Es noticia
Hay gente utilizando la IA para dejarte: "Es más amable de lo que hubiera sido yo"
  1. Tecnología
CHATGPT, ALÉJAME DEL ‘GHOSTING’

Hay gente utilizando la IA para dejarte: "Es más amable de lo que hubiera sido yo"

Aunque no te hayas dado cuenta, es posible que ese mensaje que has recibido dejándote plantado esté escrito con ChatGPT. No te enfades, es cada vez más habitual

Foto: Una mujer usa un teléfono móvil. (Reuters/Blair Gable)
Una mujer usa un teléfono móvil. (Reuters/Blair Gable)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Marta C. (26 años) conoció hace un año a un chico por Tinder. No habían hablado mucho y la cita no salió demasiado bien. A lo largo de la tarde se dio cuenta de que no solo no le gustaba, sino que le caía un poco mal. Sin embargo, terminaron ocurriendo cosas. Un par de días después, él la volvió a escribir para quedar. “Yo no quería, pero no sabía cómo responderle sin explicarle que lo había pasado mal y sin ser maleducada”. El ghosting tampoco era una opción, porque tenían conocidos en común.

Así que Marta quedó con unas amigas y les preguntó qué harían en su lugar. Una de ellas le recomendó utilizar ChatGPT para escribir un texto de ruptura. Marta se puso manos a la obra. “La sugerencia fue extremadamente cursi, pero sí que me sirvió como referencia para saber qué escribirle”, explica a El Confidencial. Aunque le parece frío, recomienda su uso en esos casos en los que alguien no sabe muy bien qué decir y necesita cierta ayuda de alguien menos implicado emocionalmente en el asunto. Una inteligencia artificial, por ejemplo.

La principal razón por la que le resultó útil es porque el bot no conocía todos los detalles de lo que había ocurrido esa noche, así que su respuesta no iba a estar contaminada por los detalles. “Con el ChatGPT es fácil porque no sabe lo que ha pasado, solo la premisa que le das: ‘Escribe un mensaje para terminar una relación después de una primera mala cita’”, explica Marta. “Es más amable de lo que hubiera sido yo”.

Este mensaje es solo la punta de un iceberg cuyo tamaño real desconocemos, pero que seguramente sea mucho más grande de lo que imaginamos porque no mucha gente estaría dispuesta a admitir que está usando una aplicación para tomar decisiones en su vida personal o redactar mensajes de ruptura, apoyo o condolencia. A veces, son textos dirigidos a jefes sobre asuntos delicados, pero si nos fiamos de las redes sociales, también hay quien lo usado para enviarle palabras de apoyo a su novio tras perder a su madre o para justificar una infidelidad.

Para Cristina Vela, lingüista y profesora de la Universidad de Valladolid, es una herramienta más cuyo uso ya es común. “La tecnología puesta al servicio de la comunicación siempre ha estado ahí, y contar con modelos que nos ayuden a resolver una situación comunicativa difícil tiene sus ventajas”, valora. “Ahora bien, las preguntas que se derivan de esto son varias: ¿por qué confiar más en un modelo automatizado que en nuestra propia intuición? ¿Qué consecuencia puede tener emplear modelos más estándares y, por lo tanto, menos personales para estas situaciones comunicativas tan personales?”

Si resulta eficiente a la hora de redactar un mensaje convencional es porque la inteligencia artificial no inventa nada. Se basa en lo ya existente, y por lo tanto, es perfecta para redactar una respuesta que entre dentro de los parámetros de lo aceptable, como explica Jordi Vallverdú, investigador ICREA en la UAB y filósofo de la ciencia/computación. “Recurrir a la inteligencia artificial para redactar mensajes de ruptura, amor o cualquier otra comunicación personal puede parecer, en primera instancia, una forma de deshumanización”, valora. “Pero la chica… tiene razón”.

"Le dije que quería mandarle al infierno y lo hizo"

El filósofo recuerda que la IA generativa, como ChatGPT, es capaz de reproducir “lo socialmente aceptable” por dos motivos. Por un lado, porque “tiene muchos filtros moralistas norteamericanos”. Por otro, porque “está entrenada con casos reales de conversaciones y textos cotidianos”. No considera que sea un engaño mayor que “el que tienen que hacer casi todos los neurodivergentes si se quieren integrar mínimamente en la sociedad”. Un nivel superior de la etiqueta social.

