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Llevo diez años probando productos de Apple y este es el que más me ha frustrado
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PODRÍA OPTAR A TODO PERO NO

Llevo diez años probando productos de Apple y este es el que más me ha frustrado

Los de Cupertino siempre se han vendido como un matrimonio perfecto entre 'hardware' y 'software'. Sin embargo, el iPad Air, que se refuerza con el poderoso M1, está atado por un iPadOS que sigue corto de miras

Foto: Vista de los colores de los nuevos iPad Air. (M. McLoughlin)
Vista de los colores de los nuevos iPad Air. (M. McLoughlin)

Vaya por delante una cosa. Si Apple es la empresa del mundo que más tabletas ha vendido es por algo. Probablemente, es la compañía que mejor ha sabido intuir dónde estaba la tecla que había que tocar en el enorme espacio que queda libre entre los móviles y los ordenadores portátiles. Los iPads, aunque a años luz de la popularidad y el éxito comercial de los iPhones, han recibido el favor de una parte del público según se iban sucediendo las diferentes ediciones. Si está a la caza de una, sabiendo las limitaciones del formato, seguro que en el catálogo de la manzana encuentra algo que le satisfaga.

Es probable que al igual que ocurre con otras tantas tabletas haya tantos usos como usuarios de estos aparatos. No hay una 'killer app', algo que se pueda hacer únicamente o factualmente mejor que en otros soportes. Por eso todo queda al criterio y la situación personal. Hay quien lo utiliza como equipo complementario, que sirva para navegar, ver series o consultar las redes sociales sin estar colgado del teléfono. Muchos estudiantes usan estos aparatos en sus quehaceres diarios. Hay incluso quien ha conseguido emanciparse de su ordenador o portátil y no necesitan nada más para su trabajo.

Sin embargo, muchos otros, una gran mayoría, no lo han conseguido y rechazan esta opción. Y no lo hacen porque el hardware de los iPads, que mejora con cada renovación, no sean capaces de absorber incluso tareas muy exigentes. ¿Dónde está el problema?

El último iPad Air, conocido como el iPad Air de 5 generación o el iPad Air 2022, es la muestra perfecta de esta situación. Presentado el martes de la pasada semana, se podrá adquirir desde este viernes. La propuesta es continuista. Su predecesor ya fue rediseñado de arriba a abajo, adoptando el diseño de los iPad Pro que luego también llegaría a los Mini. Su aspecto funciona... Entonces, ¿para qué tocarlo?

El principal y gran argumento de esta nueva hornada es montar un M1 en su interior. Uno de esos procesadores que están sorprendiendo al mundo con sus diferentes iteraciones, después de lo visto con el M1 Pro, Max y Ultra.

Estos chips diseñados en Cupertino fueron los que permitieron a Apple emanciparse de Intel y su arquitectura x86, gracias a las cotas de rendimiento y eficiencia energética que ofrecían. Primero llegaron a los Mac y los MacBook y luego dieron el salto a los iPad Pro. Ahora al iPad Air. Que un caballo de carreras de este tipo llegase a un nuevo dispositivo debería ser una noticia buenísima. Sin embargo, no ha sido así. Personalmente, esta novedad me ha dejado frío. Incluso diría que este iPad Air 2022 es una de las máquinas que más me ha frustrado después de una década larga probando aparatos de esta marca y otros tantos.

placeholder iPad Air 2022. Foto: M. Mcloughlin
iPad Air 2022. Foto: M. Mcloughlin

¿Por qué? Porque las posibilidades que se abren con la inclusión de este procesador, que llega ahora acompañado de 8GB de RAM, quedan taponadas por iPadOS. La firma dirigida por Tim Cook creó este software como una escisión de iOS para que estuviese más adaptado a las tabletas y facilitar nuevos usos. Hubo concesiones impensables hace unos años, como puede ser la posibilidad de conectar ratones, memorias flash o hubs que nos permitan conectar otros periféricos o lectores de tarjetas. La multitarea fue mejorada y se han generado espacios para poder programar o editar pequeños vídeos de manera sencilla en una tableta. Al final lo que ocurre es que no sacian el hambre y dejan con ganas de más.

El M1 es un chip muy bueno. Pero iPadOS es una guarnición que le quita mucho sabor

La sensación que tengo es la de que el iPad es un galgo al que en vez de dejarlo suelto en campo abierto, se le ata en corto. Apple estaría con una correa extensible que va soltando muy poco a poco, sin que la bestia pueda echar a correrm, no vaya a ser que eclipse a otros miembros de la camada.

