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El gigante chino en la sombra que está fagocitando las marcas de electrodomésticos
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SU ÚLTIMA VÍCTIMA: TEKA

El gigante chino en la sombra que está fagocitando las marcas de electrodomésticos

Silenciosamente, un conglomerado chino está arramplando con cualquier empresa occidental del sector de los electrodomésticos que se le pone a tiro. Tiene la mirada puesta en España y hay una explicación

Foto: Una trabajadora en un taller de producción en Huzhou, China, el pasado abril. (Getty Images/NurPhoto)
Una trabajadora en un taller de producción en Huzhou, China, el pasado abril. (Getty Images/NurPhoto)
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Kuka, Clivet, Intra, Kermi, Tecna, Termovent… quizás estos nombres no le suenen de nada. Este, sin embargo, puede que sí le sea más familiar: Teka. Todos tienen en común dos cosas: que son marcas de electrodomésticos europeas y que han sido adquiridas recientemente por una sola empresa china. A medida que el crecimiento de la segunda economía más grande del mundo se desacelera, el país se ha lanzado a extender su presencia en el extranjero a través de fusiones y adquisiciones. Y, en la sombra, hay un conglomerado enorme (tan grande que supera en valor a Xiaomi o Baidu), que está devorando a cualquier empresa occidental de este sector que se le pone a tiro.

Midea, con sede en Shunde (China), no sólo es la empresa de electrodomésticos más grande del mundo, sino que es una de las de mayor valoración: 63.000 millones de dólares. Lo ha conseguido fabricando lavadoras, lavavajillas, aires acondicionados, neveras o congeladores. Durante los últimos años, ha dejado claro que su estrategia para catapultar su cotización e ingresos pasa por acaparar todo el sector del hogar. Y para ello necesita quitarse de encima a los pequeños competidores extranjeros, incluidas marcas míticas en España, que están en apuros financieros.

Hace unos días, cerró un importante acuerdo con el holding Heritage B, el accionista alemán que controla la histórica marca “española” de electrodomésticos Teka (que tiene origen y capital alemán, pero que estableció su sede en Santander hace décadas) para incluir la famosa firma que ha decorado las cocinas de buena parte de nuestro país a su gigantesco porfolio.

placeholder Oficinas de Teka en Santander. (Teka)
Oficinas de Teka en Santander. (Teka)

Según Teka, es una decisión para "mejorar y fortalecer" su posición competitiva. Según los datos, un salvavidas dada la delicada situación financiera que atravesaba la compañía cántabra, con una deuda que ronda los 100 millones de euros. Los bancos BBVA y Santander tuvieron que salir al rescate de la firma hace unos años para mantenerla a flote, a pesar de tener casi el 15% de cuota de mercado en España. Con más de 4.000 empleos y fábricas en Santander, Zaragoza y Granada sumidas en distintos ERTE, llevaba mucho tiempo arrastrando números rojos. Y era el momento perfecto para que la enorme criatura china mostrara sus fauces.

Una estrategia de expansión brutal

En el paquete de la compra se incluye Küppersbusch, otra marca alemana de electrodomésticos, enfocada en hornos, placas, campanas y frigoríficos. También Intra, una marca escandinava de diseño para el hogar. Estas, junto a Teka, son solo la punta del iceberg de otras decenas de empresas que han ido a parar a la inmensa cartera del conglomerado. Una pesca de arrastre que prueba cómo China está comiéndole terreno al viejo continente no solo en coches eléctricos, también en lavadoras y neveras.

Foto: Valentí Sanjuan con uno de sus diseños. (Actitú or Die)

El impulso de Midea ha sido meteórico: comenzó como una pequeña empresa de sistemas de aire acondicionado y ahora cuenta con todo un ejército de empresas dedicadas a la climatización, robótica y automatización. En 2024 tiene nada menos que 190.000 empleados y factura 53.000 millones de dólares al año. Es la vigesimoséptima empresa china de mayor capitalización bursátil y atesora más de 200 subsidiarias por todo el mundo.

Pero su cruzada por adquirir empresas no es nueva, sino que comenzó hace ya algún tiempo. En 2016 compró una participación mayoritaria en la unidad de electrodomésticos de Toshiba y un año después adquirió el fabricante alemán de robótica Kuka por casi 5.000 millones de dólares. Más tarde se haría también con el productor italiano de aires acondicionados Clivet. Y hace unos meses acordó la compra por 760 millones de euros de parte del grupo suizo Arbonia, que incluye los negocios de HVAC Sabiana, Termovent, la española Tecna, y otras marcas de sistemas de calefacción como Kermi, Prolux y Vasco.

placeholder Sede central de Midea Group en Shunde, China. (Midea Group)
Sede central de Midea Group en Shunde, China. (Midea Group)

"Desde que China entró en la Organización Mundial del Comercio y se internacionalizó, siempre ha estado buscando materias primas, porque las necesita para el crecimiento interno, pero también marca, conocimiento y tecnología. Y ahí es donde Occidente encaja en su estrategia desde hace años. Hasta la compra de Kuka por Midea en 2016 se veía como algo muy positivo, sobre todo en los años de la crisis del euro, cuando se daba la bienvenida al capital chino. Pero tras esa operación, empezaron a sonar las campanas de alarma en Berlín y Bruselas. China se ha dado cuenta de lo importante y estratégico que es el mercado europeo porque cada vez tiene más dificultades regulatorias en EEUU", explica a El Confidencial Miguel Otero, investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor del IE School of Global and Public Affairs.

