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Mitos y verdades sobre los chalecos posturales: he usado uno durante meses y así me ha ido
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¿ALIVIA EL DOLOR CERVICAL?

Mitos y verdades sobre los chalecos posturales: he usado uno durante meses y así me ha ido

Paso muchas horas frente al ordenador y la mala postura se ha convertido en un dolor cervical constante. Para solucionarlo, empecé a usar un chaleco postural baratísimo de Amazon. Así ha sido mi experiencia

Foto: Chaleco postural de la marca Fevan | Foto: Sergio Beleña
Chaleco postural de la marca Fevan | Foto: Sergio Beleña

Pese a que tengo una complexión física bastante atlética, la buena postura no es algo que me haya acompañado en esta vida. Desde joven, mi hermana, mis padres y mis amigos me han corregido la postura con frecuencia, diciéndome que me pusiera derecho. El problema siempre ha sido el mismo, me encorvo demasiado y no me acuerdo de erguirme.

Empezar a teletrabajar hace varios años no ayudó mucho, sino todo lo contrario. Día tras día pasaba muchas horas frente al ordenador y, sin darme cuenta, estiraba mucho el cuello hacia adelante o hacia abajo, tensándolo. Lo mismo cuando miraba el móvil. La mala postura pronto se convirtió en dolor cervical y de espalda, algo que ya me acompaña día sí y día también y que me ha hecho semidependiente de relajantes musculares.

Según los médicos a los que acudí, la mala postura estaba causando estos dolores, además de otras dolencias en la zona lumbar que pueden intensificarse cuando se está mucho tiempo de pie y mucha rigidez en cuello y hombros. La consecuencia futura podría ser incluso un desviamiento de la columna o del cuello. Con miedo a llegar a ese punto, acudí a la sabiduría popular de Internet para ver qué estaban haciendo otras personas con problemas similares.

Mi conclusión fue que, ya fuera por hábito, estrés o incluso diseño inadecuado de muebles, la gente no siempre mantiene la espalda recta, los hombros alineados y el cuello relajado. Y fue en ese momento cuando se me apareció como una luz en la oscuridad un invento del que ya había oído a hablar, pero que nunca había probado: los chalecos posturales.

placeholder Nos ponemos un chaleco postural de la marca Fevan | Foto: Sergio Beleña
Nos ponemos un chaleco postural de la marca Fevan | Foto: Sergio Beleña

Resulta que millones de personas han recurrido a correctores de postura y que existen decenas de productos destinados a ayudar a personas como yo. Llevan varios años brotando como setas en las plataformas de comercio online y convirtiéndose en productos virales en las redes sociales. Por un precio bastante asequible, muchos de estos aparatos "prometen" aliviar los efectos secundarios de una mala postura y acostumbrar a tu cuerpo a adoptar una posición correcta. Tenía que probarlos como fuera. Y eso hice.

Tras un breve vistazo en Amazon me sorprendió la cantidad de tipos diferentes que existen en el mercado. Algunos venían en forma de aparato ortopédico o sostén deportivo, otros más profesionales tenían forma de camiseta y llevaban incorporados dispositivos electrónicos, giroscopios o imanes que se adhieren a la columna y que te mandan vibraciones cuando tu postura es incorrecta. Y luego había algunos más modestos y simples, con forma de arnés, que se ajusta a los hombros y a la parte baja de la espalda. Opté por estos últimos.

Foto: (EC Diseño)

Concretamente, me hice con un chaleco postural de la marca Fevan que costaba 21 euros. El objetivo de este chaleco es entrenar al usuario para que adopte una postura más erguida y con el cuello más alineado. Se puede usar debajo (o encima) de la ropa y reposiciona la espalda y tira los hombros para atrás con el fin de mantener la columna recta. Ahora la pregunta del millón: ¿realmente sirve de algo?

Mi experiencia y resultados

Para responder esa pregunta hay que conocer primero cómo está hecho y cómo funciona el mecanismo. En el caso de este chaleco de Fevan, está fabricado con material de neopreno y su diseño sirve para hombres y mujeres. Para ponérselo, el usuario mete sus brazos en dos correas, como si fuera una mochila, una para los hombros, y otra para el torso, que se ajusta por encima de la cintura. La correa superior debe adaptarse a la anchura de los hombros y al pecho sin que te apriete demasiado. Cuando la postura es correcta, solo queda abrochar los velcros.

El chaleco trae un refuerzo de hierro que mantiene la espalda recta mientras las asas tiran los hombros hacia atrás, lo que impide que te encorves. Eso sí, a la hora de adquirir un corrector de postura, es esencial asegurarse de que sea uno que te queda bien de tamaño y se ajusta bien al cuerpo, ni demasiado grande ni demasiado pequeño. En el caso mi chaleco había talla M, L y XL.

