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Recepciones en el locutorio del barrio: el 'boom' de Airbnb va más allá de lo que crees
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Deme una cerveza, unas 'ruffles' y mis llaves

Recepciones en el locutorio del barrio: el 'boom' de Airbnb va más allá de lo que crees

La explosión del alquiler turístico en España da entrada a 'startups' que pretenden convertir los negocios de barrio en puntos para recoger las llaves o dejar las maletas como Amazon hace con los paquetes cuando no estamos en casa

Foto: La 'app' de Airbnb en un móvil. (Reuters/Dado Ruvi)
La 'app' de Airbnb en un móvil. (Reuters/Dado Ruvi)

En las puertas de los locales de barrio, como bazares o tiendas de alimentación 24 horas, uno puede ver todo tipo de reclamos. Desde el cartel de abierto patrocinado por una conocida marca de bebidas energéticas hasta los que indican que se puede pagar con tarjeta, que se puede contratar la fibra o el móvil o que allí se pueden recoger los paquetes que el mensajero de UPS, DHL o Amazon han intentado entregar sin éxito en casa. En algunos comercios de ciudades como Madrid y Barcelona están empezando a aparecer pegatinas que anuncian que los turistas pueden utilizar el local como consigna de maletas o recoger las llaves del apartamento que han alquilado cerca de allí.

"Si quieres dejar algo, te tienes que bajar una de las dos apps, pagarlo por ahí y darme el código", explica una joven detrás del mostrador de un establecimiento del distrito del Eixample en Barcelona. "Hace poco vino una pareja, creo que británicos, a coger las llaves del piso. Y funciona igual", añade. "Sé que algo nos llevamos, pero no sé decirte cuánto. Una fortuna no es, pero todo suma".

Esta es la cara menos conocida del negocio surgido a rebufo del boom de Airbnb, un fenómeno que suele dar más que hablar por su polémica aportación a la gentrificación o por sus efectos en el mercado de venta o alquiler de vivienda en las grandes ciudades. Un buen ejemplo es el revuelo y la expectación que ha causado esta semana el anuncio de Jaume Collboni, alcalde de la Ciudad Condal, que ha declarado que pretende eliminar las viviendas turísticas en menos de un lustro. Su plan es no renovar las licencias que expiren en 2028 y así conseguir que unas 10.000 viviendas pasen a formar parte de la oferta residencial.

Foto: Foto: M. McLoughlin.

Los que pretenden y están haciendo dinero con este negocio van más allá de propietarios de viviendas, grupos inmobiliarios o empresas que se dedican a gestionar cientos de ellos a cambio de una comisión.

Hay un puñado de startups que buscan monetizar ofreciendo servicios que podrían ser más propios de los hoteles, como tener una persona disponible para hacer el check-in cuando los huéspedes llegan a horas intempestivas o dar la posibilidad a los turistas de guardar el equipaje para aprovechar el tiempo que les queda hasta el vuelo de vuelta tras abandonar la ciudad.

Un anfitrión de Airbnb que vio el negocio claro

"La idea surgió en Londres. Yo vivía con mi pareja en un apartamento del que teníamos otra habitación por Airbnb porque así nos ayudaba a pagar el alquiler", cuenta Marc Figueras. "Trabajábamos en el sector financiero y no solíamos estar disponibles para entregar las llaves cuando llegaban los huéspedes", añade. Lo que hicieron fue hablar con el dueño de una cafetería cercana y dejarlas allí por norma. "Era un local nuevo, así que le venía bien el tránsito de personas", remata.

placeholder Telefonía, mensajería y ahora…guardallaves en las tiendas de barrio. (M. McLoughlin)
Telefonía, mensajería y ahora…guardallaves en las tiendas de barrio. (M. McLoughlin)

Aquello fue el germen de Keynest, una firma que echó a andar en Reino Unido en 2016 y que tras la pandemia está expandiéndose por varias ciudades españolas. El enfoque es similar al de los puntos de recogida de Amazon: pagar a comercios de proximidad para que los turistas puedan ir a coger las llaves del piso turístico de turno. "En algunos casos, instalamos taquillas donde el usuario hace todo el proceso y en otros lo gestionan los dueños del comercio", comenta el cofundador de la empresa, que explica que la recompensa puede ser un alquiler (en caso de que haya un locker) o una comisión por volumen.

Lo que suelen buscar son locales con buena disponibilidad horaria. En cartera tienen desde gasolineras, tiendas 24 horas hasta oficinas de Correos o supermercados. En total, son 7.000 puntos de recogida en 15 países donde se gestionan 750.000 llaves y ya suman más de 5 millones de servicios. La empresa, que tiene ahora mismo casi 50 empleados, ha conseguido tres rondas de financiación hasta el día de hoy, aunque no han comunicado públicamente las cuantías.

Foto: La empresa está en crisis. (Reuters/Dado Ruvic)

Varios dueños de establecimientos que se dedicaban a recoger y entregar paquetería explicaban en un Black Friday a este periódico que no lo hacían por el ingreso directo, sino por aumentar la afluencia a sus negocios, con la esperanza de que alguna compra no prevista caiga por el camino. Figueras hace suyo este argumento cuando habla de su empresa. "En Francia, por ejemplo, trabajamos con Carrefour y al que recoge las llaves se le da un cupón de descuento para utilizar en el momento".

