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Ese tío de la 'app' de pádel te ha invitado a un partido. En realidad solo quiere ligar
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"ME DIJO QUE JUGABA BIEN Y ME INVITÓ A CASA"

Ese tío de la 'app' de pádel te ha invitado a un partido. En realidad solo quiere ligar

Si te han entrado en una aplicación deportiva, no es un caso único. Las 'apps' de pádel y CrossFit se están convirtiendo para muchos en el nuevo Tinder, con cada vez más personas usándolas para ligar o socializar

Foto: Un hombre y una mujer hablan en una pista de pádel. (Freepik)
Un hombre y una mujer hablan en una pista de pádel. (Freepik)

Buscar una cita por internet está a la orden del día. Hay quienes, como los dueños de Grindr o Tinder, ganan una montaña de dinero gracias a ello cada tres trimestres. Pero desde hace un tiempo, algunas personas están buscando el amor (o un simple rollo) en lugares que no han sido diseñados para ello, ya sea porque las webs especializadas no les han funcionado o porque quieren aumentar las probabilidades de éxito. Ya se ha oído hablar de gente que flirtea por LinkedIn o Duolingo, pero el fenómeno está empezando a ser especialmente visible en las aplicaciones de temática deportiva, como cuenta Marla, nombre ficticio para ocultar la identidad de una joven de 22 años aficionada al pádel y usuaria de Playtomic, una opción popular para organizar partidos con otros aficionados. "Me llegué a poner la foto de mi perro para que me dejase de entrar gente random. Pues ni así", cuenta a este periódico.

"Llevo utilizándola dos años y llevo unos 120 partidos. La empecé a utilizar porque mi expareja la usaba, así que he visto de todo. Desde entonces me han pasado cosas como que un chico me invitase a entrar a un partido que me pillaba lejísimos y cuando le dije que no, empezó a ponerse muy pesado, preguntándome cosas personales", recuerda.

Aunque reconoce que en la mayoría de casos el asunto no ha pasado de intentos de flirteo anecdóticos, Marla sí que ha vivido algún episodio "un tanto heavy". En octubre del pasado año se apuntó en la app a un partido con otros tres desconocidos. Le tocó de pareja con un chico de unos 30 años que le escribió en la misma plataforma horas después del partido para felicitarla por cómo jugaba. La joven se lo agradeció y la historia quedó en un clásico "ya nos veremos". "Entonces empezó a decirme que si no me hubiese ido tan deprisa me habría llevado a casa y a preguntarme mi edad y otros detalles… Me di cuenta de que su intención no era la de ser amable. Cuando le dije que me estaba haciendo sentir incómoda, se enfadó bastante", recuerda.

La situación fue a más, porque el jugador empezó a "apuntarse a todos los partidos" que ella creaba. "Por suerte tenía más nivel que él y se lo tenía que aprobar yo. Cuando le pedí que dejase de hacerlo, dijo que no era por mí, sino por los horarios, pero solo se apuntaba a los míos". Aunque acabó por bloquearlo, podía seguir viendo su actividad o dónde eran sus partidos, por lo que la deportista compartía la ubicación con su círculo cercano por precaución. Cuando se quejó a atención al cliente, le dijeron que no podían hacer nada y que si había algo grave tenía que ir a la Policía. Después de tomarse un parón de un mes, esta situación desagradable terminó.

placeholder Un hombre y una mujer juegan al pádel. (Freepik)
Un hombre y una mujer juegan al pádel. (Freepik)

La experiencia de Marla no es un caso aislado. Víctor Pascual (nombre ficticio) recuerda bien el día en el que se dio cuenta de que la red que llevaba meses usando para mejorar en el pádel era también un recurso de otras personas para finalidades más siniestras. Relata a este diario cómo en una ocasión intentó entrar a uno de los partidos que se mostraban abiertos en la plataforma y el anfitrión (otro joven de unos 30 años), le denegó la entrada en varias ocasiones. "A los pocos minutos vi como tres chicas entraban al partido". Durante los próximos días, Luis quedó atónito porque la jugada de aquel anfitrión se repetía una y otra vez: "Le denegaba la entrada a los jugadores hombres y, en cambio, aceptaba solo las solicitudes de chicas de entre 20 y 30 años que tenían fotos en sus perfiles. Todas ellas eran físicamente atractivas, claro".

