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El mayor huracán de la historia fuera de temporada anticipa cambios devastadores
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INÉDITO Y DEVASTADOR

El mayor huracán de la historia fuera de temporada anticipa cambios devastadores

Los científicos no salen de su asombro: jamás se había registrado un huracán de categoría 5 a comienzos del verano, un anticipo de una temporada que puede ser temible

Foto: Turistas en Cancún, a la espera de Beryl. (EFE/Alonso Cupul)
Turistas en Cancún, a la espera de Beryl. (EFE/Alonso Cupul)

El huracán Beryl, que en los últimos días ha tenido un paso devastador por varias islas del Caribe hasta alcanzar México, ya ha entrado en la historia. Aunque al final ha perdido fuerza a medida que avanzaba, como siempre sucede, su irrupción como primer huracán de la temporada fue apoteósica. Aún no había terminado junio cuando alcanzaba las categorías 3 y 4, pasando de una a la otra en pocas horas. Después, se ha convertido en el huracán de categoría 5 más temprano de la historia y el más intenso jamás registrado en julio, según los datos históricos, que se remontan al siglo XIX. ¿Qué está pasando?

Las temporadas de huracanes son muy variables, hasta el punto de que "es muy difícil establecer tendencias que nos puedan confirmar si está aumentando su número", explica a El Confidencial José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored. En cualquier caso, el periodo en el que se producen está establecido, oficialmente, entre junio y noviembre, pero lo normal es que la actividad máxima, cuando son más frecuentes e intensos, se sitúe entre finales de agosto y octubre. Por eso, "ha sorprendido mucho tener ya uno de categoría 5, es muy singular", afirma.

En general, un ciclón tropical es un sistema de bajas presiones que se desarrolla sobre las aguas cálidas del océano, con una circulación de vientos cerrada alrededor de un punto central y una rotación muy rápida. Sin embargo, dentro de esta definición, los expertos distinguen entre las tormentas tropicales, más flojas, y los huracanes, que superan los 119 kilómetros por hora (km/h).

El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de EEUU los clasifica desde 1969 según la escala de Saffir-Simpson, entre la categoría y la 5, que es la máxima y supone que "el viento que genera de manera sostenida en torno al ojo" supera los 250 (km/h). Eso significa que las rachas pueden ser aún mayores. En el caso del Beryl, se ha llegado a registrar un viento sostenido de 270 km/h.

Foto: Temporal en las costas gallegas. (EFE/Sxenick)

Los factores que explican el huracán Beryl

Los científicos tratan de averiguar qué factores pueden haber influido para que, nada más comenzar el verano, haya aparecido un huracán de la máxima categoría. Para ello, analizan las dos variables que desencadenan el fenómeno. La primera es la temperatura del agua del mar, sobre todo en el ámbito del Caribe y el golfo de México.

En el caso de Beryl, ya estaban a 27ºC, algo excepcional para esta época. Si normalmente los ciclones más devastadores llegan alrededor de septiembre, es porque a finales del verano las aguas oceánicas están más calientes. Sucede algo parecido con las tormentas en el Mediterráneo, pero en este caso, la escala es mucho mayor.

placeholder Barco hundido por el huracán en Jamaica. (EFE)
Barco hundido por el huracán en Jamaica. (EFE)

En este caso, el problema es que desde 2023 "estamos arrastrando unas anomalías de temperatura muy por encima de lo normal en el Atlántico", explica Viñas. Por eso, el primer factor que favorece la aparición de huracanes es que "las aguas están dos o tres grados más calientes de lo normal", en valores propios del final del verano. Las causas siguen sin estar claras, pero una de las hipótesis es que, con el calentamiento global, "estén perdiendo la capacidad de retener calor sin elevar su propia temperatura" debido a que "se estén saturando de CO₂".

Por otro lado, estamos en una transición del fenómeno climático de El Niño a La Niña. Eso significa que el océano Pacífico ya está registrando temperaturas por debajo de la media, como sucede de forma cíclica cada cierto número de años, y esto tiene repercusiones en todo el planeta. "La Niña afecta a la dinámica de los huracanes en el Atlántico. Con El Niño, los vientos aumentan de intensidad al ascender y esto interrumpe el desarrollo de las tormentas. Por el contrario, con La Niña, las favorece y, estadísticamente, la actividad es mucho mayor", comenta el experto. En parte, estos cambios periódicos explican la variabilidad entre unos años y otros.

placeholder Trayectoria de Beryl, según la agencia americana. (Reuters)
Trayectoria de Beryl, según la agencia americana. (Reuters)

Unas previsiones amenazantes

La cuestión es si Beryl es solo una anécdota, un hecho aislado o, por el contrario, un aviso de lo que se nos viene encima este año. Aunque la temporada de huracanes haya empezado con tanta fuerza que incluso los científicos estén sorprendidos, lo cierto es que los pronósticos para 2024 ya habían marcado récords. Es el año en el que se espera un mayor número de ciclones, incluyendo tormentas tropicales y huracanes, con un abanico de entre 17 y 25, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA, por su sigla en inglés).

