He puesto en casa un armario que seca y plancha la ropa: mi sueño aún no se cumple

Si a cualquiera de nosotros nos preguntasen en qué se nos va la vida, muchos señalarían sin dudarlo el trabajo y desearían poder recortar horas de oficina, ganando terreno en lo personal. Pero como eso no siempre es posible, porque entre otras cosas hay que conseguir un sueldo, una cosa por la que no pocos pagaríamos es por ahorrar tiempo y librarnos de las tareas domésticas.

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El gremio de la tecnología lo sabe bien. Aunque la pandemia fue una excepción, cada vez pasamos menos tiempo en nuestras casas, bien sea por motivos laborales, sociales... Esta situación se ha convertido en la excusa perfecta para que aparezcan un puñado de nuevas empresas que, por ejemplo, se ofrecen a llevarte una compra a casa en 10 minutos, porque no te da para bajar al supermercado de enfrente de casa. En el fondo, es la misma razón por la que muchos deciden comprarse cosas como un robot aspirador.

La vuelta de tuerca a este negocio es un 'armario tintorería'. Sí, como lo leen. Un armario que promete higienizar, planchar y secar tu ropa. ¿Un sueño hecho realidad? Sobre el papel, sí. Al menos uno de los míos. El invento en cuestión anda circulando desde hace un tiempo en los países asiáticos, pero por estas latitudes no se había dejado ver demasiado, a excepción de experimentos puntuales que no pasaron de lo anecdótico. Algo que no ha sido obstáculo para que una marca como LG decida poner uno en circulación en España, desde 1.400 euros. ¿Los vale?

He pasado un par de semanas con el Vapor Cleaner Styler para saber exactamente qué hace (y qué no). A continuación, lo mejor y lo peor de la experiencia. Pequeño 'spoiler': no te librará ni de la lavadora ni de la tabla de planchar.

¿Se acuerdan del extraño monolito metálico que apareció en el medio de Utah sin que nadie supiese bien de dónde había salido? Pues esa es la extraña sensación que he tenido yo teniendo este armario en casa. No es pequeño precisamente. Mide 1,85 metros de altura. Y 58 centímetros de profundidad. Pesa varias decenas de kilos. El modelo que nos han cedido para la prueba ha sido el superior, cuya diferencia es que el exterior tiene efecto espejo. Si lo prefieres más discreto, lo hay en blanco. El parecido con una nevera es innegable. Imagino que en un piso diseñado a medida quedará perfectamente empastado, pero en mi casa, con su particular aroma a apartamento de Airbnb y sus paredes de gotelé, no deja de ser un incómodo invitado en lo que se refiere a lo estético. Estaría bien en el futuro que buscasen otros acabados que le ayudasen a no parecer un frigorífico de última generación que ha sido recolocado con gusto dudoso en una esquina del dormitorio, como ha sido mi caso.

También es de justicia decir que, si uno tiene un vestidor o un armario de dimensiones que a mí me resultarían gloriosas —el público objetivo del invento seguro que lo tiene—, no es difícil buscarle un acomodo más discreto. Lo único que necesitas es tener un enchufe a una distancia prudencial. No necesita toma de agua. Solo conectarlo a la electricidad y santas pascuas. Tienes dos maneras de controlarlo. A través de la aplicación del móvil, algo que te permite accionarlo remotamente y descargar otros programas más específicos para el cuidado de la ropa; y desde un panel de control situado en la parte frontal.

No sirve para limpiar lamparones. Pero sí sirve para higiniezar prendas que no son tan fáciles de lavar

No necesita toma de agua, porque dispone de dos depósitos para líquidos en la parte inferior del interior de este Vapor Cleaner Styler. Por seguir con el símil del frigorífico, recuerdan bastante a los cajones que la mayoría utilizamos para la fruta y la verdura. Uno lo tendrás que llenar de agua y el otro vaciarlo cuando toque, ya que se ocupa de drenar los restos de la condensación producida por el vapor. Desde la compañía dicen que, además de poner a punto tu ropa, te ayuda a deshumidificar la estancia en la que lo coloques. Basta con abrir la puerta y escoger el programa en cuestión. No he necesitado hacer uso de esto, pero solo quiero subrayar que no es ni mucho menos su objetivo principal.

