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El Kazan, el submarino nuclear ruso más avanzado, se cae a trozos (y es normal)
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Sin escudo de 'invisibilidad'

El Kazan, el submarino nuclear ruso más avanzado, se cae a trozos (y es normal)

El submarino de ataque de propulsión nuclear K-561 Kazan es una de las joyas de la marina rusa. Sus últimas imágenes en el puerto de La Habana muestran un revestimiento deteriorado. ¿Qué ha pasado?

Foto: El submarino ruso Kazan, a su llegada el puerto de La Habana, en Cuba. Se pueden ver losetas desprendidas en la superficie del aparato. (Reuters)
El submarino ruso Kazan, a su llegada el puerto de La Habana, en Cuba. Se pueden ver losetas desprendidas en la superficie del aparato. (Reuters)

Una flotilla rusa compuesta por cuatro barcos, entre ellos el K-561 Kazan, el submarino nuclear ruso más avanzado, llegó el pasado 12 de junio al puerto de La Habana (Cuba) para una visita de 'buena voluntad', como parte de un despliegue de larga distancia. Es la primera vez en mucho tiempo que la Federación Rusa envía una delegación naval tan poderosa a Cuba. Los barcos abandonaron este lunes la isla y el Kazan ha dado mucho que hablar, pero no por algo que le hubiera gustado al Kremlin.

Además de por el submarino de ataque K-561 Kazan de propulsión nuclear, la flotilla estaba integrada por la fragata Almirante Gorshkov del Proyecto 22350 clase homónima, el remolcador de altura Nikolai Chiker del Proyecto R-5757 clase homónima, y el petrolero de flota Akademik Pashin del Proyecto 23130. Todos estos buques pertenecen a la Flota del Norte que, junto con la del Pacífico, son la mejor dotada de la Marina Rusa.

Durante la singladura, aprovecharon para realizar ejercicios de lanzamiento de misiles antibuque con blancos a 600 km, así como anti-aéreos, y adiestrarse en navegaciones a gran distancia. Se espera que el submarino opere en los próximos días en la Costa Este de Estados Unidos y después lo haga en el ‘estrecho’ entre Reino Unido, Irlanda y Groenlandia para entrar en el mar del Norte y participar en la Parada Naval en San Petersburgo a finales de julio.

El tránsito no estuvo libre de ‘miradas indiscretas’. Tanto es así que, entre finales de mayo y principios de junio, las páginas de internet dedicadas al seguimiento de aeronaves notaron una elevada presencia de aviones de patrulla marítima en el oeste de la isla de Irlanda. Aunque no está confirmado -ni lo estará-, es bastante probable que aviones de reconocimiento Boeing P8 Poseidon y Dassault Atlantique 2 de Francia, UK y Noruega estuvieran acechando al submarino ruso durante su travesía por el Atlántico.

Foto: Imagen de la manta raya de Northrop Grumman.

Además, el canal de televisión ruso Zvezda emitió imágenes en las que se ve a la dotación de la fragata Almirante Gorshkov embarcada en una lancha semirrígida y retirando una sonoboya de la mar. Este arte, el de ‘la pesca de la sonoboya’, alcanzó su cénit durante la Guerra Fría, a la que parece que nos estamos encaminando de nuevo. El objetivo de esto no es otro que intentar minimizar el seguimiento al Kazan.

Casualmente, un par de horas después de la arribada en Cuba, el Mando Sur de EE. UU. (US Southern Command) anunció públicamente -algo extraño dada la sensibilidad de la materia- que el submarino SSN-725 USS Helena de la clase Los Ángeles Flight II había entrado en la bahía de Guantánamo -al sudeste de la isla de Cuba- para una escala programada durante su patrulla en el área de responsabilidad del Mando Sur.

placeholder El Kazan ruso, 'aparcado' en el puerto de La Habana estos días. (Reuters)
El Kazan ruso, 'aparcado' en el puerto de La Habana estos días. (Reuters)

Todo esto, sin embargo, quedó eclipsado por unas imágenes en las que se veía cómo la joya de la corona de la flotilla rusa, el submarino Kazan, había perdido parte de su revestimiento exterior en su llegada a La Habana. ¿Qué había pasado? ¿Es algo normal? ¿Qué función tiene este revestimiento?

