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Si media España está vacía, imagina su versión digital: de turismo por las ruinas del metaverso
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CUANDO LA TECNOLOGÍA PUNTA ES CÓMICA

Si media España está vacía, imagina su versión digital: de turismo por las ruinas del metaverso

Este verano es un momento ideal para visitar las ruinas de aquello que conocimos como metaverso

Foto: Personajes de relleno en Cuenca Land. (Six 3D)
Personajes de relleno en Cuenca Land. (Six 3D)

Ya hace tres años que Mark Zuckerberg, CEO de Meta y creador de Facebook, sorprendió al mundo al anunciar que, en los próximos diez años, su compañía iba a centrarse en la creación de metaversos. "No es que sea uno de nuestros proyectos, sino que será el proyecto. Internet evoluciona y vamos hacia una era en la que las personas se conectarán a la red a través de los metaversos", explicó el directivo.

Aquellas declaraciones se sintieron como un pistoletazo de salida en Silicon Valley, que se lanzó a invertir en lo que se vino a llamar, aunque cada día se pronuncia con la boca más pequeña, la Web 3.0. Se escribieron cientos de artículos sobre su naturaleza descentralizada, las posibilidades comerciales de los nuevos espacios o la capacidad para popularizar tecnologías con una lenta implementación, como los NFT o blockchain.

Nada de esto ha sucedido. Desde su lanzamiento, la compañía de Zuckerberg ha quemado casi 14.000 millones de dólares en tratar de impulsar un proyecto en el que no cree nadie más que él. Según publica The New York Times, Meta ha acometido un ajuste de plantilla de 10.000 trabajadores que se contrataron para desarrollar su metaverso y los comerciales han dejado de vender su plataforma a los anunciantes, algo que llevaba siendo imperativo desde hace tres años.

Mientras Zuckerberg intenta no arruinarse con su visión del futuro de internet, este verano es un buen momento para hacer un poco de turismo por las ruinas del metaverso. Sale más barato que hacerlo en persona y te garantiza unas risas. Entre los miles de proyectos de metaverso que se han lanzado en los últimos años, cuesta encontrar alguno tan calamitoso como los que programó la empresa conquense Six3D para distintas ciudades españolas.

Foto: Geneva, confusa en World Horizons. (Meta)

Hacemos una primera parada en Cuenca Land, el buque insignia de la compañía. Presume de ser el primer espacio digital en una ciudad Patrimonio Mundial y se creó "como atractivo turístico de la ciudad". El metaverso conquense consiste en una recreación de la plaza mayor en la que puedes hacer... nada. Hay tiendas a las que no se puede entrar, unas terrazas en las que no puedes sentarte y una recreación bastante discutible de la catedral.

Después de un paseo de varios minutos no encuentro a nadie. La plaza está llena de lo que parecen personas, pero que no son más que avatares inmóviles que tienen por objeto rellenar el paisaje. Hay jubilados de raza negra, niñas con el pelo rosa y turistas que, por lo que sea, se sostienen sobre el muñón de sus tobillos.

placeholder Conquenses paralizados por la belleza del entorno. (Six3D)
Conquenses paralizados por la belleza del entorno. (Six3D)

El desarrollo está roto por tantos sitios que resulta cómico. Si miras al cielo y caminas, empiezas a volar sobre el casco antiguo, pero lo más sorprendente son los requisitos necesarios para ejecutarla. Se necesita un ordenador gaming para que el asunto funcione en alta resolución y los ventiladores advierten de que la carga gráfica deja al Red Dead Redemption como una versión digital del parchís.