¿Para qué sirve exactamente?

Es importante puntualizar que no lava la ropa, como tal. Utiliza vapor de agua para darle una pasada y adecentarla un poco. No podrás dar buena cuenta de ese manchurrón que se te cayó en la chaqueta de un traje durante una comida de trabajo o en una boda ni de un pantalón o una camisa llena de lamparones.

Te puede ayudar a mantener prendas como trajes, abrigos así como tejidos domésticos (ropa de cama o edredones...) en buenas condiciones más días y, por tanto, ahorrarte poner lavadoras o viajes a la tintorería. Tienes varios programas: el modo más básico es el de 'refrescar'. Como su nombre bien indica, utiliza el vapor para que la prenda no se tenga que lavar en cuestión.

Personalmente me ha resultado útil para cosas como sobrecamisas o camisas que se utilizan con una camiseta debajo y que no tienes por qué mandar a lavar cada vez que te la pongas. Lo mismo ocurre con vaqueros y pantalones. El efecto calor, como explicaremos más adelante, que realiza sobre la ropa, puede quitarle algunas arrugas y darle un mejor aspecto si uno se ocupa de colocarlo bien estirado en la percha. Eso sí, tampoco piensen que es el sustituto de la tabla de planchar.

Puedes escoger tres tipos de intensidad. No es lo mismo utilizar una prenda dos horas que todo un día. Si eres de esos que sí o sí tienes que trabajar en traje, tienes que recurrir al modo 'cuidado especial', indicado también tejidos de lana. Además, si utilizas una serie de toallitas aromáticas puedes darle olor a limpio, con un toque que recuerda al del suavizante.

La primera vez que lo puse en marcha y vi la faena, lo único que pensé es que ojalá hubiese existido algo así en mis tiempos mozos, cuando uno se pasaba la noche en una discoteca en la que se permitía fumar y llegaba con la chaqueta oliendo a cenicero a casa. He probado a 'refrescar' varios tipos de camisas, pero tenía especial interés en ver cómo resolvía el tema de las chaquetas. Las piezas que utilicé fueron una 'bomber' que llevaba semanas sin lavar y que ya toca guardar, una americana que llevaba varios meses en el armario y una chaqueta de tejido elástico que utilizo para no quedarme frío al volver de entrenar. Me sorprendió en especial la americana, que parecía recién sacada de la tintorería, sin rastro de olor a cerrado.

Lo siguiente en su hoja de servicios es el llamado modo de 'higienización'. Está pensando, por ejemplo, para darle una pasada en profundidad a un chaquetón, un plumas o un edredón. Es interesante para el mantenimiento de estas piezas que se utilizan durante meses, algo de lo que solo nos preocupamos, y a veces ni eso, al final de la temporada, cuando toca guardarlo en el altillo. Lo mismo para almohadas, cojines o mantas. Esto puede resultar práctico, por ejemplo, en casas con mascotas. Si te apañas bien, incluso puedes dar una buena pasada a las cortinas. Según el fabricante, es efectivo para eliminar virus y bacterias (99,9% de efectividad contra 'E. coli' y 'S. epidermidi'), así como para matar hongos o ácaros del polvo, lo que agradecerán mucho los alérgicos.

Todos estos modos emplean un tiempo que va desde poco más de media hora hasta las dos horas largas, dependiendo la intensidad del programa en cuestión.

A lo que más provecho he podido sacar ha sido a la función de secado. Vivo en un apartamento de una habitación, sin terraza. Aunque tengo lavadora-secadora la pela es la pela y no puedo estar todo el día pidiendo a la máquina que me saque la colada completamente seca. Además está el pequeño detalle de que si abusas de esta función, las prendas salen completamente arrugadas, siendo prácticamente imposible utilizarlas si no las sometes a una intensa sesión de planchado.