En varios foros españoles de internet, otros usuarios comparten experiencias similares. "A las dos horas de entrar al partido en la plataforma se apunta una chica recién registrada en mi equipo. Hasta ahí todo iba bien. Cuando me empezó a entrar mal rollo fue cuando después de reservar, me empezó a seguir y a preguntarme por privado si estaba esperando a alguien. Después de quedar un día con otros dos y jugar, se estuvo insinuando bastante, rozándome en alguna ocasión con el brazo. Al despedirnos me suelta un 'oye, te apetece tomar algo en mi casa?'". Otro usuario confiesa que fue él quien quiso acercarse a una chica a través de la app: "Acabo de echar un partido por Playtomic y la verdad es que una chavala me ha gustado y ha habido tonteo. No sé si mandarle un mensaje diciéndole que lo siento por perder y que cuando quiera echamos otro partido, o si eso parece muy de desesperado".

Foto: Santiago Bilinkis, explicando cómo funciona Tinder (YouTube/@bilinkis)

El pádel encarrila varios años de auge en España. De hecho, según los datos, hay medio millón de jugadores más que juegan al pádel que al tenis. Ese auge fue precisamente lo que llevó a Pedro Clavería a crear Playtomic, la mayor plataforma digital de los deportistas de raqueta y también el lugar donde han ocurrido los sucesos mencionados. Su uso es sencillo: el usuario se registra y hace "match" con otros jugadores similares en cuanto a nivel se refiere. "Somos el Tinder del pádel", llegó a comentar su fundador. La clave aquí es que es una red abierta. Es decir, todos los perfiles son visibles para todo el mundo, así como sus fotos de perfil e incluso la opción de mandarle a alguien un mensaje privado, aunque no se sigan mutuamente.

¿Por qué recurrir a una app para organizar partidos de pádel o una app como Strava para intentar encontrar tu próxima cita? "No vienes conscientemente a eso. Surge la oportunidad, por así decirlo", puntualiza Luis, un treintañero catalán que ha utilizado en alguna ocasión otra aplicación, esta vez de Crossfit, para "tirarle caña a algún compañero".

La app en cuestión se llama AimHarder y es utilizada por varios locales de entrenamiento. Los atletas se crean perfiles con los que reservan las clases, pero también donde comparten sus registros, sus entrenamientos y siguen a otros atletas y chatean con ellos. "Si ves a alguien que te interesa, pues puedes saber el nombre y forzar el encuentro casual. Incluso por la app puedo empezar a hablar de una forma más normal y natural que si le tengo que buscar por Instagram, que es mucho más violento al principio", comenta Luis. Sobre las ventajas de utilizar esta vía y no Grindr o Tinder, señala que la más obvia es la de "que ya pasa el filtro de lo físico".

"Es alguien que ya has visto en persona y no va a utilizar fotos mega seleccionadas o de cuando tenía pelazo en la universidad". Otro punto a favor, explica, es que ya hay una afición en común. "Con esto ya sabes que le gusta el crossfit. Luego puede ser que no conectes o lo que sea o que solo haya atracción física, pero ya es algo más que en Grindr y otras apps de citas, donde el ambiente puede ser bastante menos sano".

placeholder Una mujer y un hombre en un Box de CrossFit.
Una mujer y un hombre en un Box de CrossFit.

Es precisamente esa frialdad de los encuentros mediante apps de citas como pueden ser Tinder, Bumble, Badoo o Meetic lo que convierte a las redes de deporte en una alternativa plausible para el romance. Y es que, en cualquier actividad colectiva donde haya hombres y mujeres, la naturaleza a veces se interpone. Da igual si es en un gimnasio, en clase de natación o en un cursillo de inglés, conocer a alguien en un contexto común suele ser mucho más fácil y pacífico.

"La clave aquí está en que en el CrossFit y el pádel hay cada vez llegan más mujeres y la interacción se inicia de forma amable y desde ánimo. Del "venga que tú puedes", eso puede romper precisamente esa barrera a la hora de conocer a gente. La propia dinámica de practicar deporte en grupo hace que se cree un ambiente que no está basado en que "aquí venimos a ligar" y ya está. Algo mucho más frío. "En Tinder todos saben a lo que van. En pádel o CrossFit no, y eso rebaja la tensión. Al final, todos van buscando el contacto con alguien", explica a El Confidencial Alberto Álamo, psicólogo y sexólogo. Según un estudio, las personas resultan más atractivas cuando están en grupo que de manera aislada.