Esta política se deja notar en varios puntos. A pesar de haber creado un gestor de archivos con un sistema de carpetas al estilo Windows, gestionarlos más allá de una cosa sencillísima es incómoda. Estos iPads soportan la conexión de un monitor externo (hasta 4K), pero a la hora de la verdad no se adaptan a la resolución completa. Apps como las de la suite de Adobe llegan desnatadas, con funciones limitadas, no comparables a lo que se puede hacer en un Mac o en PC. Cubren algunas necesidades y se dejan otras. Las apps profesionales de iOS intentan cubrir esos huecos. Sin embargo, no logran cubrir todos. Así de simple.

Luego nos encontramos que algunos gestores de contenido e interfaces de webs o plataformas online no siempre responden bien o se adaptan de aquella manera. Si el grueso de tu trabajo es enviar emails y realizar actividades básicas de ofimática, quizá no te parezca ningún gran drama. Pero a la mínima que quieres subir el nivel, empiezan a sumarse pequeños 'peros' que al final dificultan utilizarlo como equipo principal y crear flujos de trabajo.

Tras varios días con el equipo, me parece evidente que salvo casos concretos poca gente sabría distinguir a simple vista un iPad Air con un Bionic A15 (el chip que montan los iPhone) que un iPad Air con un M1. Esto habla muy bien del trabajo que hicieron hace dos años. Pero también indica que queda poco margen de crecer con la actual filosofía.

Tengo a mi alrededor gente que ya utilizaba ProCreate o Photoshop para hacer alguna cosita concreta en el anterior modelo (e incluso con la primera generación del iPad Pro) y afirman que ya eran máquinas completamente solventes para estos fines. Lo mismo ocurre con el vídeo o la edición de fotos. Ahora lo hace mejor, sí. Pero la sensación que todos comparten es la misma cuando les pregunto por si se ven capaces de usar un iPad como equipo central de trabajo: sirven para hacer 'bolos' y no pueden prescindir de su MacBook o de su PC.

placeholder iPad Air 2022. Foto: M. McLoughlin
iPad Air 2022. Foto: M. McLoughlin

En resumen, una vez que se ha madurado el producto hasta este punto, las limitaciones que más urgen remediar no son las derivadas del 'hardware': son las derivadas de iPadOS. No deja de ser curioso, porque el software, que es lo que se le suele atribuir como ventaja competitiva a la compañía, es ahora la que le impide explotar al máximo está máquina.

¿Cuál sería la solución? Probablemente algo como DeX que hemos visto en Samsung, una función que emula la experiencia de un entorno de escritorio y ventanas desde una de sus tabletas o móviles. Lo que falta al iPad es algo que nos habilite una experiencia de PC en una tableta, con el extra de que en Cupertino tienen la posibilidad de poner el hardware al servicio de un sistema operativo que ellos mismo crean, optimizándolo y no como tienen que hacer muchos otros fabricantes.

Habrá que ver qué tiene preparado Apple en la WWDC. Ahora que los M1 pueden ser la norma en sus iPads (de momento, es el procesador de 2 de 4 modelos) igual llegamos a tener la posibilidad de ejecutar programas de macOS en iPadOS, algo que ya es posible a la inversa. A lo mejor en junio tengo que imprimir esta review y comérmela a bocados porque mueva pieza en este sentido. Solo así cobraría sentido, en mi humilde opinión, el uso y la promoción de estos chips en iPads como este. Tanto el modelo Air como el el modelo Pro necesitan de argumentos renovados que les sirvan para ampliar su base de usuarios.

Siempre cabe la opción de que todo esto se quede en nada y que Apple mantenga una postura conservadora, manteniendo las distancias entre sus portátiles y tabletas, por muchas capacidades técnicas que estas tengan.

