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Misión Taiwán: 2.000 millones en misiles (¿y minas?) de EEUU para disuadir a China
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TODAS LAS PAPELETAS PARA UN CONFLICTO

Misión Taiwán: 2.000 millones en misiles (¿y minas?) de EEUU para disuadir a China

Estados Unidos dotará de una ayuda económica para el reabastecimiento armamentístico de Taiwán y otros aliados en la región, como Filipinas o Japón, en caso de que protagonicen un conflicto armado próximamente

Foto: Miembros de las Fuerzas Aéreas Taiwanesas toman parte en un simulacro el pasado enero. (Reuters)
Miembros de las Fuerzas Aéreas Taiwanesas toman parte en un simulacro el pasado enero. (Reuters)

Taiwán se encuentra en una encrucijada. Después de la invasión de Ucrania, es la nación junto con Filipinas con mayor número de papeletas para convertirse en el centro de un nuevo conflicto armado. En este contexto, el nuevo gobierno del país, presidido por Lai Ching-te, ha recibido recientemente a una delegación de congresistas estadounidenses liderada por Michael McCaul, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de 2023. Es la primera vez que el mandatario, puesto a prueba recientemente con los últimos ejercicios Joint Sword, recibe a una delegación estadounidense. Y el motivo, claro está, era armamentístico.

Uno de los puntos que trataron durante la visita fue el reciente paquete de ayuda aprobado por el Congreso estadounidense para la República de China a través del Indo-Pacific Security Supplemental Appropriations Act, 2024. Este epígrafe, cuantificado en unos 8.000 millones de dólares, pertenece a la ley 815, que superó todos los trámites el pasado 24 de abril y amplía los fondos presupuestados para el año 2024. En ellos, se incluyen 61.000 millones para Ucrania, 26.000 millones para Israel y 8.000 millones para incrementar la seguridad en el Indo-Pacífico.

En concreto, 13.800 millones serán entregados al país eslavo para la compra de armamento y recibirá 9.000 millones de ayuda económica en el formato de 'préstamos condonables'. También aportará a Israel 4.000 millones de dólares para el reabastecimiento de sus sistemas de defensa antimisil de corto alcance Iron Dome y de medio alcance David’s Sling, mientras que otros 9.000 millones serán destinados a ayuda humanitaria en Gaza.

Con respecto a los 8.000 millones asignados al indopacífico, Estados Unidos destinará más de 3.000 millones a la construcción de infraestructuras y desarrollo de submarinos, y 1.900 millones al reabastecimiento de armamento estadounidense suministrado a Taiwán y otros aliados en la región, como Filipinas o Japón.

placeholder Lai Ching-te entrega un regalo al  presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Estados Unidos. Fuente: Oficina del Presidente de la República de China (Taiwán).
Lai Ching-te entrega un regalo al presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Estados Unidos. Fuente: Oficina del Presidente de la República de China (Taiwán).

A diferencia de Israel, no se especifica qué tipo de armamento será suministrado a Taiwán bajo este paquete de ayuda. Estados Unidos ha apoyado con material bélico a la isla de Formosa desde la guerra civil china, librada entre los nacionalistas —seguidores de Chiang Kai-shek o Jiang Jieshi— y los comunistas —seguidores de Mao Zedong o Mao Tse-Tung—. Este apoyo fue fortalecido en 1979 con la aprobación del acuerdo Taiwan Relations Act. Además, en 2002 se constituyó el Caucus de Taiwán, una organización de miembros del congreso estadounidense, compuesta por 144 congresistas cuyo objetivo es mejorar las relaciones entre los Estados Unidos y Taiwán. También hay un Caucus similar en el Senado.

Un aspecto particular, que describe magníficamente Xiaobing Li en su libro titulado China’s New Navy, es el crecimiento astronómico de la Marina de Guerra del Ejército Popular de Liberación y es que, en apenas 75 años, ha pasado de ser una marina de carácter fluvial-costero con lanchas torpederas y tácticas irregulares a ser la mayor marina del mundo en número de buques y con dos portaaviones en servicio, a la espera de un tercero. Un aspecto, también a destacar, es que sus victorias en los años 50 y 70 contra la Marina de Guerra de la República del Vietnam y contra Taiwán se hicieron siempre sin entrar en conflicto abierto, siempre de manera controlada.