Entre los planes del conglomerado está el de construirse una suerte de base de producción de bombas de calor en Europa. Esto ya se ha visto ejemplificado con una inversión de 60 millones de euros en un proyecto en Feltre, en el norte de Italia, que entrará en funcionamiento en las próximas semanas con el objetivo de producir 300.000 unidades cada año. Pero, sobre todo, servirá para levantar un “puente” que reducirá el tiempo de entrega de los productos chinos a Europa “de cinco meses a uno”. "La instalación puede aprovechar la cadena de suministro local en Europa y la fabricación en China para ofrecer a los clientes europeos productos más rápido", decía Liu Ligang, subdirector general de Clivet.

placeholder Tienda de Midea en China. (Midea Group)
Tienda de Midea en China. (Midea Group)

Estos productos se están convirtiendo en un importante motor de crecimiento para Midea y para China. Según la consultora ChinaIOL.com, con la totalidad del mercado casi conquistado, el volumen total de exportación aumentó más del 200% en 2022. Pero con estas operaciones sobre la mesa, era cuestión de tiempo que paralelamente también fuera creciendo la cautela de los gobiernos occidentales hacia China, sobre todo porque el 40% de la facturación de Midea proviene del extranjero.

Una Europa cada vez más precavida

La preocupación más grande aquí es la difusa línea entre las multinacionales chinas, cada vez más agresivas, y la política industrial a largo plazo de Pekín. El Gobierno chino ha dejado clara su intención de utilizar fondos estatales para ganar músculo tecnológico en el extranjero y traer empresas a casa, y las compras que estamos viendo lo demuestran.

“El objetivo de los programas de política industrial china para el exterior es reemplazar a los líderes tecnológicos extranjeros en el medio plazo”, decía en una entrevista con The New York Times Sebastian Heilmann, presidente del Instituto Mercator de Estudios sobre China, un think tank con sede en Berlín. Lo que también conlleva cuestiones peliagudas sobre cómo los países del bloque deberían tratar las ofertas que sobrevuelan entre la inversión privada y las adquisiciones orquestadas por un país.

"Europa ha empezado a ver este fenómeno con más temor, porque China ha pasado de ser la fábrica de camisetas y calzado, a subir la escala de valor añadido y a competir en todo tipo de maquinaria, electrodomésticos, etc. La transición normal de una economía cada vez más compleja y sofisticada, que ya compite en sectores estratégicos, como también es el del coche", señala Otero. "El resultado puede ser que el continente se vuelva un poco más proteccionista. Desde Europa, lo más probable es que se exija a estas empresas que instalen sus plantas aquí para crear empleo y negocio. La gran duda es si China será capaz de alimentarse en algún momento del ecosistema de proveedores locales o si todavía dependerá de las cadenas de suministro chinas. Ese es el gran desafío", añade.

Foto: Robin Li en la presentación de Earnie. (Reuters)

Debido a esos acuerdos, Alemania ya se ha convertido en el mayor receptor de inversión china en Europa. Pero, tal y como apunta el experto, una clave importante de todo esto es que el resultado sea que China tenga que aceptar en el futuro también inversión europea. "Al país asiático no le va a quedar otra que abrir su propio mercado a servicios o productos europeos", comenta. Esto ya ha levantado una polvareda de críticas recientes entre funcionarios europeos y estadounidenses por el hecho de que las empresas chinas puedan presentar ofertas de adquisición en Occidente y, según ellos, lo contrario no esté sucediendo al mismo nivel.

Dependiendo del caso, muchas de esas compañías chinas que han sacado la chequera han sido bien recibidas en Europa: como en el caso de Teka, suponen una fuente de capital fresco para empresas en crisis. Lo hemos visto también con otras como la automovilística sueca Volvo, el fabricante de neumáticos italiano Pirelli, el operador turístico francés Club Med y el puerto de El Pireo, Grecia. El problema llega cuando el gigante asiático ha empezado a apuntar a empresas de vanguardia con tecnologías cruciales, marcas emblemáticas e incluso a sectores enteros, como el de los electrodomésticos. En pocos años, a cualquier persona que quiera poner un aire acondicionado en casa le va a tocar comprar un producto made in china casi de manera inevitable.

Kuka, Clivet, Intra, Kermi, Tecna, Termovent… quizás estos nombres no le suenen de nada. Este, sin embargo, puede que sí le sea más familiar: Teka. Todos tienen en común dos cosas: que son marcas de electrodomésticos europeas y que han sido adquiridas recientemente por una sola empresa china. A medida que el crecimiento de la segunda economía más grande del mundo se desacelera, el país se ha lanzado a extender su presencia en el extranjero a través de fusiones y adquisiciones. Y, en la sombra, hay un conglomerado enorme (tan grande que supera en valor a Xiaomi o Baidu), que está devorando a cualquier empresa occidental de este sector que se le pone a tiro.

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