Rácanos con la memoria

Hay otra cosa que no encaja en este discurso de que el iPad puede ser tu equipo de referencia: la configuración básica de memoria. Tienes un procesador que ha demostrado un rendimiento estupendo, el M1. Tienes una RAM generosa que se duplica frente al anterior modelo con 8GB. Pero lo que choca es que su versión básica, que cuesta 679 euros, viene solo con 64GB de almacenamiento La compañía siempre ha sido del puño cerrado en este aspecto y aquí no hay excepción alguna.

placeholder 64GB como configuración básica es algo pobre. Foto: M. McLoughlin
64GB como configuración básica es algo pobre. Foto: M. McLoughlin

Esto no debería preocupar solo a los que se plantean el iPad como sustituto del portátil. También debería ser motivo de queja para los que quieren hacer uso del aparato como una tableta a secas. Algunos títulos destacados de Apple Arcade, por citar algún caso concreto, no son ligeros y pesan varios gigas. En la App Store hay también apps que ocupan lo mismo. No deja de sorprender que pongan un motor tan poderoso capaz de editar cierto tipo de videos, fotos o archivos gráficos y te den tan poco espacio para guardar localmente los recurso. En un móvil de este precio, una cifra tan pobre llamaría la atención. En una tableta resulta más llamativo aún, que su ciclo de renovación es más largo.

La versión de 256GB supone subir la factura hasta los 849. Eso siempre que optemos por la versión Wifi. Todo se encarece cuando optamos por la conectividad celular, que en esta ocasión se sube al carro del 5G (que se complementa con Wifi 6 y BT 5.0 en este apartado).

Se dobla la RAM, con 8GB. Pero el almacenamiento básico se queda en 64GB

'Pero, McLoughlin, algo bueno tendrá este iPad que solo te estás quejando', estarán pensando algunos. Por supuesto. Cuando probé la versión de 2020 ya dije que si alguien quería un iPad de pata negra y no le importaba dejarse el dinero, este era el más recomendable. Incluso por encima del Pro, por eso de la calidad-precio. Si te da remordimiento dejarte un pastizal, también tienes el iPad barato, que parte de 379 euros y que es el único que mantiene el diseño clásico. La barata es una opción muy digna.

Sin pegas como tableta

El iPad Air anterior era una propuesta excelente. Y lo vuelve a ser. La inclusión del M1 trae aparejadas cosas buenas. Un aumento de la potencia y el rendimiento gráfico siempre es bienvenido. Esa no es la queja. La queja es que no se le pueda dar salida. Pero tener mejores piezas, en este caso, también ayuda a mejorar la capacidad de envejecer. No se puede olvidar que la mayoría de personas tarda más en renovar su tablet o su ordenador que el móvil. A pesar de este apunte positivo, hay que señalar que son avances esperables y lógicos. Es lo mínimo que se puede pedir a Apple, que el rendimiento sea mejor que en la anterior generación.

El diseño, como decía, repite ese aspecto industrial que empezó en el modelo Pro y se ha ido extiendo hasta llegar al Mini. Los marcos están muchos más disimulados que en ese diseño que solo sobrevive en la versión más asequible. ¿Qué perdemos? Aquí no tenemos FaceID. Personalmente no lo echo en falta. El sensor de huellas en el botón de bloqueo funciona muy bien y de forma veloz. Es fiable. Los dos altavoces, compatibles con Dolby Atmos, emiten un sonido bueno, dentro de las posibilidades que permite el formato, si quieres utilizarlo para ver series, películas o programas en streaming.

placeholder iPad Air 2022. Foto: M. McLoughlin
iPad Air 2022. Foto: M. McLoughlin

Una de las cosas que siempre me ha gustado de los iPads Air es que su cuerpo se siente ligero y a la vez robusto. Todo está muy equilibrado. La construcción es muy 'premium' y ahora trae nuevos colores, como el azul o el violeta. Tiene un único puerto, un USB Tipo C, que mejora la velocidad de transmisión de archivos.

Si se compra el Magic Keyboard de Apple, se puede ganar un puerto extra. Esta funda es una maravilla y lo cierto es que es el mejor teclado y el mejor trackpad que he utilizado para tabletas. La pega, no es el mejor diseño para utilizarlo, por ejemplo, sobre las rodillas. Pero esos son problemas que afectan a los periodistas más que al normal de los curritos.

Este accesorio no es baratao. Supone sumar 339 euros a la factura final. Si quieres algo más asequible tienes el Smart Keyboard Folio, cuyo precio cae a 199 euros, pero solo tienes la parte del teclado, ni trackpad ni puerto extra. Es lo que tiene Apple con los accesorios, nunca son baratos. El Apple Pencil de segunda generación cuesta 135 euros. Es curioso y la experiencia es buena, pero este 'extra' probablemente solo sea explotado por ilustradores y entusiastas del diseño gráfico. El común de los mortales lo utilizará para tomar notas en todo caso.

placeholder Uno de los mejores teclados, sino el mejor, creado para tabletas. Foto: M. McLoughlin
Uno de los mejores teclados, sino el mejor, creado para tabletas. Foto: M. McLoughlin

La pantalla es de 10,9 pulgadas. Es menos brillante que la del modelo Pro, sí. Y se queda con 90Hz en lugar de 120 como tasa de refresco. Particularmente me parece una pantalla, la del Air, que cumple perfectamente. Su proporción permite aprovechar una multitarea, que ahora se beneficia del M1 y del extra de RAM que mencionábamos. El panel es mucho mejor que el de muchos portátiles que han pasado por mis manos.

