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Nueva York ya gasta un dineral en combatir a las superratas, prepárate para hacerlo tú también
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Ha contratado hasta a McKinsey

Nueva York ya gasta un dineral en combatir a las superratas, prepárate para hacerlo tú también

La mayor batalla del gobierno neoyorquino se centra estos días en unos animales que campan a sus anchas por la ciudad como un símbolo más del lugar. Pero no es un caso aislado, más bien un aviso

Foto: Imagen de archivo de una rata en Nueva York. (Getty Images)
Imagen de archivo de una rata en Nueva York. (Getty Images)

En los últimos años, la Gran Manzana se ha convertido en el máximo exponente de esta cuestión, y de ahí que ya hayan invertido más de cinco millones de dólares en un plan para acabar con su enemigo número uno. Incluso ha contratado a la consultora McKinsey para que les ayude. Pero no están solos en este calvario. Ciudades como Toronto, París, Londres o Roma han dado la voz de alarma por el crecimiento de las ratas en los últimos años. Por si fuera poco, otro factor acrecienta la amenaza: cada vez más roedores son resistentes a los raticidas convencionales. No hay una estimación de a cuántas ratas afecta esta mutación en todo el planeta, pero los avistamientos no paran de aumentar y los recuentos en ciudades como Nueva York baten récords cada curso.

"Creo que cada caso es diferente y hay que dejar claro que en España en general la situación con las ratas es buena, hay un control exhaustivo de las zonas públicas. Eso sí, es cierto que los animales cada vez son más resistentes a los raticidas y hay problemas para encontrar productos que funcionen", comenta Juan Carlos Santiago, presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas y Sanidad Ambiental (ANECPSA). "También hay que tener en cuenta el asunto de los controles medioambientales y el uso indiscriminado de estas soluciones. Todo eso hace que los roedores puedan ir generando resistencias", añade.

Más allá de la reacción de Nueva York, todas las ciudades están intentando tomar acciones imaginativas para conseguir controlar la presencia de roedores. París, por ejemplo, tiene el objetivo de mejorar la convivencia con sus ratas y olvidarse de erradicarlas. Eso sí, insistirán, como Nueva York, en la gestión de la basura, un punto que parece clave para el control. Roma, por su parte, sí que ha optado por la desratificación masiva después de que en 2023 el Coliseo, una zona donde nunca habían tenido graves problemas con estas plagas, acabará lleno de roedores.

En España, el consistorio que más problemas está teniendo con ellas, por ahora, parece ser Barcelona, donde cada año refuerzan más las actuaciones y este año lo centrarán en controlar lo que denominan "superalimentadores". Ciudadanos que dan de comer a las palomas sin parar y también ayudan a estas alimañas.

Pero no es la única autoridad que está estudiando la evolución de los roedores en estos últimos años. Un estudio realizado en el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) identificó en 2022 mutaciones genéticas que confieren resistencia a los raticidas (rodenticidas) anticoagulantes a poblaciones de ratas en 12 comunidades autónomas de España. Además, descubrió presencia de los raticidas en búhos y sigue investigando la situación.

"Es un trabajo que surge del impulso de la Unión Europea, preocupada por el impacto de los raticidas en el medioambiente. Al final, las ratas pueden impactar en la situación de otros animales de muchas maneras. Ya sea que estos ingieran el mismo veneno que busca acabar con las ratas o que sean depredadores de los propios roedores", comenta en conversación con El Confidencial José María Navas, uno de los responsables de estos trabajadores y subdirector del INIA.

Han descubierto que en ratas de alcantarilla de Madrid la frecuencia de mutación alcanza el 21%. Más alto es en el caso de la rata negra, que llega al 32%. Eso sí, son cautos al hablar sobre las consecuencias. "No se puede decir que esto esté relacionado con un aumento de las poblaciones de ratas, pues no tenemos esos datos ni se pueden estimar. Es un estudio reciente y habrá que seguir trabajando. Es verdad, que lo que sí muestra nuestro trabajo es que la resistencia existe y es un riesgo para las estrategias de control de plagas", añade Azucena Bermejo-Nogales, otra de las investigadoras que está tras este estudio.

Hay más ratas o solo más avisos

Santiago, por su parte, insiste que la presencia de roedores es similar a la de hace años y que el cambio es que cada vez somos más para divisarlas. Y así se explicaría, por ejemplo, los datos que ofrece Madrid.

La capital no tiene un recuento de ratas, pero sí ofrece los datos de avisos por avistamiento y las actuaciones de control. Según estos datos, el número de actuaciones ha ido creciendo año tras año. En 2018 los controles no llegaban a 1.600, en 2022, último dato disponible, superaron los 3.000. Un crecimiento que para el presidente de ANECPSA está claramente conectado con el aumento de la población y cómo cada vez hay más gente en la calle a todas horas.

En el mapa también hay puntos curiosos. Con grandes diferencias de avisos por zonas. Los barrios con más controles de ratas desde 2018 a 2022 están en la periferia y son Valverde, en el norte, Pinar del Rey, Vicálvaro y Entrevías. Los tres superan los 300 controles en ese periodo de tiempo.

