de Agustín, que también cuenta con el visto bueno del alcalde de Sevilla.

"Para Coria significaría acabar con los problemas de movilidad que tenemos. Gran parte de nuestra población trabaja en Sevilla y esto supondría no depender del coche para poder trabajar allí", explica Modesto González, alcalde de Coria del Río y uno de los regidores que apoya el proyecto. En lugar de la hora y media que tardan ahora, el trayecto desde esta localidad —una de las más lejanas del centro— se completaría en 20 minutos.

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Los atascos son un problema en la zona desde hace años. Incluso existe una barcaza que desde hace décadas transporta los coches de un lado de la orilla a otra para salvar minutos perdidos en la carretera. Hace 32 trayectos diarios para cruzar 250 metros a la altura de Coria del Río.

Un plan que pretendía hacer un túnel en la carretera SE-40 lleva desde que se aprobó, en 2009, paralizado. Precisamente el pasado diciembre el ministerio hizo una nueva licitación de un millón de euros para un estudio que avale la viabilidad de hacer un puente o túnel en este punto.

placeholder La barcaza que cada día cruza el río transportando coches. (Foto: Fernando Ruso)
La barcaza que cada día cruza el río transportando coches. (Foto: Fernando Ruso)

El itinerario diseñado para Metrorío es de 41 kilómetros y une el municipio de La Puebla del Río con el barrio de San Jerónimo de Sevilla, más allá del Parque Tecnológico. No entraría en conflicto con los barcos del puerto, con los que ya se ha puesto en contacto. "Ellos llegaron primero, así que teníamos que hablarlo con el puerto, pero en principio no hay problema porque se pueden ajustar las maniobras y además los catamaranes tendrían un sistema de control marítimo, como un aeropuerto con los aviones".

Si el proyecto es aprobado por Europa, el primer paso sería crear una simulación de Metrorío basada en modelos matemáticos. Así pueden recrearse todas las condiciones a las que se enfrentaría en la vida real y ajustar el diseño para que el riesgo de la inversión se reduzca.

placeholder Amarre del catamarán.
Amarre del catamarán.

Lo intentó en Acapulco

No es la primera vez que Salas intenta materializar este nuevo tipo de transporte. Hace unos años probó con otros fondos de colaboración público-privada, pero no fue seleccionado. En otra ocasión lo intentó en Acapulco, donde estuvo dos meses con el Gobierno mexicano para intentar adaptar la idea a su bahía. "Al final nos volvimos porque aquello era imposible. Estaba todo tomado por los cárteles de la droga y teníamos que ir siempre escoltados con dos furgones".

El problema es el mismo que en otros lados: es algo nuevo y eso echa para atrás

Salas ha ido desarrollando Metrorío en su tiempo libre (trabaja en Schneider Electric), pero no lo ha hecho solo. Para darle forma también están detrás empresas pioneras en ingeniería. En el diseño de los barcos y las estaciones ha participado Ghenova, una de las mayores empresas de ingeniería naval, o Dalmau Astilleros, los primeros en crear un catamarán 100% eléctrico. Estos últimos serían también los encargados de poner en marcha una cadena de producción para este tipo de barcos si finalmente sale adelante. "Ahora mismo no existe nadie que lo haga y si el sistema funciona podríamos coger la delantera. El proyecto contempla que se construyan las estaciones aquí en Sevilla y los barcos en Cádiz, donde además hacen falta puestos de trabajo", apunta Salas.

Porque su intención no es que Metrorío se quede en Sevilla. Ha patentado el invento en multitud de países y una vez se demuestre su funcionamiento, quiere presentarlo a alcaldes de todo el mundo con problemas de movilidad y un río al que sacar partido. Salas ya piensa en Londres, París, Nueva York o Asia: "Hay muchas ciudades con problemas de espacio para hacer más líneas de metro. Una vez que vean cómo funciona creo que será fácil exportarlo".

placeholder Agustín Salas patentó Metrorío hace diez años. Foto Fernando Ruso.
Agustín Salas patentó Metrorío hace diez años. Foto Fernando Ruso.

Por supuesto, Metrorío no es el primer ejemplo de transporte fluvial. Ciudades como Manhattan ya tienen ferri para conectar distintos puntos de la ciudad. También Hamburgo o Budapest cuentan con líneas de transporte en barco. O los famosos 'vaporettos' de Venecia. Pero este es el primero, asegura, pensado como transporte diario donde priman la agilidad y rapidez (unos 40 km/h) necesarias para una movilidad en hora punta.

"Me encantaría que empezase en Sevilla, porque vivo aquí y es para donde primero lo pensé, pero el problema es el mismo que en otros lados: es algo nuevo y eso echa para atrás", explica. De momento, habrá que esperar a la resolución de estos fondos, pensados para la reactivación económica de Europa tras el covid. Si es uno de los seleccionados, puede que en cuatro años navegue la idea con la que pasó tantos ratos encerrado en el coche. "En 1860, a un ‘iluminado’ se le ocurrió excavar el suelo y meter un tren de vapor, así empezó el metro", reflexiona Salas. "Esto es igual, lo que pasa es que a veces cuesta que las administraciones apuesten por algo que no se ha hecho nunca, ¡pero más difícil es llevar un cohete a Marte y mira Elon Musk!".

Cada mañana, Agustín Salas se metía en su coche para ir a trabajar a Sevilla y hacer hora y media de un trayecto que, sin competencia en la carretera, no le llevaría más de 15 minutos. Cada mañana, parado frente al volante y esperando a que su horizonte avanzase un par de metros más, observaba el río por la ventana, vacío, acompañando su travesía. Y, cada mañana, se preguntaba una y otra vez por qué nadie inventaba algo para aprovecharlo. "Hasta que un día me dije: ¿y por qué no lo hago yo?".

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