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El agua del mar en España se está volviendo más verde que nunca. Y seguirá cambiando de color
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EL 56% DE SU COLOR HA CAMBIADO

El agua del mar en España se está volviendo más verde que nunca. Y seguirá cambiando de color

Si piensas que las playas en España se están volviendo de un color verdoso, no estás equivocado. Los mares y océanos del mundo están cambiando de color y hay una explicación científica

Foto: Surfista sobre una ola verde. (@carlesrgm)
Surfista sobre una ola verde. (@carlesrgm)

El año pasado se viralizaba un vídeo de un medio británico en el que varios grupos de turistas en Benidorm entraban al agua y salían diciendo que el mar español se había convertido, casi literalmente, en una sopa. Para muchos, era razón suficiente para no volver a veranear aquí. Entre otras quejas de los turistas, que cuando desembarcan en nuestras costas esperan ver una marejada azulada y fresca, es que lo que se encuentran realmente son aguas verdosas y calientes. No andan desencaminados. El color de las aguas en España se está tornando más verde que nunca. Y ambos fenómenos atienden a las mismas causas.

Este cambio ha sido observado durante 20 años por satélites de la NASA. Imágenes que han sido recogidas recientemente en un estudio realizado por el Centro Nacional de Oceanografía de Southamton. Gracias a los datos de reflectancia del color en el océano obtenidos por los satelitales en la misión MODIS-Aqua, hoy sabemos que el color que apreciamos del 56% del océano ha cambiado de azul a verde. Las causas de esta alteración no pueden resumirse en una sola: la luz, las pequeñas plantas y animales, los sedimentos en suspensión o los elementos contaminantes influyen en mayor o menor medida en el océano. Pero detrás de todas estas alteraciones puede haber un único culpable, el cambio climático.

Según la investigación, el fenómeno podría deberse a una mayor cantidad de nutrientes del fitoplancton alimentada por el clima. Estos pequeños organismos de la gran comunidad bentónica son lo que le dan este tinte verde a los océanos. Cuando se produce un flujo de agua de las profundidades hacia la superficie, se levantan los nutrientes del suelo. Este proceso, llamado afloramiento, implica que donde haya nutrientes, el fitoplancton se acumulará. Asimismo, el alimento del fitoplancton también puede proceder de la actividad humana, como con el uso de fertilizantes. Si al aumento de nutrientes le sumamos el pigmento verdoso del organismo, llamado clorofila, y la forma en la que la luz se reflecta en el agua y es absorbida por el fitoplancton, tenemos el impacto en nuestros ojos: verde.

placeholder Fitoplancton en el Golfo de Adén. (NASA)
Fitoplancton en el Golfo de Adén. (NASA)

Sin embargo, el estudio apunta también a una estratificación de nutrientes, lo que implica que el agua de la superficie se mezcla menos con el agua de las profundidades debido al cambio de densidad. "Una mayor estratificación no implicaría afloramiento de nutrientes, más bien al contrario. Una mayor estatificación implica que el flujo de nutrientes desde las aguas profundas a la superficie iluminada del océano, donde tendría lugar la fotosíntesis del fitoplancton, se vea reducido", explica a El Confidencial Eva Teira, investigadora de oceanografía biológica y experta en fitoplancton. En el mar se producen entonces dos fenómenos con efectos contrarios: el afloramiento y la estratificación. El primero provoca más concentración de fitoplancton y el segundo la limita.

La clave de todo: el fitoplancton

¿Cuál es entonces la verdadera causa de la coloración verdosa del mar? "La interpretación no es sencilla", cuenta Teira. "Ese cambio de color puede reflejar un cambio en la composición de especies de fitoplancton. Podría, por ejemplo, tratarse de un incremento en la dominancia de cianobacterias (un tipo de fitoplancton de color verdoso) de pequeño tamaño en zonas tropicales, o puede reflejar un aumento de la materia disuelta coloreada o de la materia detrítica".