Una de las cosas que ha impulsado el éxito de su modelo es que Airbnb les haya reconocido como socio y ofrezca el servicio a los anfitriones en su web, un escaparate notable. También trabajan con otras plataformas de alquiler turístico en otros países, aunque a la hora de la verdad cualquier persona puede acceder al servicio, que ofrece tarifas que van desde los 5 euros para usos ocasionales hasta los 19 euros de la cuota mensual de este servicio de guarda llaves.

Clientes inesperados del servicio

"Nuestros principales clientes son gestores que tienen que manejar muchos pisos turísticos", explica Figueras, apuntando que esto les permite no tener que estar desplazándose para entregar el juego de llaves a cada reserva. Defiende que su solución es más segura que una de las fórmulas más habituales: la de candados con clave colocados en alguna calle aledaña del alojamiento con las llaves en su interior. "Muchas veces no hay permiso para ello y los ayuntamientos o los vecinos acaban quitándolas".

Sin embargo, se están encontrando usos inesperados para el servicio, desde agentes inmobiliarios que recurren a ello para no estar cargando con las llaves de los pisos todo el rato, hasta "particulares" que dejan un llavero en sus taquillas como quien se lo deja a un amigo o un familiar que vive cerca por si algún día pierden las suyas. "También trabajamos con algún hotel que no quiere tener recepción 24 horas y han instalado nuestras taquillas".

De la misma forma que Keynest, hay otras empresas, muchas más, que llevan años intentando aplicar este modelo al tema de las maletas. Quieren ganar dinero ofreciendo un sitio donde dejar el equipaje a los turistas que les obligan a dejar su piso turístico a las 10 de la mañana y quieren rebañar hasta el último minuto de su viaje o aquellos que quieren aprovechar una escala de varias horas en una ciudad de tránsito sin tener que ir cargado de aquí para allá.

placeholder Dos turistas, con sus maletas por el centro de Barcelona. (Europa Press/David Zorrakino)
Dos turistas, con sus maletas por el centro de Barcelona. (Europa Press/David Zorrakino)

LuggageHero, NannyBag, Radical Storage… son solo algunas de las empresas que han creado una red internacional de locales con este fin. Algunas de ellas, como es el caso de Bounce, una startup fundada la pasada década en San Francisco, están valoradas en cientos de millones de euros y podrían convertirse en unicornios.

A día de hoy, esta empresa tiene también una sede en Lisboa, donde se instaló en 2020, para expandirse por Europa. El CEO de la compañía ha explicado que, además de Estados Unidos, sus principales caladeros son "París o Londres". En España, lo cierto es que ninguna de estas apps ha conseguido una gran tracción y un gran volumen, debido a que hay mucha competencia y que antes del auge del Airbnb ya había algunas empresas de consignas implantadas en las zonas donde más se concentra el turismo.

La fórmula para maletas no funciona tanto por la competencia y la infraestructura ya existente

"Hay que tener muy en cuenta, en este caso concreto, que desde hace años la infraestructura turística existente en España es muy fuerte. Más que en otros países. Y eso puede condicionar la fuerza que cogen o no estas aplicaciones", analiza Fernando García Monleón, experto inmobiliario y director del MBA de ESIC, quien ve completamente lógico que hayan surgido estos nuevos negocios que vienen a completar las carencias del alquiler turístico frente a la opción de los establecimientos hoteleros.

"Tradicionalmente, si querías dar un servicio, necesitabas esa infraestructura. ¿Qué ocurre con la tecnología? Que puedes crear una plataforma donde tú aglutinas a los que tienen la infraestructura, en este caso tiendas de barrio y otros establecimientos, con los clientes gracias a la desintermediación", explica. García Monleón dice que esto no es diferente a lo que ya hemos visto con la web de Amazon. "Ellos tienen sus productos, pero tienen una importante parte de las ventas que vienen de terceros vendedores que utilizan su plataforma para colocar sus productos", apunta sobre un modelo. "Esto lo hemos visto ya muchas veces en el mundo de la economía colaborativa. Keynest o Bounce pueden ser gigantes sin tener un solo local propio, de la misma manera que Airbnb es la mayor empresa de alojamiento del mundo sin tener un solo ladrillo o Uber es un gigante del transporte y no tiene un solo coche".

En las puertas de los locales de barrio, como bazares o tiendas de alimentación 24 horas, uno puede ver todo tipo de reclamos. Desde el cartel de abierto patrocinado por una conocida marca de bebidas energéticas hasta los que indican que se puede pagar con tarjeta, que se puede contratar la fibra o el móvil o que allí se pueden recoger los paquetes que el mensajero de UPS, DHL o Amazon han intentado entregar sin éxito en casa. En algunos comercios de ciudades como Madrid y Barcelona están empezando a aparecer pegatinas que anuncian que los turistas pueden utilizar el local como consigna de maletas o recoger las llaves del apartamento que han alquilado cerca de allí.

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