En el otro lado queda el centro, donde se concentran la mayoría de zonas sin apenas registros. Vallehermoso cuenta siete avisos, Castellana suma 11 y Ríos Rosas 14. Aunque hay excepciones, el mapa pinta una llamativa separación entre centro y periferia.

Para Santiago, esto podría deberse a la vida que se hace en diferentes zonas y cómo se comporta su población. "En muchas zonas con parques y demás ahora están muy concurridas, se usan más las papeleras y se dejan muchos desperdicios en la calle. Eso puede atraer a estos animales que además con el buen tiempo se animan a salir y pueden ser más visibles. También habría que ver cuánta gente llama en cada caso y cómo de sensible es dicha población a ver uno de estos roedores", comenta.

Algo parecido opinan desde el INIA. No creen que estos datos puedan mostrar si hay una mayor presencia de ratas en una ciudad, pues es casi imposible calcularlo. De ahí que no se aventuren a hablar de si las mutaciones están generando una proliferación mayor.

De todos modos, el problema que sí enfrentan todos es el de cómo aunar el control de plagas con unas soluciones que no ataquen el medio ambiente y afecten a otros animales. Muchos rodenticidas están teniendo resultados adversos en especies protegidas y no está muy clara su eficacia en los roedores que buscan matar. Eso lleva a replantearse mucho las estrategias y se aplaudan tanto opciones como el contenedor de Nueva York.

¿Qué hacer con los raticidas?

Los ratones que han desarrollado resistencia a los raticidas anticoagulantes, el tipo de veneno más común, sufren una mutación en alguna secuencia del gen Vkorc1 que les confiere esa resistencia. Básicamente, consiguen que estos anticoagulantes no afecte de forma determinante a la curación de sus heridas, que es la forma por la que este veneno los mata, y por tanto puedan sobrevivir al efecto. Las mutaciones se han detectado en ratones comunes de España y Portugal, incluyendo también sus islas.

En Gran Canaria, este factor les está ayudando sin querer a controlar la expansión de la serpiente real de California, una especie exótica que se ha vuelto invasora en la isla. En cada vez más casos, los científicos están encontrando restos de cuerpos de esta serpiente afectados por raticidas anticoagulantes.

En la naturaleza, este efecto dominó es imposible de prever. Aunque la rata que haya consumido el veneno no muera, su depredador podría hacerlo. Entre Murcia y Alicante se encontraron 17 cadáveres de águila azor perdicera, una de las más amenazadas de España, y en todos ellos se encontraron al menos cinco tipos diferentes de raticidas anticoagulantes.

placeholder Patrulla de perros cazarratas en Nueva York. Es una práctica organizada por las autoridades para el control de plagas. Foto: Reuters.
Patrulla de perros cazarratas en Nueva York. Es una práctica organizada por las autoridades para el control de plagas. Foto: Reuters.

Lo mismo sucedió con otras especies, como el zorro rojo, el tejón o la gineta. Además, hallaron otra evidencia preocupante: en muchos casos no fue el raticida lo que les mató, pero les dejó el hígado y el cuerpo incapaces de defenderse de una enfermedad infecciosa.

En realidad, los investigadores sospechan que cualquier animal salvaje que se alimente de ratones, y hay muchos, va a acabar envenenándose antes que ellos. Otro ejemplo está en el búho chico. Otro estudio en Murcia encontró raticidas anticoagulantes en un 98,6% de las muestras analizadas.

El gran temor es que, al final, pueda estar afectando a especies en peligro de extinción. No solo las ratas acaban comiéndose el veneno que se reparte, principalmente, en granjas o entornos agroalimentarios. También los conejos, ¿y qué joya de la fauna ibérica, gravemente amenazado hasta hace muy poco, basa hasta un 90% de su dieta en conejos? Exacto.

De hecho, cuando se cruzan los datos sobre afectación de la fauna silvestre por raticidas anticoagulantes con la presencia de especies que podrían verse afectadas, como se hizo en este trabajo de mayo de 2024 publicado en la revista de la London Zoological Society, el lince ibérico es, al 100%, una de las especies más amenazadas. Aparece junto al turón patinegro americano, el zorro gris de las islas o el lobo rojo. Todos ellos en grave riesgo de desaparición.

En los últimos años, la Gran Manzana se ha convertido en el máximo exponente de esta cuestión, y de ahí que ya hayan invertido más de cinco millones de dólares en un plan para acabar con su enemigo número uno. Incluso ha contratado a la consultora McKinsey para que les ayude. Pero no están solos en este calvario. Ciudades como Toronto, París, Londres o Roma han dado la voz de alarma por el crecimiento de las ratas en los últimos años. Por si fuera poco, otro factor acrecienta la amenaza: cada vez más roedores son resistentes a los raticidas convencionales. No hay una estimación de a cuántas ratas afecta esta mutación en todo el planeta, pero los avistamientos no paran de aumentar y los recuentos en ciudades como Nueva York baten récords cada curso.

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