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Fragatas de la era Windows 95: no basta con tener los buques si los dejas envejecer mal
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modernización de media vida de las F-100

Fragatas de la era Windows 95: no basta con tener los buques si los dejas envejecer mal

De todos los programas de armamento que impulsa la Armada, hay uno especialmente sensible del que no hemos tenido noticias: la modernización de media vida de las fragatas F-100

Foto: La fragata F-100 Cristóbal Colón en Ferrol. (EFE/Kiko Delgado)
La fragata F-100 Cristóbal Colón en Ferrol. (EFE/Kiko Delgado)

De todos los programas de armamento que impulsa la Armada en este ciclo expansivo de inversión, hay uno especialmente sensible del que no hemos tenido noticias. La modernización de media vida de las fragatas F-100, que en su momento fueron las más avanzadas de Europa, se lleva demorando años pese a que estos buques conforman ahora mismo el pilar de defensa del eje Baleares-Estrecho-Canarias.

Encargadas a Navantia en 1997, cuando Windows 95 era todavía el sistema operativo de referencia en el planeta, han pasado más de dos décadas de operación sin que exista un cronograma, plan o presupuesto para su puesta al día, como si hizo Australia, que le compró el diseño a España. De la voluntad y fondos que se pongan encima de la mesa dependerá que sigan siendo militarmente relevantes el resto de su vida de servicio. Una lección que han aprendido recientemente otros países europeos por las bravas en el mar Rojo.

Vida útil, servicio útil

Los aviones y buques de combate tienen una vida útil de décadas. Con el adecuado mantenimiento, pueden navegar/volar sin problemas hasta el último día de su vida de servicio. Pero lo que les hace relevantes como armas de guerra en un campo de batalla son los sensores y sistemas de armas por lo que sí va pasando implacablemente el paso del tiempo. La computación y la electrónica son áreas donde 'décadas' es un intervalo demasiado grande.

Así, lo deseable es que se lleve a cabo un programa de modernización de los equipos más caros y sofisticados a partir de la mitad de la vida útil esperada para mantenerlos actualizados. La práctica es tan habitual que en inglés se maneja el concepto Mid-Life Update (MLU) y es central a la hora de calcular el coste real de los grandes sistemas de armas, que debe incluir el precio de compra, el coste de un correcto mantenimiento y su programa de modernización.

En España, los programas MLU son una práctica habitual en el Ejército del Aire y del Espacio. Los aviones Mirage F-1, F-5A y F-18A pasaron por sus correspondientes programas, pasando a ser denominados F-1M, F-5M y F-18M tras las mejoras realizadas. En la Armada, por su parte, hay varios programas anunciados que abarcan las fragatas de la serie F-100, los cazaminas y los buques de asalto anfibio Galicia y Castilla. Si revisamos las fechas de entrada en servicio de los diferentes buques y consideramos una vida útil de 40 años, el programa MLU de las fragatas de la F-100 ya debería estar en marcha.

Foto: Fragatas F-100, predecesoras de la nueva F-110. (EFE)

La primera fragata de la serie F-100, la F-101 Álvaro de Bazán, fue botada en El Ferrol el 31 de octubre de 2000. Cuando finalmente entró en servicio —el 19 de septiembre de 2002— era la fragata más avanzada de Europa. Los ingenieros españoles habían logrado el hito de tomar el complejo sistema de defensa antiaéreo estadounidense AEGIS para instalarlo en una fragata. Hasta entonces, solo había sido instalado en buques de gran porte, como los cruceros clase Ticonderoga y los destructores clase Arleigh Buke de la armada estadounidense. Fuera de ese país, había entrado en servicio únicamente en los destructores clase Kongo de Japón. Todos buques de más de 8.000 toneladas de desplazamiento a plena carga, frente a los apenas 6.000 del diseño español.