Viajamos al este para visitar otro de los metaversos financiados por dinero público, el de Benidorm. Uno esperaría que en pleno julio algún humano se haya dejado caer por allí, aunque solo sea para plantearse las vacaciones. Error. Cero personas y muchos NPC que intentan tapar este páramo digital. Ni siquiera se ha tomado la molestia de modelarlos sentados, de modo que permanecen todos de pie en torno a las mesas de los chiringuitos, como esperando que les siente un camarero que nunca ha existido.

placeholder El terraceo de pie, una costubre saludable. (Six3d)
El terraceo de pie, una costubre saludable. (Six3d)

Hay que decir en favor de Benidorm Land que, a diferencia de Cuenca, tiene más de un escenario: está el mirador y la playa de Levante, con sus 1,8 kilómetros recreados íntegramente. La idea de Benidorm Land pasaba por "atraer turismo joven" y permitir que los visitantes realizasen sus compras en las tiendas del paseo marítimo. Dos años después, ninguna empresa ha picado el anzuelo, de modo que el paseo por la playa se convierte en una experiencia marciana en la que el único entretenimiento consiste en que algunos NPC están mal programados y caminan hacia atrás.

Recordemos que el objetivo de los metaversos es la interacción entre humanos. En el de Zuckerberg al menos te ofrecen cocaína rosa; en Benidorm no hay nada más allá de un paisaje apocalíptico que de ninguna manera puede servir como reclamo turísitico para nadie en su sano juicio. Hasta se echan de menos los guiris achicharrados al sol.

Tomamos la AP-7 unos kilómetros para llegar a una nueva aberración de la burbuja metavérsica: Gandía Virtual Experience. Presentado a bombo y platillo el año pasado en Fitur, este metaverso busca "ofrecer a los visitantes la posibilidad de sumergirse en la playa de Gandia y vivir en realidad virtual la sensación de estar junto al mar". A los cinco minutos de la visita, siento algo que no esperaba: echo de menos los monigotes de relleno. En el puerto naútico de Gandía no hay absolutamente nada. Intento entrar a una oficina de turismo porque, bueno, este desarrollo se considera una "herramienta turística", pero lo único que me encuentro es un logotipo gigantesco del financiador, la Comunidad Valenciana, y la puerta cerrada con el reflejo del programador que tomó las fotos.

placeholder El señor reflejado en la puerta es lo más cerca que he estado de un humano. (Six3d)
El señor reflejado en la puerta es lo más cerca que he estado de un humano. (Six3d)

La novedad aquí es que se ha desarrollado el agua y se ha añadido el ruido de las olas en la playa. Sin embargo, cuando intento mojar los pies de mi avatar, caigo en un tremendo escalón a las profundidades marinas. De repente, todo se vuelve negro y no puedo salir de ningún modo. Mientras acepto el final de mis días, me pregunto cuánto habrá costado todo esto. Una experiencia existencialista que no esperaba y que, supongo, tampoco es lo que soñaba el alcalde de Gandía cuando le vendieron el concepto.

Termino mis vacaciones virtuales en Andalucía Land, así, en general, porque la Junta no ha querido centrarlo en una provincia concreta. Se trata de una playa, que podría estar en Cádiz o en Almería, en la que suena de fondo una canción flamenca en inglés. Dice algo así como "Summertime, qué alegría más grande. Tu alma es brisa y me hace cantar y bailar.... Andalucíaaa". El tema tiene tantos tópicos que por un momento me avergüenzo de qué pensará un alemán o un británico cuando la escuchen, pero me reconforta la convicción de que por aquí no ha pasado nadie.

placeholder Sí, es otra playa en la que como te bañes, no lo cuentas. (Six3d)
Sí, es otra playa en la que como te bañes, no lo cuentas. (Six3d)

Contrariamente a lo esperado, regreso a Madrid con la sensación de haber visto lo peor de cada sitio que he visitado. Paupérrimas rèplicas de la realidad que, si sirven para inducir algún sentimiento en el turistas, es el vacío existencial. Quizá el metaverso sea el futuro de internet, como siguen defendiendo algunos gurús, pero desde luego no se parecerá en nada a lo que tenemos hoy, poco más que la constatación digital de un uso irresponsable de nuestros impuestos.

Ya hace tres años que Mark Zuckerberg, CEO de Meta y creador de Facebook, sorprendió al mundo al anunciar que, en los próximos diez años, su compañía iba a centrarse en la creación de metaversos. "No es que sea uno de nuestros proyectos, sino que será el proyecto. Internet evoluciona y vamos hacia una era en la que las personas se conectarán a la red a través de los metaversos", explicó el directivo.

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