Losetas perdidas, un problema común

El Kazan es el segundo ejemplar del Proyecto 885 clase Yasen. Estos barcos son los submarinos de ataque más modernos de la marina de guerra rusa. Dispone de 10 tubos lanzatorpedos y puede lanzar hasta 32 misiles Onik o Kalibr, o misiles hipersónicos Zircon. No obstante, su desarrollo estuvo colmado de retrasos y problemas, debido, principalmente, a la caída de la Unión Soviética y la posterior crisis económica.

De hecho, el primer submarino es notablemente diferente al resto de la clase. Por eso, la marina rusa denomina a esta subclase Proyecto 885M clase Yasen-M. El Kazan es el primero de esta subclase. Se espera que en un futuro, la Federación Rusa desarrolle una nueva variante del Yasen, denominada Proyecto 885MA.

A pesar de los retrasos, estos submarinos son muy peligrosos y suponen una amenaza gracias a su sigilo y elevada potencia de fuego tanto para la Unión Europea como para la OTAN. Hace un par de años se especuló con que un submarino de estas características navegó en aguas del Mediterráneo durante un mes.

placeholder Sumbarino S-93 HMS Triumph de la clase Trafalgar perteneciente a la Royal Navy. Nótese la pérdida de losetas anecoicas en la vela del submarino. (Wikimedia Commons)
Sumbarino S-93 HMS Triumph de la clase Trafalgar perteneciente a la Royal Navy. Nótese la pérdida de losetas anecoicas en la vela del submarino. (Wikimedia Commons)

En las fotografías publicadas se observa cómo el Kazan perdió varias losetas anecoicas durante la travesía. Este revestimiento se coloca en el exterior del casco hidrodinámico del submarino para absorber las emisiones sónar de otros submarinos, buques o sonoboyas lanzadas desde aviones de patrulla marítima que se encuentren al acecho.

Los submarinos tienen dos cascos, el resistente, encargado de soportar las elevadas presiones a las que se someten, y el hidrodinámico que queda por fuera y mejora la resistencia al agua del vehículo. Además, estas losetas también ayudan a mitigar el ruido emitido por el propio submarino. Los ruidos generados por el propio aparato se suelen minimizar mediante varias técnicas como apoyar los motores en bancadas elásticas, etc. En la guerra de las profundidades, el silencio es una ventaja impagable.

Aunque parezca mentira, es habitual que los submarinos de ataque pierdan estas losetas. La razón principal es que no se ha encontrado un polímero lo suficientemente resistente que mantenga adheridas las teselas a la ‘piel’ del submarino. Asimismo, las continuas expansiones y contracciones, producidas por las bajadas y subidas de cota, contribuyen a su deterioro.

placeholder Un submarino de la clase Vanguard británica. Nótese que gran parte del aparato está recubierto de algas. (Navy Lookout)
Un submarino de la clase Vanguard británica. Nótese que gran parte del aparato está recubierto de algas. (Navy Lookout)

Por ello, en este caso, la pérdida que ha sufrido el submarino ruso es nimia en comparación con la que han tenido submarinos británicos y estadounidenses. Quizá los que más se ven afectados son los de la clase Virginia. Normalmente, cuanto mayor sea el tiempo en la mar, en peor condición llega el barco a puerto. Así, uno de los submarinos lanzamisiles nucleares británicos de la clase Vanguard arribó prácticamente recubierto de algas el año pasado a HMNB Clyde después de haber permanecido en patrulla durante más de 6 meses. Dichas algas aparecieron por dos motivos, la baja velocidad del submarino para mantener su sigilo y el haber navegado en aguas cálidas.

El sigilo es una capacidad vital de estos habitantes de las profundidades. Por ello, la adición de estas teselas y el uso de diseños más angulados, como la clase Astute británica o el submarino Type 039C de la Marina de Guerra del Ejército Popular de Liberación, son elementos indispensables de la guerra submarina actual.

