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Todos vamos a “oler a viejo”, según la ciencia. Este es el motivo y así puedes retrasarlo
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Todos vamos a “oler a viejo”, según la ciencia. Este es el motivo y así puedes retrasarlo

Un estudio científico explica cómo se produce este aroma y a partir de qué edad. También asegura que hay formas de retrasar su aparición y de hacerlo menos notable

Foto: En algún momento de la vida, todos vamos a desarrollar este aroma (Pexels)
En algún momento de la vida, todos vamos a desarrollar este aroma (Pexels)

El aroma corporal, al igual que las huellas dactilares, el tono de voz o el iris de los ojos, es exclusivo de cada persona. Sin embargo, todos somos capaces de identificar ciertos patrones que nos llevan a pensar que este olor varía con el paso del tiempo. No se trata de una cuestión de percepción, ya que la ciencia avala que así es.

Los cambios en el olor corporal de los seres humanos se hace más evidente con el paso del tiempo. De hecho, suele ser evidente en las personas de la tercera edad. Todos hemos oído en alguna ocasión la frase “huele a viejo” haciendo referencia de forma despectiva a este aroma. Un estudio científico publicado en la revista Plos One titulado El olor de la edad: percepción y discriminación de los olores corporales de diferentes edades ha dado muchas respuestas acerca de él.

Foto: Foto: iStock.

Según este estudio, el olor a viejo es algo que todos experimentaremos en algún momento. ¿El motivo? Se debe a cambios químicos en la piel que empiezan a hacerse perceptibles a partir de los 40 años y que se van intensificando con el paso del tiempo. También sugiere que la capacidad que tiene el ser humano de captar “el aroma del envejecimiento” tiene una base evolutiva, ya que en el pasado era importante identificar de esta forma a individuos jóvenes y mayores.

La clave está en el nonenal

Los científicos atribuyen este característico “olor a viejo” u “olor a anciano” a la degradación de los ácidos grasos insaturados omega-7 presentes en la piel. Esta sustancia es utilizada a modo de protección antioxidante, por lo que cuando se deteriora permite que el ácido lipídico se oxide más rápido. También definieron este aroma con el término “nonenal”, el cual es una simplificación de la denominación del compuesto responsable del proceso anteriormente descrito (2-nonenal).

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Es difícil definir con exactitud el concepto de “olor nonenal”, pero los investigadores apuestan por afirmar que contiene trazas que recuerdan a “la humedad, la hierba y la grasa, así como al trigo sarraceno y a la cerveza añeja”. También aseguran que se genera como consecuencia de ciertos cambios hormonales propios del avance de la edad.

Sin embargo, hay otros factores que aceleran la aparición de este olor. Es el caso del estrés, la ausencia de una dieta equilibrada y la falta de higiene personal, que en muchas ocasiones es motivada por la pérdida de movilidad y el deterioro cognitivo en los ancianos. La ingesta de determinados fármacos y los cambios en la composición del sudor también son aspectos a tener en cuenta.

Cómo prevenir la aparición del “olor a viejo”

Afortunadamente, existen métodos para retrasar la aparición del olor a viejo. Una alimentación equilibrada, rica en antioxidantes como frutas y verduras, puede ayudar a combatir los radicales libres. Mantener una buena higiene personal es igualmente esencial para minimizar la acumulación de compuestos que generan mal olor.

Foto: El doctor Joseph Maroon en Instagram (@drjosephmaroon)

El uso de productos específicos para la piel, como cremas hidratantes y limpiadores suaves, también puede ser beneficioso. Estas prácticas ayudan a mantener la piel en buen estado y a reducir la oxidación de los ácidos grasos. Además, adoptar un estilo de vida saludable es clave para retrasar la aparición de este característico aroma. Practicar ejercicio regularmente, evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco, y gestionar el estrés de manera eficaz son hábitos que también contribuyen a una mejor salud de la piel.

El aroma corporal, al igual que las huellas dactilares, el tono de voz o el iris de los ojos, es exclusivo de cada persona. Sin embargo, todos somos capaces de identificar ciertos patrones que nos llevan a pensar que este olor varía con el paso del tiempo. No se trata de una cuestión de percepción, ya que la ciencia avala que así es.

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