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En vez de cuarentenas, mascarillas: la medida que frenaría la 6ª ola y Sanidad no toma
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En vez de cuarentenas, mascarillas: la medida que frenaría la 6ª ola y Sanidad no toma

El aislamiento para contactos estrechos, incluso vacunados, era la medida que esperaban muchos expertos, pero resulta difícil de aplicar y podría paralizar servicios esenciales

Foto: Unos ancianos conversan protegidos con mascarillas en San Sebastián. (EFE/Juan Herrero)
Unos ancianos conversan protegidos con mascarillas en San Sebastián. (EFE/Juan Herrero)

Con la incidencia marcando récords de toda la pandemia, muchos expertos pedían medidas contundentes para que este tsunami de contagios no llegue a los hospitales. Desde luego, volver a la mascarilla en exteriores, aunque sea solo a veces, no era una de ellas. En cambio, la cuarentena para los contactos estrechos de los positivos era una de las ideas que había cobrado más fuerza hasta que este martes fue rechazada por la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), formada por el Gobierno y las comunidades autónomas. Desde hace meses, los vacunados estaban exentos de aislarse, pero el pasado 1 de diciembre se había recuperado esta restricción solo para los casos sospechosos de ómicron. Cataluña decidió ampliarla el día 17 para incluir a todos los vacunados, introduciendo el debate y anticipándose, aparentemente, a una decisión que algunos veían como inevitable. Sin embargo, este miércoles decidió sumarse a la mayoría para "no provocar aún más confusión en los ciudadanos".

A cambio de los 10 días sin salir de casa que implicaría esta medida, la Comisión de Salud Pública explicó que los contactos de positivos, aunque estén vacunados, "deben limitar sus actividades a las esenciales, reduciendo todo lo posible sus interacciones sociales, seguir escrupulosamente las medidas de prevención como el uso de mascarillas y realizar una vigilancia estrecha ante la posible aparición de síntomas compatibles". Es decir, que se limita a recomendar a los ciudadanos que sean precavidos.

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En cualquier caso, la polémica está servida. Muchos no comprenden por qué se evita esta medida en uno de los momentos más delicados de la pandemia, teniendo en cuenta que los vacunados pueden transmitir el virus. Sin embargo, otros entienden que se ha optado por la solución más práctica, ya que en estos momentos apenas hay medios para hacer cumplir la medida, para rastrear los contactos ni para tramitar las bajas laborales. El miedo a la repercusión económica e incluso a que los servicios esenciales pudieran verse afectados ha pesado más.

¿Qué es un contacto estrecho? Según el Ministerio de Sanidad, tenemos que haber estado en el mismo espacio que una persona que ha dado positivo a una distancia menor de dos metros y durante más de 15 minutos (aunque este tiempo no tiene por qué ser seguido, sino acumulado en un plazo de 24 horas). No obstante, la definición de contacto estrecho incluye otras situaciones menos precisas, como haber proporcionado cuidados sin medidas de protección o circunstancias como haber compartido “espacios en que haya riesgo elevado de generación de aerosoles”. El plazo incluye dos días antes del inicio de síntomas o dos días antes de la fecha de toma de la muestra para el diagnóstico en el caso de los asintomáticos.

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Algunos expertos se sienten contrariados por la decisión. “En estos momentos, la única fórmula para intentar evitar que haya muchos más contagios es que las personas que hayan sido contactos estrechos hagan cuarentena aunque estén vacunados, porque, si no, el incremento de contagios va a ser exponencial”, advierte Joan Carles March, epidemiólogo de la Escuela Andaluza de Salud Pública. En opinión de este experto, los esfuerzos para seguir rastreando los contactos, a pesar de las dificultades que entraña esta labor en la situación actual, sirven para poco en ausencia de esta medida.

Ahora mismo “los miles de personas que están dando positivo tienen el pasaporte covid perfectamente en vigor y pueden entrar con él donde quieran”, comenta Ignacio Rosell, miembro del Comité de Expertos de la Junta de Castilla y León. Por eso, considera que la cuarentena para contactos estrechos debería haberse mantenido “al menos en estas fechas”, afirma, en referencia a que la Navidad multiplica los contactos interpersonales. Hace un año, sin vacunas pero con cuarentenas, en apenas dos semanas se multiplicó la incidencia por 10 en su comunidad, por eso teme lo que pueda venir en enero.

