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Prosopagnosia, la enfermedad que impide reconocer rostros
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NO DEPENDE SOLO DE LA PERCEPCIÓN VISUAL

Prosopagnosia, la enfermedad que impide reconocer rostros

Puede provocar aislamiento y ansiedad y perjudicar las relaciones personales y laborales.

Foto: Prosopagnosia. Foto: Wikipedia
Prosopagnosia. Foto: Wikipedia

Casi todas las personas cuentan con la capacidad de reconocer rostros, una compleja habilidad neurocognitiva con importantes implicaciones sociales. No obstante, en torno a un 2 por ciento de la población tiene ceguera facial, prosopagnosia en el lenguaje científico.

Esta condición provoca en los afectados la incapacidad para reconocer rostros que no les son familiares e, incluso, en casos graves, la incapacidad para reconocerse a sí mismos, algo que puede provocar aislamiento y ansiedad y perjudicar las relaciones personales y laborales.

Foto: Cesare Lombroso, en una antigua fotografía. (Wikipedia)

La visión tradicional de la prosopagnosia ha sostenido que este trastorno surge de deficiencias en la percepción visual. Según esa opinión, las personas con ceguera facial son incapaces de distinguir visualmente los rasgos de los rostros que se presentan juntos y no pueden determinar si los rostros son los mismos o no.

¿Por qué se produce?

Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard y del Sistema de Salud de Boston, ambos en los Estados Unidos, muestra que la ceguera facial puede surgir de déficits que van más allá de la percepción visual e implica fallos en la recuperación de varias claves contextuales de la memoria.

"Las personas afectadas usan un sistema de memoria diferente cuando intentan aprender y recordar las caras y ese sistema es menos adecuado para la tarea de reconocer las caras"

Los resultados, publicados en la revista científica 'Cortex', sugieren que esta visión tradicional es reduccionista, ya que el reconocimiento facial requiere del recuerdo, o el recuerdo de detalles contextuales relevantes sobre una persona, como su nombre o profesión.

"Nuestros hallazgos sugieren que un déficit importante más allá de la percepción es el recuerdo de la cara. Es mucho más complejo", afirma Joseph DeGutis, profesor asistente de Psiquiatría del Sistema de Salud de Boston y autor principal de la investigación.

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En ocasiones somos incapaces de recordar dónde hemos dejado las llaves, la cartera o el abono del metro. (iStock)

La capacidad de reconocer un rostro requiere dos formas de memoria: el recuerdo y la familiaridad. El recuerdo es la recuperación de información contextual al ver un rostro: un compañero de compras que te saluda en la tienda y tú lo reconoces como la persona que conociste en el trabajo hace unas semanas.

La familiaridad, por otro lado, es una "sensación de saber" más borrosa sin ninguna información contextual, explican los investigadores. Piensa en el compañero de compras que parece vagamente familiar pero sin ninguno de los detalles relevantes que te dicen de qué le conoces.

No es solo un problema visual

Los hallazgos pueden ayudar a diseñar técnicas para impulsar el reconocimiento facial en personas con prosopagnosia del desarrollo, una forma de ceguera facial que no es causada por lesiones cerebrales, mala visión o trastornos del desarrollo neurológico como el autismo.

"Nuestros hallazgos sugieren que un déficit importante más allá de la percepción es el recuerdo de la cara. Es mucho más complejo"

Como parte del estudio, los investigadores realizaron una serie de pruebas a 60 participantes, de entre 18 y 65 años, la mitad de las cuales tenían ceguera facial de por vida. Se pidió a los participantes que estudiaran 60 rostros que se mostraban en una pantalla de ordenador, uno tras otro. A los participantes se les mostró posteriormente una mezcla de 120 rostros, algunos de ellos ya vistos durante la sesión de estudio y otros completamente nuevos.

Para determinar las diferencias en la memoria de reconocimiento entre los participantes con y sin ceguera facial, DeGutis y sus colegas midieron su grado de confianza en la clasificación de cada cara como "vieja" o "nueva" en una escala del 1 al 6. Identificar correctamente un rostro como viejo con alta confianza refleja el uso de la memoria, señalan los investigadores, mientras que identificar correctamente un rostro como viejo con menos confianza refleja el uso de la familiaridad.

Foto: Wayne Rooney, celebrando un gol. Foto: EFE Robert Perry.

En comparación con los participantes que tenían ceguera facial, las personas que no la sufrían tenían mucha más confianza en que habían visto estos rostros antes. Sin embargo, los que tenían ceguera facial seguían siendo capaces de identificar correctamente muchos de los rostros que habían visto antes, aunque con menos confianza.

En otras palabras, al tratar de reconocer un rostro, los participantes con ceguera facial confiaban en la familiaridad, la vaga sensación de conocer o haber visto a alguien antes sin información contextual específica. En cambio, los individuos sin ceguera facial se basaban en el recuerdo. En conjunto, estas conclusiones sugieren que las personas con ceguera facial utilizan diferentes procesos de memoria para el reconocimiento de las caras.

"Nuestros hallazgos sugieren que las personas con prosopagnosia del desarrollo utilizan un sistema de memoria diferente cuando intentan aprendery recordar las caras y que ese sistema es menos adecuado para la tarea de reconocer las caras", concluye DeGutis en declaraciones citadas por Medical Xpress.

Casi todas las personas cuentan con la capacidad de reconocer rostros, una compleja habilidad neurocognitiva con importantes implicaciones sociales. No obstante, en torno a un 2 por ciento de la población tiene ceguera facial, prosopagnosia en el lenguaje científico.

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