La serie inicial de cuatro buques que entraron en servicio entre 2002 y 2004 fue ampliada con una quinta unidad que sirvió, entre otras cosas, como un demostrador con el que la empresa pública Navantia compitió (y ganó) en el programa de destructor de defensa antiaérea australiano AWD). Lo que para España era una fragata, en Australia daba la talla como destructor.

Australia muestra el camino

Los tres destructores australianos fueron botados entre 2015 y 2018. Allí destacan que los buques fueron encargados en 2008 y que el diseño del sistema de radar SPY-1/D data de 2004. Por tanto, cuando el último entró en servicio estaba dotado de un sistema electrónico de 14 años de antigüedad en un contexto regional complejo. La principal preocupación por aquel entonces era la introducción por parte de China de armamento como el Dong Feng 21, un misil balístico de medio alcance con una variante especial lanzada desde tierra con capacidad para atacar portaaviones.

El sistema AEGIS de la versión Baseline 8 instalada en los tres destructores australianos tenía capacidad de derribar aviones y misiles de crucero. Derribar un misil como el Dong Feng 21 moviéndose a diez veces la velocidad del sonido fuera de la atmósfera requería sistemas más avanzados. Así, en septiembre de 2021, el Gobierno australiano anunció un paquete de modernización del sistema de gestión de combate por valor de 5.100 millones de dólares australianos (unos 3.000 millones de euros) para los tres destructores.

El pasado mes de noviembre, la empresa Lockheed Martin presentó la modernización de la arquitectura del sistema AEGIS que va a permitir a la armada australiana instalar la versión Baseline 9 en sus tres destructores. Los cambios en los sistemas informáticos y en la electrónica de los buques van a ser tantos que la empresa española Navantia ha tenido que rediseñar por completo el Centro de Información de Combate de los tres buques, con consolas, pantallas y sistemas totalmente nuevos. Dada la magnitud y complejidad del desarrollo del programa de modernización, los buques no van a entrar en astillero hasta 2026.

La gran novedad de esta versión es que incluye capacidades de defensa frente a misiles balísticos (BMD) gracias a su capacidad para disparar misiles SM-2 Bloque IIIC y el aún más avanzado SM-6 Bloque 1, mejorando las capacidades del diseño original español que solo permitía disparar el primer modelo de misil y solo hasta la variante Bloque IIIA. Además, los destructores australianos podrán disparar los misiles de crucero Tomahawk, mientras que los misiles antibuque que cargaba originalmente —los Harpoon estadounidenses— se sustituirán por los más modernos y avanzados NSM de origen noruego (que también utilizará la Armada española).

Foto: Naval Strike Missile (MSN), en una feria de Rumanía. (EFE/EPA/Robert Ghement)

El director general de Lockheed Martin para Australia y Nueva Zelanda dijo en la presentación de la nueva arquitectura AEGIS para los destructores australianos que esta modernización iba a permitir al país mantenerse al día tecnológicamente y lograr una mayor interoperabilidad con los aliados en la región del Indo-Pacífico. Sin duda, se refería no solo a Estados Unidos, sino también a Japón y Corea del Sur, cuyas armadas también operan buques con sistemas AEGIS.

Las hora de la verdad, de verdad

Si la entrada en servicio en España de la fragata F-105 Cristóbal Colón permitió a los australianos hacerse una idea de cómo luciría sus destructores antiaéreos de la clase Hobart, el nuevo paquete de modernización australiano nos puede dar una buena idea de las potenciales capacidades de las fragatas españolas F-100 tras pasar el programa MLU. El caso español tiene la singularidad de que la Armada aspira a que los sistemas que se integren en las fragatas F-100 sean, en la medida de lo posible, comunes a los que van a llevar las futuras fragatas F-110, de las que ya están en construcción las dos primeras.

