Félix Ruiz (Auro) gana a Cabify una batalla de 75 millones y dice que miente a sus accionistas

"¿Que por qué estoy eufórico? Porque les hemos ganado en todo". Así resume Félix Ruiz, fundador del Grupo Auro y cofundador de Tuenti, el último laudo arbitral que le da en esta ocasión la razón en su guerra legal contra Cabify. En juego estaban unos 75 millones de euros entre indemnizaciones e ingresos futuros para Cabify. Sin embargo, una nueva resolución arbitral, según ha podido saber este diario por fuentes conocedoras de la misma, es muy clara: Cibeles (filial del Grupo Auro, una de las principales flotas de coches VTC del país) tenía todo el derecho a romper el contrato que mantenía con Cabify. La resolución impulsa el negocio de Auro y mete presión a Cabify, que necesitaba nuevas vías para aumentar su negocio en España, lastrado por la competencia de Uber y Bolt y las disputas judiciales.

"Ya somos una empresa 100% libre. La única independiente con 2.100 licencias. Se ha acabado la guerra, se ha acabado todo. Ahora el problema lo tienen ellos", sentencia Ruiz en conversación con El Confidencial. En realidad, la batalla legal entre ambas empresas está lejos de acabarse (aún quedan varios procedimientos arbitrales en marcha), pero las contundentes palabras de Ruiz tienen una explicación: la rivalidad profesional y personal entre él y el máximo responsable de Cabify, Juan de Antonio.

La disputa arranca de lejos. Ambas empresas mantenían un contrato por el cual el Grupo Auro, dueño de 2.074 licencias VTC (1.084 de la filial Auro y 990 de Cibeles), debía ofrecer su flota en exclusividad a Cabify. Eso ocurrió hasta finales de 2019, cuando explotaron las desavenencias entre las dos directivas. Auro decidió entonces lanzar su propia aplicación VTC para competir con Cabify. Y escaló aún más la batalla en enero de 2022 al desconectar de Cabify las 990 licencias de Cibeles y pasarse a trabajar con Uber y Bolt. Se iniciaron así diversos procesos arbitrales y judiciales, varios de los cuales han comenzado a resolverse. El más reciente puede suponer un punto de inflexión a favor de Auro y un serio dolor de cabeza para Cabify.

"La desconexión de la totalidad de licencias VTC titularidad de Cibeles, adoptada de forma unilateral, no supone un incumplimiento por su parte [del contrato]", zanja el laudo, en un detallado documento de más de 140 páginas fechado el 28 de noviembre, según ha podido confirmar El Confidencial por fuentes conocedoras del mismo. Por esta desconexión, ocurrida en enero de 2022, Cabify pedía a Auro una compensación por daños y perjuicios de casi 60 millones de euros. "Se desestima (...) indemnizar a Cabify por los daños y perjuicios derivados de los incumplimientos descritos, en la suma de 58.104.905,40 euros, más los intereses".

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La clave de la victoria está en la salida de Cabify de dos de sus ejecutivos, Juan Ignacio García Braschi (abandonó la empresa en abril de 2021) y Mariano Silveyra (dejó su puesto en noviembre de 2021). Auro argumentó que la salida de estos dos ejecutivos contravenía las cláusulas del contrato firmado con Cabify, por lo que decidió desvincularse de forma unilateral. La decisión del árbitro mediador le ha dado ahora la razón.

"Cabify respeta, pero no comparte, la resolución del arbitraje contra Cibeles y por ello ha decidido recurrir ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). En cualquier caso, el laudo no modifica la situación actual operativa en términos de vehículos en la app de Cabify ni afecta al servicio en absoluto, Cibeles no estaba cumpliendo el contrato antes de este pronunciamiento", ha señalado la empresa a este diario en un comunicado. "Consideramos que la terminación anticipada por parte de Cibeles no se ajusta a derecho y seguiremos los cauces judiciales pertinentes".

