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Los 11.000 millones que prueban que la UE se está quedando atrás en IA respecto a EEUU
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Medidas mal coordinadas

Los 11.000 millones que prueban que la UE se está quedando atrás en IA respecto a EEUU

Un informe del Tribunal de Cuentas alerta de la falta de inversión europea en inteligencia artificial (IA) y avisa de una descoordinación entre la Comisión y los Estados miembros

Foto: Margrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea para una Europa adaptada a la Era Digital y comisaria de Competencia. (EFE)
Margrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea para una Europa adaptada a la Era Digital y comisaria de Competencia. (EFE)

La Unión Europea se queda atrás. Esa idea se repite una y otra vez en distintos ámbitos. En un mundo que avanza muy rápido, especialmente en cuestiones tecnológicas, los Veintisiete sufren para mantenerse en pie ante Estados Unidos y su nuevo rival global, China. Desde hace meses en Bruselas se viene analizando de qué manera recuperar el control de la situación y salvaguardar la competitividad de Europa en algunas tecnologías clave. Una de ellas es la inteligencia artificial, sobre la que se pone especial atención después de que la UE haya aprobado la primera legislación en el mundo para regularla.

Este miércoles el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea, con sede en Luxemburgo, ha publicado su análisis sobre las políticas europeas referentes a la IA, y el resultado es preocupante: la Unión Europea se encuentra descoordinada y la financiación a esta tecnología se encuentra muy por debajo de la de sus rivales.

“Hemos descubierto que la acción de la UE hasta ahora tuvo un efecto limitado en el desarrollo del ecosistema de IA de la UE. En segundo lugar, las medidas de la UE no estaban bien coordinadas con las de los estados miembros. Y muchas de estas medidas aún se encuentran en las primeras etapas de implementación. En conjunto, nuestra conclusión es que las acciones de la UE aún no han ayudado a la UE a alcanzar a los líderes mundiales en IA”, explica Mihails Kozlovs, miembro del Tribunal de Cuentas y encargado de liderar este informe.

En 2018, con una tecnología que todavía no había explotado, la inversión en EEUU en inteligencia artificial era de alrededor de 9.000 millones de euros, mientras que en la Unión Europea era de unos 5.000 millones, según las estimaciones del Tribunal. En 2020, según las propias cuentas de la institución europea, la inversión de Estados Unidos había escalado hasta por encima de los 21.000 millones de euros anuales, mientras que en la Unión Europea se encontraba en unos 10.000 millones.

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La historia detrás de esta creciente brecha es una que se repite en ocasiones en la Unión Europea: en 2018 se hizo un plan para aumentar la inversión en IA en base a datos de 2016 y la Comisión Europea pidió invertir más en esta tecnología. Entre 2018 y 2020 se duplicó la inversión en IA, cumpliendo así con el objetivo que se había marcado la UE.

Sin embargo, en este tiempo en el que no se revisaron y actualizaron los planes de inversión, Estados Unidos había apretado el acelerador a fondo y había abierto una enorme brecha de casi 11.000 millones de euros. “En la carrera de la IA, existe el riesgo de que el ganador se quede con todo. Si la UE desea alcanzar su ambición, la Comisión Europea y los Estados miembros deben aunar fuerzas de manera más eficaz, acelerar el ritmo y liberar el potencial de la UE para triunfar en esta importante revolución tecnológica en curso”, advierte Kozlovs.

“Concluimos que la Comisión y las medidas nacionales no se coordinaron eficazmente debido a las pocas herramientas de gobernanza disponibles, a su aplicación parcial y a los objetivos obsoletos”, señala el informe, que tiene como una de sus principales críticas precisamente la falta de coordinación entre Bruselas y las capitales. El Tribunal de Cuentas ha enviado encuestas a las 27 autoridades nacionales encargadas de supervisar la IA, pero solamente 20 han respondido. De ellas, tres autoridades han participado en entrevistas más extensas donde se ha profundizado en los problemas de aplicación de los planes europeos sobre esta tecnología: las de Finlandia, Bélgica y España.

placeholder Arthur Mensch, CEO y fundador de Mistral, la startup francesa de IA más puntera en Europa. (Reuters)
Arthur Mensch, CEO y fundador de Mistral, la startup francesa de IA más puntera en Europa. (Reuters)

Entre sus recomendaciones, el Tribunal pide a la Comisión Europea “evaluar la necesidad de un instrumento de apoyo de capital financiado por la UE centrado en las pymes innovadoras en materia de IA”. Sobre el uso de tecnologías de inteligencia artificial en las empresas, el informe del Tribunal apunta a que España es el octavo país en el que más se utilizan, con algo más de un 30% de las empresas de más de 250 empleados que utilizan al menos una IA, aunque es bastante menos del 10% el número de PYMES que la utilizan. Dinamarca y Finlandia son los dos Estados miembros de la UE en el que más extendido está el uso de la IA en empresas, con Rumanía y Grecia a la cola.

Innovación de pymes

El informe presta una especial atención al Fondo Europeo de Inversiones, el brazo de capital riesgo de la Unión Europea, y a su programa de inversión en IA, en la que los potenciales beneficiarios, que eran pymes de IA que estuvieran en fase de escalada, no podían presentar directamente su solicitud al FEI o a la Comisión, sino que debían ser escogidos por intermediarios financieros que, según el informe, no tuvieron que demostrar su experiencia en la evaluación de proyectos de IA. “Hallamos pocas pruebas de que los destinatarios tuvieran actividad innovadora en materia de IA o cadena de bloques”, critica el informe.

Además, el texto del Tribunal de Cuentas apunta a que no se incluyó ninguna salvaguardia que evitara que una empresa cuya tecnología tuviera éxito pudiera después desplazarse fuera de la Unión Europea. De hecho, apunta a que el propio FEI admite que si se consideran los países de origen de los beneficiarios que han obtenido financiación del fondo, el 52,3% tienen origen fuera de la UE, especialmente en el Reino Unido y Estados Unidos. “Por lo tanto, no hay ninguna garantía de que las inversiones contribuyan realmente a crear un ecosistema de IA en la UE y a reducir su déficit de financiación”, apunta el texto.

La última puntilla al FEI tiene que ver con la distribución de su inversión: el 75% de la inversión fue a parar a empresas en Alemania, Francia y Países Bajos. Traducido por el Tribunal de Cuentas: “Esto significa que las regiones con menor disponibilidad de capital recibían menor apoyo de la iniciativa”. Las empresas en algunos de los países más ricos, donde más opción hay de que las empresas obtengan inversión y capital, fueron los que más financiación obtuvieron. Solamente el 0,3% de la financiación del FEI en IA fue a parar a empresas en España.

La Unión Europea se queda atrás. Esa idea se repite una y otra vez en distintos ámbitos. En un mundo que avanza muy rápido, especialmente en cuestiones tecnológicas, los Veintisiete sufren para mantenerse en pie ante Estados Unidos y su nuevo rival global, China. Desde hace meses en Bruselas se viene analizando de qué manera recuperar el control de la situación y salvaguardar la competitividad de Europa en algunas tecnologías clave. Una de ellas es la inteligencia artificial, sobre la que se pone especial atención después de que la UE haya aprobado la primera legislación en el mundo para regularla.

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