Como las zonas tropicales y subtropicales son pobres en nutrientes, las consecuencias que pueden ocasionar estos cambios se darían en los lugares donde más se acumula esta materia, es decir, en las zonas costeras. En este sentido, el impacto humano es crucial, ya que los nutrimentos y la materia disuelta no solo provienen del medio natural, sino que muchos de ellos son consecuencia de la actividad humana: "Los nutrientes son nitratos y fosfatos de los abonos, de campos, que salen de ciudades por desechos orgánicos. Todos esos nutrientes antropogénicos acaban en el agua", explica a este medio el doctor en Ciencias Biológicas Gerardo García-Castrillo.

placeholder A más púrpura, un cambio de color más significativo. (Nature/MODIS/Aqua)
A más púrpura, un cambio de color más significativo. (Nature/MODIS/Aqua)

De hecho, la actividad humana puede ser la causante del detrimento del ecosistema acuático. "En aguas costeras confinadas llegan a dejar una turbidez muy grande, impide que la luz baje hasta el fondo y puede morir la vegetación, como ha ocurrido con el fondo del mar Menor", cuenta Castrillo. No obstante, "en mitad del océano es muy difícil que se llegue a producir".

Castrillo explica que un aumento del fitoplancton "es beneficioso para las especies porque van a tener más alimento, el problema es cuando hay un exceso de oferta y poca demanda". El zooplancton come fitoplancton, los peces comen zooplancton y muchos animales comen peces. Sin el fitoplancton, la cadena trófica no podría darse y no habría vida en el mar. "No hay problemas de influencia directa, salvo que el fitoplancton sea tóxico, como ocurre con las mareas rojas".

Teira se posiciona en la misma línea y aclara que "un cambio de fitoplancton hacia especies de menor tamaño puede dar lugar a redes tróficas más largas, que serían menos eficientes a la hora de transferir materia y a un menor secuestro de carbono". Es decir, que cuando la cadena alimentaria es más lenta, otra consecuencia es que la función de los organismos puede ser más deficiente.

placeholder Recogida de macroalgas en el mar Menor. (EFE/Marcial Guillén)
Recogida de macroalgas en el mar Menor. (EFE/Marcial Guillén)

En este sentido, el fitoplancton se encarga de retener más del 20% del dióxido de carbono de la atmósfera y, al contrario de lo que pensamos, más del 50% del oxígeno proviene de este conjunto de organismos, según National Geographic. Al fin y al cabo, el suelo terrestre ocupa el 30% de la superficie de la tierra. "Las proliferaciones de fitoplancton tóxico o proliferaciones masivas pueden provocar consecuencias muy negativas en los ecosistemas, como por ejemplo problemas de hipoxia o anoxia (es decir, la falta de oxígeno) por las enormes tasas de descomposición de la materia orgánica producida", explica la experta.

También más medusas

El mar es más verde y está más caliente, pero otra de las consecuencias del aumento de las temperaturas es el aumento de medusas en las costas de España, tal y como refleja un estudio publicado en la revista Nature, advirtiendo no solo de la cantidad de estas criaturas que ya hay en el mar, sino de la cantidad que habrá en el futuro debido al cambio climático. Si el mar se vuelve más cálido y las corrientes oceánicas cambian, las medusas del Ártico se desplazarán más al norte, lo que se traduce para los españoles en un aumento significativo de medusas en las playas.

Por ahora, lo más importante parece ser lo que tenemos más cerca, es decir, el aumento del fitoplancton en las zonas costeras que impiden que la luz pase al fondo y haya menos oxigenación, causando la muerte de toneladas de peces. Estudiar de cerca la actividad humana podría darnos pistas sobre qué hacer para saber abordar el enverdecimiento de nuestras aguas. Y todos los problemas que vienen detrás.

El año pasado se viralizaba un vídeo de un medio británico en el que varios grupos de turistas en Benidorm entraban al agua y salían diciendo que el mar español se había convertido, casi literalmente, en una sopa. Para muchos, era razón suficiente para no volver a veranear aquí. Entre otras quejas de los turistas, que cuando desembarcan en nuestras costas esperan ver una marejada azulada y fresca, es que lo que se encuentran realmente son aguas verdosas y calientes. No andan desencaminados. El color de las aguas en España se está tornando más verde que nunca. Y ambos fenómenos atienden a las mismas causas.

Cambio climático
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