placeholder Fragata ROCNS Wuchang (FFG-1207) derivada de la clase La Fayette atracada en el puerto de Zhongzheng. Nótese el montaje MIM-72 Chaparral detrás de la pieza principal. (Wikimedia)
Fragata ROCNS Wuchang (FFG-1207) derivada de la clase La Fayette atracada en el puerto de Zhongzheng. Nótese el montaje MIM-72 Chaparral detrás de la pieza principal. (Wikimedia)

De esta manera, la República Popular de China ha ido ganando terreno en el mar de la China Meridional y está presionando tanto a Taiwán como a Filipinas en sus disputas. Recientemente, ha concluido el ejercicio Joint Sword 24A —su tercera edición— cuyo objetivo era, principalmente, poner en aprietos al nuevo presidente taiwanés. Además de servir como elemento de presión y de entrenamiento de sus fuerzas, coordinando dichos ejercicios de manera conjunta. Por si fuera poco, en los últimos meses, también se ha incrementado la presión sobre la isla de Kinmen, perteneciente a Taiwán, pero que se encuentra a escasos kilómetros de la costa continental.

Taiwán, una actualización pendiente

Entrando en detalle, la República de China está compuesta geográficamente por el archipiélago de Taiwán, cuya mayor isla es la isla de Formosa. Está separada de la China continental por el estrecho de Taiwán, que mide unos 130 kilómetros en su punto más estrecho, y la isla tiene una extensión de unos 36.000 km cuadrados y una población de 23,5 millones de habitantes.

A pesar de la situación crítica de Taiwán, dado su cercanía al continente, su inversión en defensa es notablemente reducida. No obstante, desde 2019 a 2023 la inversión ha ido incrementándose en un 5%, pasando del 2% del PIB al 2,5%. Este año el gasto será algo superior a 19.000 millones de dólares, una cifra insuficiente. Tanto es así que en 2022 dejaron en punto muerto la adquisición de doce helicópteros antisubmarinos MH-60R, críticos para contrarrestar la numerosa fuerza submarina del Ejército Popular de Liberación.

placeholder Corbeta de baja observabilidad multimisión PGG-619 ROCNS Ta Chiang navegando. Nótese los huecos en la banda de babor para permitir la exhaustación de los misiles durante el lanzamiento. Fuente: Wikimedia.
Corbeta de baja observabilidad multimisión PGG-619 ROCNS Ta Chiang navegando. Nótese los huecos en la banda de babor para permitir la exhaustación de los misiles durante el lanzamiento. Fuente: Wikimedia.

La situación de las fuerzas armadas taiwanesas es delicada. Por ejemplo, en el caso de su arma submarina, tan solo disponen de cuatro submarinos en servicio, dos de ellos de la Segunda Guerra Mundial. Se espera que en breve comiencen las pruebas de mar del nuevo submarino Hai Kun, pero de aquí a que entre en servicio quedan un par de años.

Algo similar ocurre con la flota de superficie, compuesta por antiguos destructores de la clase Kee Lung (derivados de la clase Kidd estadounidense e inicialmente construidos para la Marina Imperial Iraní), fragatas de la clase Cheng Kung (derivadas de la clase Oliver Hazard Perry y similares a la clase Santa María que opera la Armada), clase Kang Ding (derivadas de la clase La Fayette francesa) y clase Chi Yang (antigua clase Knox estadounidense). Sus buques más modernos son las corbetas Tuo Chiang, que comenzaron a entregarse en 2014.

placeholder Submarino taiwanés ROCNS Hai Shih SS-791 en el puerto de Kaohsiung. Nótese que es un submarino de la Segunda Guerra Mundial de la clase Tench estadounidense. Fuente: Wikimedia
Submarino taiwanés ROCNS Hai Shih SS-791 en el puerto de Kaohsiung. Nótese que es un submarino de la Segunda Guerra Mundial de la clase Tench estadounidense. Fuente: Wikimedia

El problema de la vejez de su flota de superficie se está solventando pero de manera lenta. En concreto, a principios de este año comenzó la construcción de una nueva fragata ligera con un desplazamiento de entre 2.500 y 3.000 toneladas, y una eslora de 115 metros para sustituir a las vetustas clase Knox y disponer de mejores buques para monitorizar a las fuerzas del Ejército Popular de Liberación. Se construirán en configuraciones antiaéreas y antisubmarinas. Inicialmente, se iba a construir una fragata de 4.500 toneladas, pero por problemas presupuestarios y decisiones de la Marina, dicho proyecto fue desechado.

