Es noticia
Soy profesor de robótica y así es como la IA puede acabar con la soledad de los humanos
  1. Tecnología
Puede ayudar a salir de la espiral

Soy profesor de robótica y así es como la IA puede acabar con la soledad de los humanos

Tony Prescott ha defendido en su libro, ‘La psicología de la Inteligencia Artificial’, por qué las IA pueden ayudar con la epidemia de soledad. Te contamos lo que piensa

Foto: Una IA podría ayudar a salir del pozo de la soledad (PEXELS/Pavel Danilyuk)
Una IA podría ayudar a salir del pozo de la soledad (PEXELS/Pavel Danilyuk)

El test de Turing es una prueba que ideó Alan Turing, el famoso padre de la ciencia de la computación, en 1950, para poner a prueba la capacidad de una máquina para ser indistinguible de un humano. Ideó la prueba no porque quisiera averiguar si las máquinas ‘pueden pensar’, sino más bien demostrar lo innecesario de esa cuestión.

Parece querer decir, “si actúa como un humano, ¿qué más da si lo es?”. Y es que, si nos ponemos filosóficos, hay una cuestión peliaguda que se conoce como ‘el problema de las otras mentes’, en el que se pone en cuestión el conocimiento que tenemos de los demás. ¿Cómo podemos estar seguros de que la persona que tenemos delante ‘piensa’?

Foto: Bill Gates recomendaba buscar oportunidades de trabajo en estos tres campos (REUTERS/Anushree Fadnavis)

Esta doble problemática entre si un robot tiene consciencia, o si la tiene un humano, pronto podría adquirir nuevas fórmulas. En las últimas muestras de lo que son capaces de hacer las inteligencias artificiales quedamos sorprendidos al ver a ChatGPT hablar, con la voz de Scarlett Johansson, con la naturalidad, la velocidad y el sentido del humor de un humano corriente.

Una IA puede ser un buen compañero

ChatGPT-4 es lo que se conoce como multimodal. Puede ver, oír, leer y responder. Puede interpretar emociones, de hecho, según este estudio, lo hace mejor que muchos humanos. ¿Qué lo distingue entonces de un humano? Dime, si una IA utiliza una imagen de un actor al que da vida mientras habla contigo, ¿podrías distinguirlo?

Esta es el estado de la cuestión en el que Tony Prescott, profesor de robótica cognitiva de la Universidad de Sheffield, plantea que la IA puede tener un papel importante en la prevención de la soledad humana. Lo plantea en su libro ‘The Psychology of Artificial Intelligence’, en el que lo compara con los vínculos significativos con mascotas o los juegos que realizan los niños con muñecos. “Deberíamos estar abiertos al valor de la IA para los adultos”, afirma.

“En una era en la que muchas personas describen sus vidas como solitarias, puede haber valor en tener compañía de IA como una forma de interacción social recíproca que sea estimulante y personalizada” le dice al medio The Guardian.

Un medio para conseguir un fin

Prescott utiliza un argumento convincente. No piensa que la IA deba sustituir la interacción humana, ni tampoco provocar vínculos irreales profundos. Pero sí podría servir para frenar la ‘espiral descendiente’ en la que una persona aislada, la cual ve mermada su autoestima, siente incapacidad para establecer relaciones nuevas.

placeholder Tony Prescott con un robot (X/@tonyjprescott)
Tony Prescott con un robot (X/@tonyjprescott)

Es en este momento en que una conversación con una IA podría ayudar a romper el bucle, elevar la autoestima y hacer que un individuo, al sentirse menos solo, tenga más fuerza para establecer nuevas relaciones significativas. En el fondo se trata de una manera de mantener o mejorar las habilidades sociales.

Christina Victor, profesora de salud pública en la Universidad de Brunel, se plantea “si las conexiones a través de IA pueden ser relevantes, ya que nuestras conexiones sociales a menudo se enmarcan en la reciprocidad y brindan a los adultos mayores la oportunidad de contribuir además de recibir”.

Una vez más, la cuestión para Prescott es la misma que para Turing. No se trata de si las máquinas tienen consciencia o emociones, sino de qué utilidad podemos extraer de su funcionamiento. Dicho de otro modo, si funciona para mejorar la salud, ¿por qué no?

El test de Turing es una prueba que ideó Alan Turing, el famoso padre de la ciencia de la computación, en 1950, para poner a prueba la capacidad de una máquina para ser indistinguible de un humano. Ideó la prueba no porque quisiera averiguar si las máquinas ‘pueden pensar’, sino más bien demostrar lo innecesario de esa cuestión.

Inteligencia Artificial Tecnología Salud
El redactor recomienda