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El gran azote de las 'big tech' acaba de pagar 10 millones a este madrileño por su idea
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Desde un pueblo de Valencia

El gran azote de las 'big tech' acaba de pagar 10 millones a este madrileño por su idea

Daniel Vila montó en 2017 la 'startup' de inteligencia artificial Argilla, uno de los pocos proyectos en software libre y abierto. Ahora, la estadounidense Hugging Face ha pagado 10 millones por su idea

Foto: Daniel Vila Suero, cofundador de la 'startup' de IA Argilla. (Cedida)
Daniel Vila Suero, cofundador de la 'startup' de IA Argilla. (Cedida)
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Convencer a uno de los grandes nombres de la tecnología global de pagar una millonada por tu idea, y hacerlo desde un pueblo de Valencia. Es justo lo que acaba de conseguir Daniel Vila, ingeniero de 41 años, doctorado en inteligencia artificial y cofundador de la startup Argilla, por la que Hugging Face, referente de la IA en software libre y azote de las 'big tech', acaba de desembolsar 10 millones de dólares. Hace cinco años, harto de Madrid, Vila huyó con su familia a una pequeña localidad de 7.000 habitantes a las afueras de Valencia. "Quería probar a vivir en el mundo rural. Y mira, ¡hasta es posible cerrar operaciones con Silicon Valley!".

Lo que ha ocurrido con la idea de Vila explica muy bien el desborde que se vive ahora mismo con la inteligencia artificial. Este madrileño montó Argilla en 2017 junto a sus socios Francisco Aranda y Amélie Viallet. La idea inicial era más limitada. Se trataba de un programa en código abierto que usaban empresas como Airbus o Reale Seguros para desarrollar modelos internos de lenguaje natural. Unos años después, en 2021, decidieron arriesgarse más. ¿Por qué no intentar lanzar algo global, un software libre que fuera imprescindible para manejar grandes bases de datos corporativos en proyectos de IA?

La idea prometía y el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022 hizo el resto. De repente, miles de millones de personas comenzaron a trastear por primera vez con IA generativa. De repente, miles de empresas y administraciones se planteaban la necesidad de crear sus propias IA internas, con datos corporativos privados, para tomar mejores decisiones. ¿Cómo hacerlo? ¿Qué herramientas utilizar? Era el momento que Vila y su equipo de 13 empleados estaban esperando.

Foto: Meredith Whittaker. (TechCrunch/Flickr)

"Nosotros tenemos un software libre y abierto para hacer justo eso. Cualquiera se lo puede descargar gratis. Con él, los ingenieros y científicos de datos de una empresa manejan grandes bases de información para desarrollar modelos de IA. Luego, cualquiera en la organización puede ajustar o corregir el modelo, volver a entrenarlo, etc. Es algo así como un Google Docs de la IA, un sistema colaborativo para afinar modelos de IA. De hecho, mucha gente hace este trabajo ahora tirando de hojas de cálculo de Google. No es lo ideal", explica Vila en conversación telefónica con El Confidencial.

Para ganar dinero, Vila propone una modalidad adicional: utilizar su software corriendo sobre la nube de Google a cambio de una suscripción mensual. Quien no quiera, puede usar el sistema gratis sobre otra nube y modificarlo a su antojo. El planteamiento convenció a inversores como Zetta Venture Partners, con sede en San Francisco, Criteria Venture Tech (Criteria Caixa) o Eniac venture partners (Nueva York), que en total pusieron 7 millones de dólares de inversión en el proyecto a finales de 2022.

La idea no solo es práctica y cubre una necesidad de mercado, sino que enlaza con una tendencia mayor. Frente a los gigantes de la IA, OpenAI, Microsoft, Google, Meta o Amazon, que empujan sus plataformas cerradas y propietarias, que nadie puede ni descargar gratis ni modificar, compañías como Hugging Face, con sede a caballo entre París y Nueva York, proponen todo lo contrario, un repositorio de modelos de IA completamente abiertos y modificables. Es un camino que Meta ha comenzado a seguir, aunque solo de forma parcial.

placeholder El equipo de Argilla, con Daniel Vila al fondo (tercero por la derecha). (Cedida).
El equipo de Argilla, con Daniel Vila al fondo (tercero por la derecha). (Cedida).

El fundador de Hugging Face, Clem Delangue, se ha hecho un hueco criticando a las 'big tech' por este nuevo monopolio que se nos viene encima. "Si acabamos con un puñado de grandes organizaciones con demasiado poder, entonces va a ser mucho más difícil luchar contra ellas más adelante", explicaba en una entrevista reciente. Delangue quiere que los sistemas avanzados de IA estén accesibles para todo el mundo, da igual si eres una pyme de 10 empleados, una ONG, un organismo público o una firma del Ibex. Y quiere que no tengan que pasar sí o sí por los gigantes de la IA. Exactamente la misma visión de Daniel Vila con Argilla.

"Empezamos a hablar en enero, las cosas han ido muy rápido. Y todo desde el pueblo y por videoconferencia", bromea Daniel sobre las primeras conversaciones con Clem Delangue. Hoy Hugging Face ha anunciado la compra de Argilla por una cifra no confirmada de manera oficial, pero que Bloomberg, quien ha adelantado la operación, sitúa en 10 millones de dólares. "Lo suficiente para no tener que preocuparme económicamente", reconoce Vila, aunque asegura que tanto la marca de Argilla, como él y sus 13 empleados seguirán funcionando de forma independiente y comprometidos con el proyecto.

Google, Amazon y Nvidia inyectaron 235 millones de dólares en Hugging Face , disparando su valoración a los 4.500 millones.

La adquisición de Hugging Face pone aún más en el foco la necesidad de alternativas reales a los nuevos monopolios de IA que se están estableciendo. "Esos monopolios ya están creados. Se llaman Google, Meta, Microsoft, Amazon...", explicaba en una entrevista reciente con este diario Meredith Whittaker, fundadora del think tank AI Now Institute y ex directiva de Google. "Estamos asistiendo a la extensión y el atrincheramiento de esos monopolios. Y estamos entregando gran autoridad a estas empresas bajo el estandarte de la IA para que sean ellas, en lugar de nosotros, quienes tomen decisiones. Deberíamos estar muy preocupados", señalaba.

Hugging Face tampoco se libra de las críticas y las contradicciones. Por un lado, se posiciona como el azote de las 'big tech' de la IA por su modelo cerrado y propietario. Por otro, acepta enormes inversiones de algunas de esas mismas tecnológicas, como Google, Amazon o Nvidia, que hace un año le inyectaron 235 millones de dólares, disparando su valoración a los 4.500 millones. "Hugging Face hace cosas interesantes, pero es solo un intermediario más. No soluciona el problema de la concentración de poder", criticaba Whittaker. El tiempo dirá si eso tan bonito de "IA libre y gratuita para todos" se queda en slogan o consigue algo más.

Convencer a uno de los grandes nombres de la tecnología global de pagar una millonada por tu idea, y hacerlo desde un pueblo de Valencia. Es justo lo que acaba de conseguir Daniel Vila, ingeniero de 41 años, doctorado en inteligencia artificial y cofundador de la startup Argilla, por la que Hugging Face, referente de la IA en software libre y azote de las 'big tech', acaba de desembolsar 10 millones de dólares. Hace cinco años, harto de Madrid, Vila huyó con su familia a una pequeña localidad de 7.000 habitantes a las afueras de Valencia. "Quería probar a vivir en el mundo rural. Y mira, ¡hasta es posible cerrar operaciones con Silicon Valley!".

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