"Esto es una barbaridad", afirma Viñas. Aunque nadie garantiza que los pronósticos se vayan a cumplir, "teniendo en cuenta cómo ha empezado la temporada, es bastante probable que veamos una temporada extraordinaria de actividad". No obstante, lo peor no es el número, sino la intensidad. Los científicos del área ya debaten si las categorías del 1 al 5 de la escala de Saffir-Simpson se nos van a quedar cortas. "En los últimos años, algunos sistemas tropicales, no solo los huracanes del Atlántico, sino también los tifones del Pacífico y otros fenómenos de otras cuencas oceánicas, han alcanzado un nivel superior. Los vientos sostenidos en torno al ojo se han pasado algunos límites. Podemos decir que son de categoría 5, pero con una magnitud bastante intensa", explica.

placeholder Huracán en México. (EFE)
Huracán en México. (EFE)

Esto invita a pensar si es conveniente establecer una categoría 6, que ponga el límite, al menos, en los 300 km/h. Es posible que una fuerza tan grande no se prolongue durante días, pero bastan unas horas para que la capacidad de devastación de un fenómeno tan extremo sea enorme. "Estamos empezando a observar algunos de esta magnitud, por eso, se están planteando la reclasificación", apunta el experto. ¿A partir de ahora observaremos fenómenos nunca vistos? "Lo que estamos viendo en los últimos años implica que están cambiando las condiciones. Por ejemplo, siempre ha habido aguas muy calientes de forma puntual en algún sitio y se han formado grandes huracanes; pero lo que ocurre ahora es que se producen más de las categorías más fuertes", afirma.

Otro de los cambios que reflejan los estudios es que, una vez que se forma un huracán, la velocidad con la que alcanza una categoría alta es mayor, sucede en muy pocas horas. Los ejemplos abundan en los últimos años: "Muchas veces hemos pasado en 24 horas de una tormenta tropical a un huracán de categoría 3 o 4, esto antes era impensable, veíamos una lenta evolución, pasando de un estado a otro". De hecho, con Beryl ha sucedido exactamente eso: en apenas un día pasó de ser un huracán pequeño al máximo de la escala.

placeholder Trayectoria de la tormenta tropical Delta. (NASA)
Trayectoria de la tormenta tropical Delta. (NASA)

¿Llegarán a España?

Otra cuestión relevante es si el incremento del número y la intensidad de los huracanes puede aumentar, a su vez, las posibilidades de que alguno de ellos llegue a poner rumbo a Europa. No sería la primera vez. En Canarias aún se recuerda la tormenta tropical Delta en noviembre de 2005. El observatorio de Izaña, situado a 2.400 metros de altitud en la isla de Tenerife, marcó entonces un récord histórico: la racha de viento más fuerte registrada en España, 248 kilómetros por hora. Delta había sido un huracán que cambió de trayectoria y llegó debilitado. Aun así, provocó la muerte de seis migrantes que viajaban en una embarcación hacia las islas y de un hombre que fue arrastrado por el viento en Fuerteventura.

Uno de estos sistemas puede girar y, en lugar de ir hacia el oeste, según la trayectoria habitual, cruzaría el Atlántico en la dirección opuesta. "Depende de la dinámica atmosférica. En la zona donde se forman, hay una corriente dominante que los arrastra hacia el Caribe y luego tienden a subir un poco al norte. Sin embargo, en mitad del Atlántico Norte puede bajar de latitud una vaguada, arrastrar a un sistema que vaya hacia América y hacer que, de repente, dé la vuelta", detalla el meteorólogo. Cuando esto sucedía antes, "rápidamente dejaba de tener la condición tropical porque el agua no estaba a la temperatura del Golfo de México". Sin embargo, eso está cambiando. "Si vienen hacia aquí, es más probable que se encuentren zonas cálidas del océano que puedan favorecer el desarrollo del sistema", explica.

Foto: Vista aérea de la ciudad de Derna (Libia), tras el paso del ciclón Daniel. (EFE)

Ya en los últimos años se han incrementado el número de las tormentas tropicales que han llegado cerca de la península Ibérica, Canarias, Madeira o Azores. Viendo las proyecciones climáticas, los expertos creen que será cada vez más probable que en una temporada dura de huracanes pueda llegar a nuestro territorio. De hecho, en la Agencia Española de Meteorología (Aemet) se ha creado un grupo específico de meteorología tropical para vigilar estos fenómenos.

La única ventaja que nos va trayendo el paso de los años es que la tecnología permite vigilar mejor estos eventos extremos. Aunque la imagen más típica es la que proporcionan los satélites, la aportación de los aviones que se introducen, literalmente, en el ojo del huracán, está siendo fundamental. "Cuando se forma el huracán, se desplaza sobre el océano, donde no hay estaciones meteorológicas que puedan medir cuánto baja la presión o cuánta lluvia deja, así que los aviones que se meten dentro recogen un montón de parámetros que sirven para que los modelos de predicción generen las trayectorias previstas, que se actualizan varias veces cada día, y las predicciones sobre la evolución de su intensidad", explica Viñas.

El huracán Beryl, que en los últimos días ha tenido un paso devastador por varias islas del Caribe hasta alcanzar México, ya ha entrado en la historia. Aunque al final ha perdido fuerza a medida que avanzaba, como siempre sucede, su irrupción como primer huracán de la temporada fue apoteósica. Aún no había terminado junio cuando alcanzaba las categorías 3 y 4, pasando de una a la otra en pocas horas. Después, se ha convertido en el huracán de categoría 5 más temprano de la historia y el más intenso jamás registrado en julio, según los datos históricos, que se remontan al siglo XIX. ¿Qué está pasando?

Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) Meteorología
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