La ciencia explica por qué hay personas que se despiertan justo antes de que les suene la alarma

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Hay personas que activan la herramienta de repetición de su alarma y la utilizan varias veces antes de conseguir levantarse de la cama. Otras, en cambio, se despiertan “misteriosamente” algunos minutos antes de que la melodía empiece a sonar. Un fenómeno bastante más habitual de lo que cabría imaginar, ya que afecta de forma regular a un tercio de la población. Así lo refleja la ciencia, si bien es cierto que los motivos no están del todo claros.

Según Russell Foster, director del Instituto de Neurociencia Circadiana y del Sueño de la Universidad de Oxford, Gran Bretaña, se trata de “un fenómeno genuino”. En una entrevista concedida a The New York Times, hace referencia a un estudio realizado sobre 269 personas. El 75 % de ellas afirmó que ocasionalmente se despertaban antes de que le sonara la alarma. Incluso hubo un porcentaje significativo de sujetos que indicó que ni siquiera necesitaban usar despertador para levantarse a la hora deseada.

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Posteriormente, los investigadores de Iowa y Minnesota que desarrollaron el estudio invitaron a 15 de los entrevistados a su laboratorio para investigar sus hábitos de sueño. Tras efectuar una serie de pruebas, descubrieron que cinco de ellos (el 33 %) se despertaban siempre dentro de los 10 minutos previos a la hora en la que configuraban la alarma. Incluso aunque la establecieran en horarios diferentes cada día.

¿Por qué sucede?

Hasta la fecha, no hay ninguna respuesta que por sí sola explique con exactitud por qué se produce este fenómeno, aunque hay varias teorías que pueden estar relacionadas. Por ejemplo, el doctor Ravi Allada, neurobiólogo de la Universidad de Michigan, hace referencia al núcleo supraquiasmático del cerebro, el cual se ubica justo encima del nervio óptico. Según él, funciona a modo de “reloj que sincroniza y coordina los ritmos circadianos”.

Esta parte de nuestro cerebro es la responsable también de prepararnos para distintas cosas que nos suceden a lo largo del día. Entre ellas, que nos entre sueño al caer la noche y que nos despertemos por la mañana. En este sentido, el doctor Russell Foster indica que nuestros ojos son capaces de detectar los niveles de luz que nos rodean a través de una serie de células especiales, lo que sería de gran ayuda para saber de antemano a qué hora debemos levantarnos.

Evidentemente, estas células no indican al cerebro qué hora es exactamente, pero sí podrían comunicarle que se acerca la hora a la que nos levantamos de forma habitual. En consecuencia, el organismo empieza a incrementar la segregación de cortisol y adrenocorticotropina, hormonas que elevan la presión arterial y favorecen que nos despertemos y que nos preparemos para la actividad cotidiana.

No se debe fiar todo a este mecanismo, ya que el cansancio puede anularlo

Por su parte, el doctor Allada también expone la posibilidad de que este mecanismo se active una vez que transcurre un determinado tiempo después de que nos hayamos quedado dormidos, por lo que no estaría relacionado con la hora que es o con los índices de luminosidad ambiental. Además, habla del estrés como elemento clave para que no se duerma todo lo posible si, por ejemplo, sabemos que tenemos una cita importante que requiere que nos despertemos a una hora concreta.

Eso sí, este fenómeno no es una ciencia exacta y hay factores que pueden anularlo si se dan las condiciones adecuadas. Por ejemplo, si se acumula cansancio y se tiene una necesidad de dormir superior a lo habitual, el doctor Foster asegura que el organismo dará prioridad al descanso antes que a seguir la rutina.