Teniendo en cuenta el diseño, rendimiento y la pantalla, Apple tiene en sus manos los mimbres para hacer realidad esa idea de ultramovilidad que siempre nos han vendido los fabricantes de portátiles desde hace años. Con el iPad Pro pasa lo mismo. Pero tiene que querer dar ese paso. Son esos detalles de iPadOS y la rigidez de la plataforma lo que acaban haciendo que muchos terminen por desechar la opción de comprar algo así.

En el aspecto energético, la autonomía da para un día de trabajo sin problemas ni sustos. Promete hasta 10 horas y puede cumplirlo, pero eso depende del uso que le des y la zapatilla que metas al aparato. Las cámaras también reciben una actualización en este iPad y mejoran, tanto en la parte frontal como la trasera. No es la mejor cámara del mercado. Pero en las tabletas la cámara está para lo que está y, según mi experiencia, en esta ocasión, ambas cumplen perfectamente. Especialmente la de la parte frontal, que da un buen nivel para videoconferencias. Ahora el iPad Air de 2022 incluye la función 'Center Stage', que reenfoca al usuario si se mueve para que siempre quede encuadrado.

Es una tableta excelente, pero cara. Y eso no ayuda a elegirla antes que a un PC

La pregunta que probablemente te estés haciendo, en caso de que quieras un iPad y no andes justo de presupuesto, es si te merece dar el salto a un iPad Pro u optar por este modelo. Teniendo en cuenta que tenemos M1 y 8GB de RAM frente a los 12GB que ofrece el superior, creo que las principales ventajas se limitan a la posibilidad de tener 12,9 pulgadas de pantalla, reconocimiento facial y a los 120Hz de tasa de refresco.

Si pillas alguna oferta, igual la diferencia se reduzca y el modelo superior pueda resultarte más atractivo. Yo en principio no veo tantas diferencias que nos vayan a impactar en nuestro día a día. Es cierto que habrá que ver qué pergeña Apple para darle una vuelta a su tableta más potente. Las especulaciones apuntan al M2. Vuelvo a insistir con el asunto: ¿todavía más y más potencia sin grandes cambios en iPadOS? Lo siento. No termino de verlo. Me resultaría frustrante, aún más, no ver decisiones de Apple en esta dirección.

¿Merece la pena jubilar mi ordenador? No es una respuesta fácil. Hay un problema añadido: el iPad Air supone una inversión importante entre lo que cuesta el dispositivo y el resto de accesorios para sacarle provecho al 100%. En muchos casos, el precio es similar al de un portátil como un MacBook Air. En esta situación, creo que la mayoría va a tender a lo conocido y lo seguro y va a evitar explorar opciones nuevas por las carencias patentes. Eso cuando hablamos de utilizar como ordenador.

Como tableta es una opción tremenda. También lo era el Air de hace dos años. Si me apuras también lo es el iPad normal, a pesar de las renuncias. Me parece lógico que no quieran cambiarle el diseño a la versión de entrada, porque sería un imán y canibalizaría muchas de las ventas de los modelos superiores. El iPad necesita dar un nuevo empujón a su identidad. Y si quieren aprovechar al máximo sus componentes, atraer al público de siempre y a nuevos usuarios, deberían darle una vuelta a iPadOS. Si no, monten lo que monten en su interior, seguirán siendo tabletas, con todo lo que eso significa.

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Vaya por delante una cosa. Si Apple es la empresa del mundo que más tabletas ha vendido es por algo. Probablemente, es la compañía que mejor ha sabido intuir dónde estaba la tecla que había que tocar en el enorme espacio que queda libre entre los móviles y los ordenadores portátiles. Los iPads, aunque a años luz de la popularidad y el éxito comercial de los iPhones, han recibido el favor de una parte del público según se iban sucediendo las diferentes ediciones. Si está a la caza de una, sabiendo las limitaciones del formato, seguro que en el catálogo de la manzana encuentra algo que le satisfaga.

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