Este es el primer cohete de metano con el que China adelanta a EEUU en la carrera espacial

El Pájaro Rojo Zhuque-2 se convirtió este martes en el primer cohete en órbita impulsado por metano, el propulsor líquido más económico hasta la fecha. Un tanto que se lleva la empresa china LandScape, y que la acerca cada vez más a la nueva era espacial de los cohetes espaciales de nueva generación.

La operación llevó poco más de 10 minutos. LandScape lanzó su cohete de metano a las 9:00 (hora local en China), el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, ubicado en el desierto de Gobi. En realidad se trataba de un segundo intento, ya que la primera vez (en diciembre de 2022) un fallo del motor hundió su cohete en el océano Índico.

Mientras el astrónomo estadounidense Jonathan McDowell confirmaba el rastreo de un objeto coincidente con el lanzamiento del cohete, las mayores empresas aeroespaciales de Estados Unidos –incluida SpaceX– contemplan en silencio y desde abajo otro de los tantos que se lleva China en la carrera aeroespacial.

El cohete Zhuque-2, que se traduce como Pájaro Bermellón-2 o Pájaro Carmesí-2 en mandarín, pesa 219 toneladas, tiene un diámetro de 3,35 metros y una altura de 49,5 metros, equivalente a un edificio de unos 13 pisos. Lo más atractivo del Zhuque es que está propulsado por “methalox”: metano de combustible y oxígeno de comburente para favorecer la combustión. Esta alternativa resulta más limpia y más segura que otros propulsores que se estaban empleando en cohetes de última generación, como el queroseno o el hidrógeno líquido. También es el propulsor líquido más barato y, por tanto, el más codiciado de los reutilizables.

Aunque no se han empleado los motores más potentes, sí superan a los del primer Zhuque-2. En este primer intento, debido a la falta de ignición de los motores, el aparato cayó en el océano, destruyendo los 14 satélites que llevaba a bordo. Motivo de peso para que, en esta segunda misión, no hubiera carga útil.

Esta vez se han utilizado un total de nueve motores de ciclo abierto, cuatro en la primera fase (despegue) y cinco en la segunda fase (propulsión hasta entrar en órbita). En la primera fase se utilizan los TQ-12, llamados en chino “urraca azul”, con un empuje de 80 toneladas cada uno. En la segunda etapa tiene de nuevo un motor TQ-12 y cuatro motores vernier TQ-11, con 10 toneladas de empuje cada uno.

EEUU, a la zaga

SpaceX también espera utilizar metano líquido para propulsar su próxima generación de la nave Starship. Tras la explosión del primer cohete lanzado en abril, Musk advirtió por Twitter de que volvería a intentarlo en unas 6-8 semanas. Tras ello, no ha vuelto a confirmar ninguna fecha.

Otra empresa, Relativity Space, lanzó en marzo un cohete alimentado con metano, el Terran-1, pero un fallo del motor impidió que alcanzara la órbita. Actualmente, está trabajando en su sucesor, el Terran R. Otros modelos que van a utilizar metano como combustible son el Neutron, de Rocket Lab y el New Glenn, de Blue Origin.

El éxito de Landspace marca un hito importante para el sector espacial privado de China, que ha crecido rápidamente en los últimos 10 años después de que el gobierno permitiera que las inversiones fluyeran hacia las empresas de vuelos espaciales, en lugar de seguir dejando que las empresas estatales dominaran el campo. Actualmente, LandSpace es la empresa privada china con más recursos, aunque la siguen de cerca otras como Commsat o GalaxySpace.