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El hallazgo que cambia la historia de Canarias: los romanos llegaron primero
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¡OJO AL CARBONO 14!

El hallazgo que cambia la historia de Canarias: los romanos llegaron primero

La población indígena canaria procedía del norte de África, pero un estudio publicado en la revista 'PNAS' cambia la cronología y establece que los romanos pudieron llegar antes

Foto: Ilustración sobre los primeros pobladores canarios. (IsoCAN)
Ilustración sobre los primeros pobladores canarios. (IsoCAN)

Cuando los europeos llegaron a las islas Canarias se encontraron con una población indígena que tenía características propias y permanecía aislada de otras culturas. ¿Quiénes eran y de dónde procedían? Como es lógico por su situación geográfica, todos los indicios apuntan a algún tipo de parentesco con los bereberes del norte de África. Una cuestión mucho más compleja de resolver cómo llegaron y cuánto tiempo llevaban allí. Sin embargo, la prestigiosa revista PNAS acaba de publicar un estudio que parece ofrecer, finalmente, una respuesta fiable.

Investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) han llegado a la conclusión de que los primeros pobladores del archipiélago fueron los romanos, que habrían llegado durante el siglo I a. C., pero que no se quedaron mucho tiempo. Más tarde, los bereberes habrían aparecido en las islas entre los siglos I y III d. C., colonizándolas de forma permanente y, por lo tanto, convirtiéndose en la población indígena que fue conquistada por Castilla en el siglo XV. Por supuesto, la respuesta estaba en los yacimientos arqueológicos, pero era mucho más difícil de interpretar de lo que parecía.

Foto: Una de la momias estudiadas. (A. Marrero)

Este trabajo presenta el corpus de dataciones por carbono 14 más amplio de la arqueología de las islas Canarias, que incluye una revisión crítica de los análisis que se han llevado a cabo anteriormente y nuevos estudios. Los científicos han aplicado un “protocolo de higiene cronométrica”, explica a El Confidencial Jonathan Santana, investigador de la ULPGC y autor principal. Tras descartar los resultados menos fiables y realizar análisis estadísticos del resto “obtenemos conclusiones distintas a las que se vienen defendiendo de un tiempo para acá”, asegura.

Las fechas de la colonización de las islas que han estimado algunos grupos de investigación a partir de las excavaciones arqueológicas situaba la llegada de los antiguos canarios en la primera mitad del primer milenio a. C. Sin embargo, esos datos generaban muchos problemas de interpretación histórica. “Si apostamos por esa cronología, tenemos que asumir que las personas que pudieran estar detrás serían de origen fenicio o púnico”, señala el experto. Sin embargo, el nuevo estudio retrasa ese acontecimiento al siglo I a. C. o a los primeros siglos de nuestra era, con lo cual “ya estaríamos hablando de los romanos, de las poblaciones norteafricanas romanizadas o, más tarde, de los bereberes”, explica. Incluso habría que afinar algo más y hablar de paleo bereberes al referirse a las poblaciones que, en aquella época, habrían habitado el norte de África.

placeholder Investigación en un yacimiento. (IsoCAN)
Investigación en un yacimiento. (IsoCAN)

Los datos de radiocarbono, examinados de forma rigurosa, indican que el yacimiento del islote de Lobos, al norte de Fuerteventura, es romano. La cultura material que se aprecia, desde las herramientas a las cerámicas, es típica de Roma, así que pudo ser algún campamento o un asentamiento de pescadores, y la datación lo sitúa en el siglo I a. C. Posteriormente, entre los siglos I y III de nuestra era ya se empiezan a encontrar yacimientos bereberes, con construcciones y utensilios típicos del norte de África y poca o ninguna influencia romana. “Aquí es exactamente dónde radica la importancia de este estudio, ya que saber cuándo ocurrió la colonización indígena nos permite contextualizar mejor esta población oceánica dentro de la Prehistoria del norte de África", comenta Rosa Fregel, coautora del estudio.

El problema del carbono 14

¿Por qué no se había llegado a esta conclusión tan clara hasta ahora? El problema está en las distorsiones que provoca la datación por carbono 14, un isótopo radiactivo presente en la atmósfera que se utiliza para estimar la antigüedad de los materiales orgánicos, por ejemplo, restos vegetales o el hueso de un animal. Los seres vivos acumulamos carbono 14 a través de la respiración y de la alimentación; y, como se desintegra de manera regular, el análisis de estas moléculas permite calcular el tiempo que ha pasado desde la muerte del organismo. El método es muy preciso en tierra, pero no ocurre lo mismo en unas islas oceánicas.

placeholder Arqueólogos trabajando. (IsoCAN)
Arqueólogos trabajando. (IsoCAN)

Es el llamado “efecto reservorio marino”. En el océano, la acumulación de carbono 14 es distinta y “los animales no capturan solo las moléculas del momento en el que están vivos, sino las disueltas en las aguas con el paso del tiempo”. Esto significa que el análisis de radiocarbono de una concha no ofrece una edad fiable, sino mucho más antigua. Por eso, es necesario ajustar los resultados. Incluso para el análisis de los restos de seres humanos, si han tenido una dieta con un gran porcentaje de productos de origen marino, el carbono 14 que integran será ligeramente más antiguo que el que respiran en la atmósfera.