Mejor secador que plancha

Aquí tienes dos posibilidades. Por una parte, cuenta con un programa más ligero, pensando para cuando llegas con la chaqueta empapada después de un chaparrón, que se prolonga algo más de media hora. El otro hace un secado al uso y se prolonga durante más de 90 minutos. Para llevar a cabo esta tarea utiliza dos herramientas: el calor y por otra parte el movimiento. Y es que este LG Vapor Cleaner Styler 'sacude' la ropa que está en las perchas mientras va eliminando la humedad.

Este método tiene algo muy bueno y algo que no lo es tanto. Lo mejor es que hace el trabajo que haría una secadora normal y corriente, sin que la ropa salga completamente arrugada. El lunar es que el espacio es limitado. Puedes colgar tres perchas en el interior, poner un par de camisetas, sudaderas o jerséis en la rejilla y uno o dos pantalones en el compartimento especialmente diseñado para ello y que está colocado en la cara interior de la puerta. Si haces una trampa y tiras de tus propias perchas, colocando todo escrupulosamente bien, puedes meter alguna pieza más. En mi caso, también he podido apañarme para secar sábanas y bajeras de la cama y ahorrarme tener un colgador enorme en una esquina del salón hasta que se sequen.

El planchado puede satisfacerte dependiendo tus expectativas. Yo no soy especialmente exigente. Me ha servido para que esas camisas vaqueras que utilizo para ir al trabajo con una camiseta debajo queden lo suficientemente despejadas de arrugas tras sacarlas de la lavadora. Colgándola bien estirada, con los botones bien puestos se consigue un acabado decente. Pero vamos, nada que no pueda lograr alguien que no sea un desastre con la plancha echándole un rato.

Un producto muy de nicho

Si lo que utilizas son camisas clásicas no te librarás de la plancha, aunque probablemente te lo deje más fácil. Con los pantalones me ha parecido aún más efectivo. El compartimento diseñado para estas prendas ejerce presión. Obviamente no hace milagros, aunque el resultado depende mucho del tejido en cuestión. Con un vaquero me ha resultado más que suficiente. Con unos chinos, se ven más marcas. Si lo que quieres es darle una pasada a un pantalón de traje te puede servir, pero no te lo va a dejar para ir hecho un pincel. Otra cosa que influye es cómo de estricto seas a la hora de colocar las cosas. Si le dedicas mimo y unos minutos, puedes conseguir hasta marcar la raya.

Una de las cosas que hay que tener en cuenta es el ruido. No es el aparato más escandaloso del mundo, pero tampoco es el más sigiloso. ¿Con esto qué quiero decir? Que hay que elegir bien dónde ponerlo y cuándo activarlo. Uno de los días lo puse en marcha a la hora de la siesta y me costó bastante abstraerme del zumbido. Sin embargo, cuando he trabajado en el salón no he oído absolutamente nada.

Si has llegado hasta aquí, ya serás consciente de que estos armarios no son para el común de los mortales. Primero, porque no es sustituto total ni de la plancha ni de la lavadora. Si a alguien le sirve el aparato en cuestión es a gente que recurra con cierta frecuencia a los servicios de tintorería. Puede ser interesante para mantener en buen estado chaquetas, americanas, 'blazers' así como algunos vestidos delicados de seda.

Si recurres mucho a los servicios de tintorería, quizá pueda servirte

La segunda gran razón que lo aleja de un periodista soltero como yo es que no es barato. El modelo blanco, el más barato, cuesta 1.400 euros. El modelo con efecto espejo tenía un precio de 1.800 euros. Puntualizar aquí que, como mucho, en dos años me habré dejado unos 120 euros en tintorería. Puede ser interesante para restaurantes, hoteles o algunas oficinas. Respecto a lo de ponerlo en casa, todo depende de como sea tu día. Si el traje es obligatorio en tu empresa, puede serte de ayuda. Estos armarios, de momento, no dejan de ser un producto tan peculiar como de nicho.