Las primeras filtraciones y especulaciones sobre el programa MLU de las fragatas F-100 habla de un presupuesto de 2.000 millones de euros que podrían incluir algunos de los sistemas de diseño español que Indra está desarrollando para las fragatas F110, como es el caso del radar PRISMA-25X, o del sistema de sensores IRST i110 que desarrollan conjuntamente Indra y Grupo Oesía/Tecnobit. Sí es seguro que se les instalarán los misiles antibuque de origen noruego NSM y es muy probable que se les instale los misiles SM-2 Bloque IIIC.

Al contrario que en el diseño para Australia, las fragatas españolas salieron del astillero sin sistema de defensa de punto antimisil. Como arma de tiro rápido para defensa frente amenazas asimétricas se instaló en cada banda de las cuatro primero unidades cañones antiaéreos Oerlikon de 20mm de segunda mano y accionamiento manual procedentes del Ejército de Tierra. Un auténtico apaño que se corrigió en la F-105 instalando un montaje automatizado Mk. 38 con cañón de 25mm.

Desde entonces, la empresa española Escribano ha presentado diferentes diseños de montajes de ametralladora y cañón totalmente automatizados que han sido instalados en buques de la Armada. Es de esperar que el programa de modernización incluya la instalación de sistemas navales de Escribano en las fragatas F-100. Queda la duda de si en un futuro se les instalará el sistema de defensa de punto antimisil que la empresa española está desarrollando. Y también si España quiere dotarse de medios de defensa frente a misiles balísticos. En unos ejercicios navales celebrados en aguas de Escocia en 2015, la fragata F-102 Juan de Borbón demostró su capacidad para seguir ese tipo de amenaza con su radar, pero se limitó a compartir los datos con otro buque gracias a un sistema informático que instalado para la ocasión.

Foto: Lanzamiento del un misil RAM a bordo del portaaviones USS Theodore Roosevelt (US NAVY)

El diseño en España de las fragatas F-100 con la integración del sistema AEGIS en un buque de su porte fue una proeza difícil de valorar para los poco versados en la materia. Aquella gesta tecnológica se vio reivindicada cuando salieron a la luz los problemas del consorcio ganador del programa de futura fragata de la armada estadounidense para adaptar el sistema AEGIS. El diseño original de las fragatas FREMM italianas ha tenido que ser alargado y ensanchado, obligando a más modificaciones que han eliminado el ahorro que suponía partir de un diseño probado.

La apuesta española por el sistema de defensa antiaérea para buques más avanzado también resultó validada recientemente. Los ataques de las fuerzas hutíes contra la navegación marítima en el mar Rojo empleando una panoplia de misiles balísticos, misiles antibuque y drones, puso a prueba a los buques de las armadas que participaron en la operación europea Aspides.

Una fragata alemana identificó erróneamente a un dron estadounidense, al que disparó dos misiles que fallaron, acabando su misión allí sospechosamente temprano. Una fragata danesa tuvo problemas en su sistema de gestión de combate, su radar y su cañón; y también abandonó la zona antes de lo previsto. En el caso de la armada belga, no hubo ni que esperar a que su buque llegara al mar Rojo. Los fallos detectados en sistemas antiaéreos durante los ensayos previos desaconsejaron su despliegue.

Por el contrario, el destructor estadounidense USS Carney, dotado de sistema AEGIS, el mismo de las fragatas F-100, volvió a casa habiendo pasado su bautizo de fuego con honores. Entró en puerto con las banderas de combate: una enorme enseña nacional y una particular del buque con un cuervo vikingo. En Europa, mientras tanto, muchos debaten ahora en despachos y cuarteles la diferencia entre armadas para tiempos de paz y para tiempos de guerra.

De todos los programas de armamento que impulsa la Armada en este ciclo expansivo de inversión, hay uno especialmente sensible del que no hemos tenido noticias. La modernización de media vida de las fragatas F-100, que en su momento fueron las más avanzadas de Europa, se lleva demorando años pese a que estos buques conforman ahora mismo el pilar de defensa del eje Baleares-Estrecho-Canarias.

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