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Nos ponemos un chaleco postural de la marca Fevan | Foto: Sergio Beleña

Aunque al principio puede provocar una sensación extraña, sobre todo si nunca has llevado uno, tras varios días de uso tanto de pie andando por casa como sentado usando el ordenador, me acostumbré y noté un ligero cambio en mi postura, resultando en menos tensión y dolor cervical. La causa la asocié a que había dejado de encorvarme continuamente y mi espalda y hombros habían estado adoptando una postura algo más lineal.

Sin embargo, el producto presentaba otras desventajas. Una de ellas es que para que el arnés tire para atrás tienes que alojar toda esa presión en el velcro del abdomen, lo que tras varias horas de uso puede acabar ocasionando dolores leves en la zona de las costillas o la cintura. Por otro lado, la sensación de liberación cuando te lo quitas demuestra que esta tecnología aún no ha llegado al punto de ser un sistema ligero y que puedas vestir sin darte cuenta de que lo llevas puesto.

Tampoco es recomendable llevarlo puesto todo el día o incluso más de 1 o 2 horas seguidas, ya que uno de los peligros, según los expertos en fisioterapia, es que las personas desarrollen cierta dependencia del chaleco para mantenerse rectos.

Foto: Foto: EC Diseño.

"Uno de los inconvenientes de estos chalecos es que aunque la espalda se mantenga recta, el usuario sigue tirando la cabeza hacia adelante, lo que no soluciona el problema por completo. Sin embargo, una ventaja es que al menos sirven de recordatorio. Si te encorvas y algo te tira hacia atrás, te acuerdas de que te tienes que recolocar. Da un aviso al cuerpo para que te pongas recto y ayuda a reeducar tu memoria muscular en cierto modo. Sin embargo, para que funcione, el trabajo lo tienes que hacer tú a nivel muscular, trabajando los músculos para hacer que la postura se enderece y no tengas esa tendencia a la retraccion muscular, a adelantar el cuello, algo que el chaleco no soluciona", explica Amparo Baena Rubio, fisioterapeuta y presidenta de la Asociación Española de Reeducación Postural Global.

Un estudio de 2019, publicado en la revista Scandinavian Journal of Pain, recopiló los resultados de seis investigaciones sobre el funcionamiento de chalecos correctores de postura y concluye que estos sí cambian ligeramente la postura de una persona y podrían ayudar a aliviar el dolor y las molestias. Sin embargo, aún no hay demasiadas pruebas que lo demuestren, ya que las muestras de esos estudios eran muy limitadas.

El chaleco es solo el principio

La realidad es que nuestra postura colectiva está en su peor momento. Se calcula que el 80% de la población sufre algún tipo de dolor de espalda o cuello. Un lastre el que conviven muchos españoles, pero al que, en la mayoría de los casos, se le resta importancia, y que implica un elevado coste para el sistema sanitario si no se trata a tiempo: 9.000 millones de euros, un 0,68% del PIB, y un alto riesgo de cronificación. Es lo que dice el informe Los costes de la cronificación del dolor lumbar y cervical, impulsado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos.

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Nos ponemos un chaleco postural de la marca Fevan | Foto: Sergio Beleña

Y los chalecos posturales no van a solucionar ni mucho menos estos problemas. Si bien pueden ayudar a crear conciencia, existen otras formas mucho más eficaces. Por ejemplo, si trabajas en un escritorio todo el día y tus hombros y cabeza se inclinan hacia adelante, podría ser el momento de reconfigurar tu estación de trabajo y hacerla más ergonómica, con un escritorio elevable o una silla de oficina con un mejor soporte lumbar, haciendo que la pantalla del ordenador esté al nivel de los ojos.

También es importante no permanecer en la misma posición todo el día. Una máxima de los profesionales en reeducación postural es que, sea cual sea la postura en la que trabajes, debes intentar levantarte, estirarte y moverte, aunque sea durante 1 o 2 minutos, varias veces al día.

Estos dispositivos se utilizan mejor junto con una rutina de ejercicios para fortalecer la postura, la musculatura de la espalda y la zona lumbar, como las sentadillas, el puente o las planchas, entre otros. Si no desarrollamos los músculos, el chaleco no va a servir de nada. "Estirarte hacia adelante es un acortamiento de la musculatura de la cadena anterior del cuerpo, en este caso el tórax. Para solucionar esa retracción y que el cuello se vaya para adelante, se tense y duela, hay que hacer estiramientos diarios, tener conciencia de que el cuerpo hay que trabajarlo", señala Baena.

Y nunca podemos olvidar que un corrector de postura no puede ni debe sustituir otros tratamientos, como la rehabilitación física e incluso una intervención si es necesaria. El chaleco postural es sólo el principio. El viaje para mejorar tu postura y tu vida es mucho más largo.

Pese a que tengo una complexión física bastante atlética, la buena postura no es algo que me haya acompañado en esta vida. Desde joven, mi hermana, mis padres y mis amigos me han corregido la postura con frecuencia, diciéndome que me pusiera derecho. El problema siempre ha sido el mismo, me encorvo demasiado y no me acuerdo de erguirme.

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