Hace varios años la corriente de pensamiento general era trabajar siempre en pasivo, es decir, detectando las emisiones de otros submarinos. Sin embargo, debido a la irrupción de submarinos cada vez más silenciosos, las marinas se han visto obligadas a operar en activo, es decir, emitiendo una señal acústica que permita detectar al enemigo -similar al radar-. Así, las teselas y dichos diseños angulados minimizan el rebote del sónar.

El oso de las profundidades

A pesar del estrepitoso desempeño de las unidades terrestres rusas en la invasión de Ucrania, su arma submarina, en especial los nucleares, sigue siendo muy respetable. Además de los Yasen, en el apartado de submarinos de ataque, todavía sirve un variado elenco de la época soviética: los temidos Proyecto 971M Shchuka-B clase Akula, los Proyecto 671RTMK Victor III, los exóticos Proyecto 945 Barrakuda / 945A Kondor clase Sierra / Sierra II con casco de titanio (toda una rareza debido a la elevada complejidad técnica de su construcción) y los incansables Proyecto 667BDRM Delfin clase Delta IV -inspirados en la clase Ethan Allen estadounidense-.

También cuentan con submarinos estratégicos capaces de lanzar misiles balísticos nucleares, conocidos por sus siglas en inglés SSBN. Pertenecen al Proyecto 955 o 955A de la clase Borey. De manera similar a lo que ocurrió con los Yasen, se construyó una primera subclase de 3 unidades y, actualmente, se están fabricando los de la segunda.

La Federación Rusa se caracteriza por ser una de las pocas en disponer de submarinos de propósito especial. Así, cuentan con el 29º Escuadrón Especial Submarino bajo el mando operativo del Directorio Principal de Investigación de Aguas a Gran Profundidad, conocido como GUGI por sus siglas en ruso. Este directorio responde directamente al Ministerio de Defensa.

placeholder Submarino ruso Proyecto 955 de la clase Borey. (Wikimedia Commons)
Submarino ruso Proyecto 955 de la clase Borey. (Wikimedia Commons)

Los hidronautas, que es el nombre que reciben las dotaciones de estos submarinos especiales, están muy bien considerados y según Alejandro Vilches, conocido investigador en la materia, llegaron a cobrar hasta cinco veces el jornal de un coronel jefe de una base aérea. La flota está compuesta por el B-90 Sarov, el BS-64 Podmoskovye, el BS-136 Orenburg y el K-329 Belgorod -recientemente ha vuelto a la mar para continuar con sus pruebas-. Además, disponen de los minisubmarinos de la clase Paltus, Proyecto 1910 Kashalot y el Losharik. Excepto el Sarov, los otros tres están diseñados para poder acoplar un minisubmarino en su parte inferior.

Esta capacidad estratégica les permite operar en el fondo marino. Un tema cada vez más en boga debido a su mayor explotación, desde los cables de transmisión de energía y datos hasta la minería submarina. No es algo nuevo, pues ya EEUU en los años 70 llevó a cabo la operación Ivy Bells cuya misión era interceptar el tráfico de comunicaciones de un cable submarino en el mar de Ojotsk.

Esta pasada semana, la Federación Rusa ha enviado la delegación naval más importante a la isla de Cuba en varias décadas como parte de un despliegue a gran distancia. Es probable que la flotilla se dirija a otras naciones ‘amigas’ en la región, como Venezuela. A pesar de la relevancia, la visita no es una amenaza directa a la seguridad de Estados Unidos. Más bien, todo lo contrario: losetas aparte, es una oportunidad para ver estos buques en acción, y conocer su estado real de mantenimiento.

Una flotilla rusa compuesta por cuatro barcos, entre ellos el K-561 Kazan, el submarino nuclear ruso más avanzado, llegó el pasado 12 de junio al puerto de La Habana (Cuba) para una visita de 'buena voluntad', como parte de un despliegue de larga distancia. Es la primera vez en mucho tiempo que la Federación Rusa envía una delegación naval tan poderosa a Cuba. Los barcos abandonaron este lunes la isla y el Kazan ha dado mucho que hablar, pero no por algo que le hubiera gustado al Kremlin.

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