Otro problema está en la interpretación de algunos datos que puede ofrecer el radiocarbono en los yacimientos. “Cuando alguien va a hacer una hoguera, utiliza leña del bosque, pero los grandes árboles viven mucho tiempo, pueden tener 200 o 300 años de antigüedad y, si datamos el carbón de esa leña, no nos dice en qué momento se prendió el fuego, sino cuándo crecieron los anillos de la madera, que puede ser mucho más antigua”, declara Santana. Por el contrario, debido a su efímera existencia, las semillas que han quedado fosilizadas resultan muy precisas.

placeholder Jonathan Santana. (IsoCAN)
Jonathan Santana. (IsoCAN)

Como la fiabilidad de estos resultados es muy dispar, los investigadores decidieron recopilar todas las dataciones disponibles hasta el momento, organizarlas en tres categorías y calibrar su importancia mediante técnicas de estadística bayesiana. La primera categoría es la que ofrece más confianza, por ser organismos de vida corta (huesos de personas y animales, semillas y frutos). La segunda corresponde a dataciones válidas, pero que necesitan un análisis estadístico para valorar mejor su precisión, por ejemplo, el carbón de una madera vieja que puede ofrecer fechas más antiguas. Finalmente, la tercera categoría incluye dataciones que no reúnen las garantías necesarias para un análisis riguroso, como las que ofrecen resultados anómalos con respecto a otras del mismo nivel arqueológico. A toda esta información añadieron otro centenar de nuevas dataciones, sobre todo en las islas donde se habían realizado menos, como El Hierro.

Repercusiones para la historia

Para los historiadores, el resultado de las correcciones junto con los nuevos estudios tiene una enorme trascendencia. “Las evidencias nos dicen que, una vez que llegan las poblaciones norteafricanas, lo hacen con el objetivo de quedarse para siempre, porque traen consigo las plantas y los animales domésticos que necesitan para subsistir en estas islas”, explica Santana. Aunque los productos del mar son abundantes, el archipiélago era pobre en recursos terrestres silvestres que pudieran alimentar a una población humana durante mucho tiempo, así que era indispensable desarrollar la agricultura y la ganadería. “Las primeras personas estaban equipadas con un kit de supervivencia a base de cultivos domésticos y animales que les permitió establecer asentamientos permanentes en cada isla durante más de mil años”, resume otro de los coautores, Jacob Morales.

placeholder En la boca de una cueva canaria. (IsoCAN)
En la boca de una cueva canaria. (IsoCAN)

Los investigadores creen que, probablemente, hubo una primera fase de precolonización. “Es posible que los bereberes supieran de la existencia de las islas gracias a los romanos o que parte de la tripulación de las embarcaciones romanas procediera del norte de África”, apunta el autor principal del trabajo. No obstante, quizá los pueblos norteafricanos llegaron a las islas más tarde de una manera independiente. Los nuevos datos invitan a pensar que ambas comunidades no coincidieron nunca o lo hicieron por un periodo muy breve de tiempo. “Por ahora, solo tenemos un yacimiento donde, aparentemente, hay cohabitación entre romanos y bereberes, pero es una excavación muy compleja y harían falta dataciones más amplias”, comenta el experto. Si esa coexistencia se produjo en algún momento, habría sido en Lanzarote.

Una de las novedades más interesantes que deja este estudio es que las islas más occidentales se colonizaron casi al mismo tiempo que las orientales, más cercanas al continente. Aunque la primera habría sido Lanzarote, “una vez que deciden adentrarse en el mar, no paran hasta que dejan de ver tierra firme”, destaca Santana. Desde cada isla se ve alguna que está más allá y “seguro que eso les empujó a seguir colonizando”. Gracias a la revisión de las dataciones de carbono 14, “vemos que cuando las islas orientales apenas empiezan a estar pobladas, los colonizadores ya están en las occidentales”.

Foto: Familiares de desaparecidos, en una manifestación en Gran Canaria. (EFE/Elvira Urquijo A.)

Lejos de ser un caso excepcional, “vemos este tipo de comportamientos en las experiencias colonizadoras de otros archipiélagos del mundo, en la Polinesia, en el Caribe o en el sudeste asiático, afirma el investigador de la ULPGC. “Cuando una comunidad decide adentrarse en el mar a colonizar no se detiene”, añade. Por eso, esta investigación tiene una dimensión que va mucho más allá de la historia concreta de las islas Canarias: comprender cómo los humanos colonizan y se adaptan a nuevos territorios. En ese aspecto las islas oceánicas ofrecen un escenario fascinante para los expertos por su naturaleza geográficamente restringida y aislada, que requiere autosuficiencia.

En cualquier caso, estamos ante el único caso conocido de migración de los bereberes en el Atlántico y quedan muchas preguntas en el aire. Por ejemplo, ¿llegaron una sola vez y se asentaron definitivamente o hubo varias oleadas? Algunos análisis del ADN humano han sugerido una posible llegada de nuevos pobladores en el siglo X a. C. y mayor diversidad genética en las islas orientales. Sin embargo, es posible que esto no se deba a un patrón de colonización, sino más bien a un cuello de botella que separase a los distintos pobladores. De hecho, en las semillas de cebada que portaban también se observan diferencias que apuntan más a una pérdida de diversidad genética hacia el oeste que a la introducción de nuevas variedades desde el continente.

Cuando los europeos llegaron a las islas Canarias se encontraron con una población indígena que tenía características propias y permanecía aislada de otras culturas. ¿Quiénes eran y de dónde procedían? Como es lógico por su situación geográfica, todos los indicios apuntan a algún tipo de parentesco con los bereberes del norte de África. Una cuestión mucho más compleja de resolver cómo llegaron y cuánto tiempo llevaban allí. Sin embargo, la prestigiosa revista PNAS acaba de publicar un estudio que parece ofrecer, finalmente, una respuesta fiable.

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