Perdidos en la traducción

Clara (nombre ficticio) rompió el pasado verano con un chico que “se comportaba muy mal y tenía comportamientos muy poco adecuados”. Era complicado comunicarse con él, no solo por su carácter, sino porque su idioma materno era el inglés y el de Clara el español, así que le dijo a ChatGPT lo que quería contarle. “Unas frases estrella y poco más”.

El resultado fue “un texto increíble, uno de los mejores textos de ruptura que he visto en mi vida; le dije que quería mandarle al infierno y lo hizo: increíble”. En su caso, recurrir a la inteligencia artificial fue tanto una cuestión de ahorro de tiempo, esfuerzo y carga mental, porque no quería dedicar más tiempo a una persona que no lo merecía, como de evitar que se quedase nada por el camino de la traducción. “Si se entera que lo he hecho con ChatGPT, no me importa, la verdad”.

Una de las ventajas de la inteligencia artificial generativa es que por su entrenamiento es “transcultural”, prosigue Vallverdú, por lo que es capaz de superar esas barreras impuestas por la distancia social al mismo tiempo que permite cierta personalización. “Tradicionalmente, los mensajes de ruptura tienden a recurrir a lugares comunes (‘no eres tú, soy yo’, ‘quizá en otras circunstancias’), lo que ya sugiere una cierta fórmula que la IA puede replicar”, prosigue. “Lo que diferencia a un mensaje personalizado por IA es su capacidad para adaptar estos lugares comunes de manera que suenen frescos y específicos para la situación particular, evitando caer en la frialdad de los clichés, o adaptando el mensaje a una persona de perfil especial (edad, trabajo, cultura…)”.

Los robots tienen la cabeza más fría que tú

Los testimonios coinciden en que la IA es útil a la hora de encontrar el tono adecuado y evitar que los sentimientos (negativos) envenenen el mensaje. Como recuerda Vela, no hay nada más complicado en el uso de una lengua que hallar el tono idóneo. “Un niño de primaria domina perfectamente la gramática, pero le costará toda una vida encontrar ese tono adecuado para cada contacto, para cada momento”, recuerda. “Cada una de nuestras elecciones nos sitúan en un lugar específico del complicado entramado de relaciones de poder que conforman nuestras relaciones sociales y que se hacen palpables en el lenguaje”.

Lo que la lingüista ya no tiene tan claro es si una inteligencia artificial puede ocuparse de ello, ya que considera que “aún fallan en la educación estilística”. “Es verdad que podemos pedir a una IA que nos reescriba un mensaje y lo haga ‘más emotivo’, ‘más formal’, ‘más cercano’, sin embargo, su grado de precisión en estas tareas todavía es muy mejorable”, valora. “La mayor parte de las veces recurrirá a estructuras muy poco naturales”. Hay sutilezas, como el empleo afectivo de un diminutivo, difíciles de captar.

"Nos permite ser compasivos, algo difícil en momentos de alta tensión emocional"

Marta aclara que utilizó ChatGPT como una referencia. Un punto de partida. “En estos casos, las emociones están tan mezcladas, son tan confusas, y expresarlas sin herir a alguien es difícil”, explica. “Si hubiese empezado el mensaje como yo quería y sin referencia ninguna probablemente me hubiese ido a circunstancias particulares como razón para no seguir quedando”. No le parecía justo: “Que no me guste a mí no significa que no le vaya a gustar a otra persona, y creo que a veces cuando alguien es tan preciso en tus defectos te puede generar inseguridades”.

Vela añade que, de igual manera que siempre han existido libros con modelos para redactar cartas profesionales o personales, la inteligencia artificial puede cumplir un papel utilitario semejante, como una forma de ahorrarnos tiempo y acabar con el paralizante miedo a la página en blanco. La lingüista recuerda que el ser humano tiende a automatizar situaciones comunicativas. El concepto de frame de Erving Goffman sugiere que manejamos marcos que nos ayudan a saber, por ejemplo, qué se espera que hagamos cuando llegamos a un restaurante. Es decir, se ritualizan ciertas comunicaciones.