Álamo hace hincapié en que "la forma de comunicarse ha cambiado mucho desde la pandemia y nos hemos acomodado un poco". Y sigue: "Romper la barrera, llena de incertidumbre, de acercarse a alguien en un sitio público con el fin de conocerla o hablar de ella es cada vez más menos común. Para esas personas introvertidas o que no saben como comportarse en ese ámbito de la seducción, Tinder ha sido un regalo de la vida. Y ahora estamos viendo ese trasvase a otras aplicaciones que tienen otros fines. Piensan que si esto funciona aquí (Tinder) en otras aplicaciones no tiene por qué no funcionar".

Foto: LinkedIn tiene un trasfondo más profundo de lo que parece (Pexels/Airam Datoon)

Tanto Playtomic como LinkedIn piden a sus usuarios utilizar sendas aplicaciones para los fines para los que fueron creadas, pero eso no ha evitado que se estén empleando para el ligoteo. Una encuesta a 1.000 usuarias activas en LinkedIn concluyó que el 91% ha recibido mensajes inapropiados al menos una vez. El 31% de esos mensajes eran proposiciones explícitas de encuentros románticos o sexuales.

"Si no se protegen o filtran a usuarios que violan las normas, las apps pueden manchar esa reputación. Y que llegue el momento en el que empiecen a tomar normas drásticas contra los infractores, ya que en ellas no está permitido las insinuaciones románticas o el acoso. Lo complicado de muchos de estos casos es que sobre el papel no se viola ninguna regla. Ver la foto del perfil de una chica en Playtomic y meterse en su partido no es ilegal, pero todo el mundo sabe que hay una intención detrás de esa conducta. Y eso son los casos complicados que ponen en jaque a las aplicaciones. Es muy difícil de regular", concluye el psicólogo.

placeholder La aplicación de Playtomic en un móvil. (Playtomic)
La aplicación de Playtomic en un móvil. (Playtomic)

Jimina Sabadú, autora de La conquista de Tinder, un relato personal que sirve para analizar cómo los usuarios de esta app de citas acaban convertidos en un producto de un catálogo regido por los algoritmos, lo ejemplifica muy bien: "Particularmente, todo esto de gente utilizando la app del pádel o del running para ligar me recuerda a esos grupos de Facebook de solteros para hacer senderismo u otras actividades, pero sin tener que exponerte a estar dado de alta en un grupo así. La ventaja que yo le veo a todo esto es el tema de los gustos, de tener algo en común. Al final, eso suele ser uno de los problemas de la app de citas, el no tener que hablar".

Sabadú sí que ve en esto "un síntoma" de que parte del público objetivo de estas aplicaciones se ha cansado del modelo. "Molaba mucho cuando era algo más reducido. Pero luego se convirtió en algo masivo y hay más posibilidades de que salga bien, pero también de que salga mal", analiza. "Al final, encontrarte con situaciones de gente que tarda meses en contestarte a un mensaje porque sus otras apuestas le han salido mal, pues es algo que tiene que agota".

Foto: Tinder considera que Apple y Google podrían hacer más (Reuters/Akhtar Soomro)

No es la primera vez que el universo de las apps de citas y el de las deportivas o de empleo se entrecruza. De hecho, cada vez son más quienes emplean las primeras también para otros fines como encontrar trabajo o piso. Una cuarta parte de los usuarios de Grindr la usan para hacer networking, según una investigación de Bussiness Insider. Bumble aprovechó ese interés para sacar Bumble Bizz, un modo de red profesional dentro de la app. Y hasta podría decirse también que Tinder se está convirtiendo en el nuevo Idealista. En el último año, han aumentado en la plataforma un 20% las menciones en la biografía a la búsqueda de casa o de compañero de piso. ¿Estamos ante una tinderización de la sociedad en sí misma? ¿O es al revés?

Buscar una cita por internet está a la orden del día. Hay quienes, como los dueños de Grindr o Tinder, ganan una montaña de dinero gracias a ello cada tres trimestres. Pero desde hace un tiempo, algunas personas están buscando el amor (o un simple rollo) en lugares que no han sido diseñados para ello, ya sea porque las webs especializadas no les han funcionado o porque quieren aumentar las probabilidades de éxito. Ya se ha oído hablar de gente que flirtea por LinkedIn o Duolingo, pero el fenómeno está empezando a ser especialmente visible en las aplicaciones de temática deportiva, como cuenta Marla, nombre ficticio para ocultar la identidad de una joven de 22 años aficionada al pádel y usuaria de Playtomic, una opción popular para organizar partidos con otros aficionados. "Me llegué a poner la foto de mi perro para que me dejase de entrar gente random. Pues ni así", cuenta a este periódico.

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