Salvador Peiró, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica (Fisabio) de la Comunidad Valenciana, explica que la idea de retirar la obligación de guardar cuarentena procede de EEUU. “Era razonable al principio, cuando las vacunas daban efectividad del 80% frente al contagio”, asegura, pero, a medida que esa protección ha ido cayendo, primero con delta y ahora con ómicron, “la situación cambia, los vacunados contagian más o menos igual que los no vacunados, y transmitir el mensaje de que no lo hacen es un error”.

placeholder Colas en centros de vacunación. (EFE)
Colas en centros de vacunación. (EFE)

De hecho, cuando el Ministerio de Sanidad comenzó a publicar datos diferenciando entre vacunados y no vacunados, a finales de noviembre, la diferencia aún era muy importante. Las cifras, que deberían asociarse a la variante delta por las fechas, indicaban que los no vacunados se contagiaban casi tres veces más (la incidencia media semanal era de 23,1 casos por 100.000 habitantes entre los que tenían la pauta completa frente a 64,5 entre los no inmunizados). Por el contrario, con ómicron, la protección frente a la infección tiende a desaparecer, aunque aún faltan evidencias. Los datos preliminares indican que podría ser de solo un 30% con las vacunas de ARN (Pfizer y Moderna) y nula con las de adenovirus (AstraZeneca y Janssen).

Mantener la estrategia

Sin embargo, otros expertos consideran razonable la decisión de la Comisión de Salud Pública. La intención de que los contactos estrechos de casos de ómicron tuvieran que hacer cuarentena, medida que entró en vigor el primer día de este mes, “era controlar la expansión de la nueva variante, no para controlar la pandemia en sí misma”, apunta Pedro Gullón, epidemiólogo de la Universidad de Alcalá. Una vez que ómicron se ha extendido, tiene poco sentido mantener una estrategia de contención, así que, en realidad, “volvemos al mismo protocolo que antes”. Imponer un confinamiento para cualquier contacto, independientemente de estar vacunado o no, “iría contra la estrategia que hemos mantenido desde antes de verano”.

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En el fondo, se trata de la postura más práctica. “Imponer cuarentenas a vacunados con una transmisión tan alta es extremadamente complicado. No se está llegando a hacer el rastreo y algunas comunidades ni siquiera dan abasto para tramitar las bajas a los positivos, como para plantearse una cuarentena por contacto, que también implica una baja y tiene un manejo. Ahora mismo, el sistema no tiene capacidad para hacerlo”, afirma Gullón. Incluso si hubiera recursos para hacerlo bien, “tendríamos una cantidad de bajas inasumible”, afirma este experto, “incluso algunos servicios esenciales podrían tener problemas para funcionar”.

No obstante, según Peiró, podría haber soluciones intermedias para determinados colectivos, al igual que ocurre con los sanitarios. “No aislamos a los que son contactos estrechos, les hacemos pruebas y, si son negativos, siguen trabajando”, explica. Del mismo modo, en previsión de una ola de ómicron con un número ingente de casos leves, “no puedes tener a todos los controladores aéreos de baja por cada positivo en un grupo, habría que hacer pruebas casi a diario durante tres o cuatro días hasta confirmar el positivo o el negativo”, apunta.

En cualquier caso, “debe haber unas recomendaciones claras para los contactos estrechos, deben evitar comidas y eventos”, señala Gullón; y hacerse pruebas entre el tercer y el quinto día después de la exposición y entre el séptimo y el décimo. En cierto modo, se están dejando muchas decisiones en manos de los ciudadanos, pero esto no es necesariamente bueno. “Ahora mismo, en Madrid, no te dan la baja ni siquiera cuando eres positivo por falta de capacidad para hacerlo. Una persona que pueda teletrabajar no tendrá problema, pero otros no pueden hacerlo y esto genera unas desigualdades muy grandes”.

Con la incidencia marcando récords de toda la pandemia, muchos expertos pedían medidas contundentes para que este tsunami de contagios no llegue a los hospitales. Desde luego, volver a la mascarilla en exteriores, aunque sea solo a veces, no era una de ellas. En cambio, la cuarentena para los contactos estrechos de los positivos era una de las ideas que había cobrado más fuerza hasta que este martes fue rechazada por la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), formada por el Gobierno y las comunidades autónomas. Desde hace meses, los vacunados estaban exentos de aislarse, pero el pasado 1 de diciembre se había recuperado esta restricción solo para los casos sospechosos de ómicron. Cataluña decidió ampliarla el día 17 para incluir a todos los vacunados, introduciendo el debate y anticipándose, aparentemente, a una decisión que algunos veían como inevitable. Sin embargo, este miércoles decidió sumarse a la mayoría para "no provocar aún más confusión en los ciudadanos".

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