Habrá que esperar al recurso ante el TSJM, pero, dada la jurisprudencia previa, todo apunta a que el alto tribunal no se va a desviar del laudo. Cabify tenía mucho que ganar y muy poco que perder en este procedimiento. De haber sido favorable, la compañía podría haber exigido a Cibeles volver a darle servicio con las 990 licencias desconectadas. Según varias fuentes del sector consultadas, eso hubiera supuesto una inyección de entre 70 y 80 millones de euros adicionales en ingresos anuales brutos. Por contrato, Cabify se llevaba el 20%, por lo que estaría dejando de ingresar hasta 16 millones de euros al año.

"Sus accionistas, como Seaya, tienen que seguir diciendo que todo va bien, porque si no no levantan más fondos"

Teniendo en cuenta las cuentas de Cabify, ese colchón extra habría sido justo lo que necesita para entrar en una senda estable de rentabilidad. La compañía aumentó los ingresos un 32% en 2022, hasta los 688 millones en todo el mundo (además de en España, opera en Argentina, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay). Sin embargo, pese a tener un beneficio bruto de 79 millones el año pasado, sigue en pérdidas netas de varios millones (Cabify no publica la cifra exacta). Volver a operar con Cibeles podría haber supuesto la entrada definitiva en beneficios netos, pero, de momento, eso no va a ocurrir.

"Cabify es un bluf y no lo reconocen. No les dicen la verdad a sus accionistas sobre los laudos arbitrales. No han sido capaces de defender su mercado más importante, que es España, y las casi 2.100 licencias que operaban con nosotros. En el resto de países donde están presentes, donde no hay restricciones regulatorias, Uber se los ha comido. El único as que les queda en la manga es esperar una sentencia favorable del Tribunal Supremo por las 5.000 licencias que tienen solicitadas. Es lo único. Sus accionistas, como Seaya, tienen que seguir diciendo que todo va bien, porque si no no levantan más fondos. La realidad es que Cabify vale ahora lo que valen sus licencias en propiedad, unas 2.600, es decir, unos 300 millones de euros. No vale más", asegura Félix Ruiz. Preguntado por su negocio en España y el número de licencias operativas, Cabify no ha ofrecido detalles al respecto.

"A Riberas jamás le interesará convertir su préstamo a 'equity'. Se va a quedar con su deuda cobrando el 10-12% de interés"

El pasado marzo, Cabify anunció que había captado "financiación por valor de 102 millones de euros". A esta ronda se habían sumado, entre otros, Orilla Asset Management, la sociedad de inversión de la familia directa del presidente de Gestamp, Francisco Riberas, y Axis, a través del Fond-ICO Next Tech, que es la gestora de capital riesgo participada al 100% por el ICO. Buena parte de esa financiación se trata de deuda convertible en acciones. "En realidad, le han dado a Cabify un préstamo a un interés de entre un 10% y 12%. A Riberas jamás le interesará convertir su préstamo a equity porque él sí que es listo y sabe lo que hay detrás de todo esto. Se va a quedar con su deuda, sentado cobrando su 10-12%", dice Ruiz.

Para que la batalla judicial entre el Grupo Auro y Cabify se zanje de forma definitiva, queda aún el paso más importante: que se pronuncie el Tribunal Constitucional (TC) sobre el primer arbitraje entre ambas empresas. El laudo del mismo fue favorable a Auro, pero Cabify lo recurrió ante el TSJM, que acabó anulándolo. Auro jugó su última baza al escalarlo al TC, que se pronunciará casi con toda seguridad en la primera mitad de 2024 sobre si el TSJM se ha excedido o no en sus competencias. Según Auro, el resto de arbitrajes pendientes han quedado ya zanjados en su favor. Cabify cree que aún falta por dirimir alguno de ellos. Solo hay una cosa clara: con la nueva resolución, Auro ha asestado otra puñalada a su viejo socio, Cabify, de la que cada vez parece más improbable que se vaya a recuperar.