Lo bueno de ChatGPT, en este caso, es que no conocía ni a Marta ni a su amante fallido, así que no tenía nada en contra (ni a favor) de ninguno de los dos. “Lo cierto es que puede enmascarar o adornar mejor lo que queremos que se diga en representación nuestra sin dejar rastros emocionales en los textos que permitan al otro lado herirnos más o ver nuestras debilidades (o por dónde cojeamos)”, valora Vallverdú, que recuerda que en lugar de deshumanizarnos, tal vez nos ayude a ser más humanos. “Nos permite expresar nuestras emociones de manera más efectiva y compasiva, algo que podríamos no ser capaces de hacer en momentos de alta tensión emocional”.

placeholder Whitney Wolfe, fundadora de Bumble. (Reuters/Caitlin Ochs)
Whitney Wolfe, fundadora de Bumble. (Reuters/Caitlin Ochs)

El bot sabe ligar mejor que tú

El mes pasado, Whitney Wolfe, la fundadora de la app de citas Bumble, anunció que la compañía incorporará la inteligencia artificial en forma de asistente virtual. “En el futuro cercano, podrás hablar con tu asistente y compartir tus inseguridades, y te proporcionará trucos productivos para comunicarte con los demás”, explicó en un evento de Bloomberg en San Francisco. “En algún momento, ligará por ti con otros asistentes, y así no tendrás que estar hablando con 600 personas”.

Según los datos de la plataforma de IA Pollfish, que hay que tomar con precaución, uno de cada tres hombres estadounidenses recurren a la inteligencia artificial para ligar, por tan solo un 14% de mujeres. Es la respuesta de las compañías al agotamiento causado por las apps de citas, que necesitan encontrar nuevos métodos para retener a sus frustrados usuarios. Por ejemplo, automatizando el arduo proceso de entablar una conversación con un desconocido, un proceso inicial marcado por conversaciones que se repiten una y otra vez.

“Permitir que la IA ligue por nosotros plantea cuestiones sobre la autenticidad de nuestras interacciones”, se plantea el filósofo. “¿Podemos considerar genuina una relación que se inicia o se mantiene a través de una intermediaria no humana?” Sin embargo, añade, puede ser útil para “superar la ansiedad social y mejorar nuestras habilidades de comunicación”. La IA puede ser un exocerebro, una muleta social, una empatía modulada, concluye: “Si puede ayudar a equilibrar dinámicas de poder desigual y proporcionar a las personas herramientas para comunicarse de manera más efectiva, su uso podría ser visto como un empoderamiento”.

"Recurrir a lo más fácil te puede privar de mantener conversaciones necesarias"

“Me parece frío, la verdad”, concluye Marta, que admite un poco avergonzada haberlo usado recientemente para explicarle a un amigo por qué estaba enfadada con él. “También reconozco que a mí no me gustaría que me lo hicieran, que pensasen en mí como un problema a despachar de forma rápida y genérica”. El mayor hándicap que ve, no obstante, es el mismo que se están planteando esos profesores y alumnos que se han pasado el curso jugando al gato y el ratón a ver quién es más listo: que se ponga de moda y la gente empiece a notar cuándo se usa la IA.

“No te niego que te insensibiliza de alguna manera”, concluye. “A veces las cosas cuestan decirlas por algo, para que tú vayas procesando los sentimientos, para que tú misma te encuentres los fallos en lo que dices, para empatizar con el interlocutor. Recurrir a lo más fácil, a lo más frío, a lo más desconectado como solución inmediata al final te puede privar de conversaciones necesarias”. Como añade Vela, no es lo mismo excusar la ausencia a una reunión que despedirse de una persona que te ha importado. Para todo lo demás, inteligencia artificial.

Marta C. (26 años) conoció hace un año a un chico por Tinder. No habían hablado mucho y la cita no salió demasiado bien. A lo largo de la tarde se dio cuenta de que no solo no le gustaba, sino que le caía un poco mal. Sin embargo, terminaron ocurriendo cosas. Un par de días después, él la volvió a escribir para quedar. “Yo no quería, pero no sabía cómo responderle sin explicarle que lo había pasado mal y sin ser maleducada”. El ghosting tampoco era una opción, porque tenían conocidos en común.

Inteligencia Artificial Relaciones de pareja Relaciones laborales
El redactor recomienda