Con respecto a la fuerza aérea, Taiwán ha completado ya la primera fase de modernización de sus F-16 al estándar F-16V bajo el programa Peace Phoenix Rising. Así, se han actualizado 139 aparatos por un importe de 4,5 mil millones de dólares. La segunda parte consiste en la entrega de 66 nuevos aviones F-16 en el mismo estándar, previstos para los próximos 2-3 años. Algunos de estos aviones, debido a su importancia estratégica, operan desde bases subterráneas. Además, cuentan con aviones AIDC F-CK-1 Ching-kuo de construcción local, debido a la negativa inicial de Estados Unidos de suministrar a Taiwán aviones F-16 y F-20 —última iteración del F-5E Tiger II—. Aparte de los aviones de fabricación local, compraron en 1992 60 Dassault Mirage 2000-5.

placeholder Un F-16A de la Fuerza Aérea de la República de China evoluciona durante una exhibición. Fuente: Wikimedia.
Un F-16A de la Fuerza Aérea de la República de China evoluciona durante una exhibición. Fuente: Wikimedia.

Aunque los F-16 son aviones ligeros, su puño es bastante considerable. Taiwán ha solicitado armamento muy capaz para este tipo de aeronaves: misiles aire-aire de guía radar AIM-120C8, misiles aire-aire de guía de imagen infrarroja AIM-9X Block II, además de armamento stand-off como los AGM-154C Block III. Probablemente, el paquete de ayuda estadounidense girará en torno al suministro de este tipo de armamento, es decir, misiles y municiones de alta tecnología.

En el apartado de los multiplicadores, disponen de 6 E-2K para alerta temprana y control aerotransportado, similares a los que tiene la US Navy basados en portaaviones. En patrulla marítima cuentan con 12 P-3C, ex-US Navy, con más de 50 años a sus espaldas. Aunque por ahora no hay previsión de sustituirlos -recibieron alas nuevas a mediados de 2010-, en el entorno de 2035-2040 sería necesario un relevo. Tanto los P-3C como los F-16 pueden disparar el misil antibuque AGM-84 Harpoon.

Una mina, el soldado perfecto

Además de todo lo anterior, diversos analistas apuntan a la necesidad de Taiwán de apostar por la guerra de minas. Normalmente, son las grandes olvidadas de los conflictos, pero tremendamente eficaces. En el caso de la isla de Formosa, la mayoría de los expertos en la materia apuntan a un desembarco anfibio en fuerza. Sin entrar a discutir otros pormenores, la posible amenaza de una mina en cierta área de operaciones forzaría la ralentización del desarrollo de las misiones, al requerirse la presencia de una flotilla de cazaminas que vaya limpiando el área. Algo que no es rápido y que podría facilitar la defensa de la isla.

Foto: Ilustración 3D de las nuevas baterías de misiles hipersónicos de EEUU. (Lockheed Martin)

Aunque hay muchos factores que apuntan hacia una posible invasión de Taiwán en 2027, y a pesar de las contundentes declaraciones del portavoz del Ministerio de Exteriores de la RPC que podrían traducirse como "las fuerzas independentistas de Taiwán quedarán con la cabeza rota y la sangre fluyendo después de chocar contra la unificación completa de China", todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Sin embargo, Taiwán debe aumentar su presupuesto de defensa y mejorar sus capacidades militares, pues no deja de ser curioso que, 75 años después, es ahora Taiwán la que debe acogerse a las tácticas de guerra irregular para hacer frente al avance de la República Popular de China.

Taiwán se encuentra en una encrucijada. Después de la invasión de Ucrania, es la nación junto con Filipinas con mayor número de papeletas para convertirse en el centro de un nuevo conflicto armado. En este contexto, el nuevo gobierno del país, presidido por Lai Ching-te, ha recibido recientemente a una delegación de congresistas estadounidenses liderada por Michael McCaul, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de 2023. Es la primera vez que el mandatario, puesto a prueba recientemente con los últimos ejercicios Joint Sword, recibe a una delegación estadounidense. Y el motivo, claro está, era armamentístico.

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