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Google contamina un 48% más que hace cinco años y es solo el principio de lo que se avecina
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Grave problema medioambiental

Google contamina un 48% más que hace cinco años y es solo el principio de lo que se avecina

La compañía da casi por imposible alcanzar la neutralidad en el año 2030, a pesar de que también está apostando fuerte por la energía solar y eólica

Foto: Las búsquedas en Google ahora tienen un mayor precio medioambiental (Pexels)
Las búsquedas en Google ahora tienen un mayor precio medioambiental (Pexels)

Google, al igual que Microsoft, Apple y prácticamente el resto de big techs, ha realizado una notable apuesta por la integración de la inteligencia artificial (IA) en sus servicios. Una tecnología que, sin duda, tiene el objetivo de hacernos la vida más fácil, pero que todavía sigue estando en el centro de la polémica por muchos motivos. Entre ellos, el elevado consumo energético que requiere.

La IA generativa, que incluye tecnologías capaces de crear contenido nuevo a partir de datos de entrada, requiere una cantidad significativa de recursos computacionales. Esta demanda de mayor potencia informática ha obligado a Google a aumentar su capacidad de procesamiento, lo que se ha traducido en un notable incremento del consumo de energía de sus centros de datos. Estas instalaciones operan de manera continua y requieren enfriamiento constante, contribuyendo así a elevar las emisiones de carbono.

En concreto, Google ha registrado una subida del 48 % en sus emisiones de carbono respecto a 2019. Así lo refleja el último informe medioambiental publicado por la compañía de Mountain View. Un incremento directamente relacionado con la creciente demanda de potencia informática impulsada por su IA (Gemini). Solo en 2023 se elevaron un 13 % respecto a 2022.

Datos muy preocupantes

En 2023, las emisiones de gases de efecto invernadero de Google alcanzaron las 14,3 millones de toneladas de CO₂. Con estos datos en la mano, todo parece indicar que Google no va a alcanzar su objetivo de cero emisiones netas de carbono en 2030. Un problema al que también se enfrentan otros gigantes tecnológicos, como es el caso de Microsoft y de Amazon.

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Por ejemplo, Microsoft ha incrementado sus emisiones de carbono a la atmósfera un 29 % desde el año 2030. Por su parte, Amazon ha pospuesto su objetivo de alcanzar la neutralidad hasta 2040, es decir, diez años después de lo que inicialmente tenía previsto. Al parecer, la inversión en energía solar y eólica de todas estas big techs no está siendo suficiente para satisfacer la demanda energética de la IA.

A todo esto hay que sumar que la refrigeración de los centros de datos asociados a la IA generativa requiere un importante consumo de agua. La creciente demanda de servicios en la nube y de procesamiento de datos no solo incrementa el gasto de energía, sino que también genera un impacto ambiental considerable debido a la extracción de materiales necesarios para la construcción de infraestructuras.

Google, al igual que Microsoft, Apple y prácticamente el resto de big techs, ha realizado una notable apuesta por la integración de la inteligencia artificial (IA) en sus servicios. Una tecnología que, sin duda, tiene el objetivo de hacernos la vida más fácil, pero que todavía sigue estando en el centro de la polémica por muchos motivos. Entre ellos, el elevado consumo energético que requiere.

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