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Los 'vigilantes de las medusas' afrontan una tarea imposible en España: saber dónde están
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Los 'vigilantes de las medusas' afrontan una tarea imposible en España: saber dónde están

Las medusas, más peligrosas de lo que pensamos, aparecen de forma aleatoria en las playas y es difícil predecir su comportamiento, pero los científicos cuentan con la ayuda ciudadana

Foto: La medusa huevo frito. (Europa Press)
La medusa huevo frito. (Europa Press)

"Cuando veas una medusa, aléjate de ella. Siempre". El consejo es de un gran experto, así que más vale hacerle caso, aunque, paradójicamente, parte de su trabajo consiste en encontrarlas y anima a la gente a avisar cuando vea alguna. César Bordehore, ecólogo marino de la Universidad de Alicante, es uno de los creadores de una aplicación que cada vez usan más bañistas, MedusApp. Gracias a la colaboración ciudadana, esta herramienta se ha convertido en una fuente de información científica extraordinaria.

A pesar de todos los conocimientos biológicos y de toda la tecnología disponible, localizar con exactitud a estos animales marinos es una misión imposible. “Aparecen y desaparecen de manera imprevisible, puedes tener medusas hoy en una playa y que mañana ya no estén”, comenta el investigador en declaraciones a El Confidencial. Por eso, los reportes de los ciudadanos en la aplicación son oro puro. “Hoy mismo tenemos una embarcación buscando medusas porque las necesitamos para hacer experimentos, pero si no fuera por la app, podríamos pasarnos días navegando sin encontrar ninguna”, nos comenta.

Foto: istock

No obstante, el principal objetivo es que los ciudadanos estén informados. En un mapa podemos encontrar las notificaciones con los reportes más recientes, subidos por otros usuarios, con sus correspondientes comentarios. “Le ha picado a una mujer. Escuece. Estaba por la orilla. Ha dicho el socorrista que dejemos a la medusa”, apunta uno de ellos desde una playa de Almería, especificando que se trata de la especie Pelagia noctiluca. La guía de medusas de la aplicación hace fácil identificarlas. Además, podemos subir la foto por si queda alguna duda.

Las picaduras

Precisamente, Pelagia noctiluca o medusa clavel, con un característico color entre rojizo y marrón, es la que causa más problemas en nuestro entorno. “La gente dice que no pasa nada porque te pique, pero a veces sí pasa”, comenta el experto recordando un shock anafiláctico que en Ibiza sufrió un experimentado nadador que, a lo largo de su vida, había sufrido varios ataques de estos animales. “Detectamos proteínas de esta medusa en su sangre”, demostrando que el riesgo puede estar “en las picaduras repetidas”.

placeholder Picadura de medusa. (Flickr)
Picadura de medusa. (Flickr)

En realidad, las medusas nos pican “porque se creen que somos un pececillo”, asegura. Sus tentáculos detectan las proteínas de nuestra piel y disparan los cnidocitos, células que inyectan un cóctel de toxinas. Su objetivo es matar peces para comérselos y nuestra ventaja es que somos demasiado grandes para ese veneno tenga un efecto letal. No obstante, ni siquiera hace falta un contacto directo para que recibamos esas toxinas. “La gente que trabaja en acuarios con medusas, al cabo de los años, acaba desarrollando cierta sensibilidad y su piel reacciona con solo tocar el agua donde están”, apunta.

Por eso, “aunque la gente diga que, si la coges por arriba, no pica, es mejor no hacerlo”. De hecho, al igual que hay personas alérgicas a las picaduras de abejas, también las hay a las de medusas y, generalmente, lo desconocen. Para investigar mejor estas cuestiones, los investigadores de la Universidad de Alicante colaboran habitualmente con médicos y alergólogos y han incluido en MedusApp un apartado específico para reportar picaduras, información que también está dando lugar a publicaciones científicas, ya que algunas especies provocan reacciones muy específicas en nuestra piel.

placeholder Carabela portuguesa. (EFE)
Carabela portuguesa. (EFE)

No obstante, los científicos aseguran que el Mediterráneo es el mar más seguro del mundo. La medusa más peligrosa de nuestras playas es la carabela portuguesa (Physalia physalis) —en realidad, no es una medusa, sino un sifonóforo, pero debido a su aspecto, todo el mundo la mete en el mismo saco— y se encuentra en el Atlántico, aunque entra a aguas mediterráneas en momentos puntuales de la primavera. En algún caso puntual, asociado a una atención médica deficiente y tardía, ha llegado a ocasionar muertes. Su presencia puede implicar izar la bandera roja para impedir el baño.

Aquí no hay más medusas que antes

De hecho, es algo bastante común. Recientemente, han aparecido carabelas portuguesas en el mar Cantábrico, en Asturias y San Sebastián. Algunos expertos aseguran que el número de estos animales se está incrementando. Lo mismo indican algunos estudios acerca de las medusas en el conjunto del mundo, pero los datos no parecen respaldar esta afirmación en España. César Bordehore y su equipo han analizado su presencia desde 2008 en toda la costa mediterránea y la costa atlántica andaluza y, aunque algunos años sube, otros baja. El resultado es que, incluyendo toda la serie, no aprecian ningún incremento significativo, así que no hay una tendencia al alza.

placeholder Pelagia noctiluca. (Hans Hillewaert)
Pelagia noctiluca. (Hans Hillewaert)

Eso no impide que, en momentos puntuales se produzca una gran proliferación en lugares concretos. En la costa de Málaga y de Granada aún recuerdan el catastrófico episodio de 2018, cuando hubo que retirar toneladas de medusas de las playas. “Fue terrible para el turismo y para la pesca”, comenta Lucrecia Souviron Priego, investigadora del Grupo de Biogeografía, Diversidad y Conservación de la Universidad de Málaga, que ha estudiado a fondo esta cuestión. Su hipótesis tiene que ver con la circulación de las aguas en el mar de Alborán, en forma de giro. “Estas medusas viven en mar abierto, como atrapadas en un carrusel, pero cuando el giro se debilita, quedan a merced de las corrientes y pueden llegar en masa a la costa”, explica.

Los investigadores malagueños también han desarrollado una aplicación de ciencia ciudadana, Infomedusa. De hecho, acaban de estrenar una segunda versión, pero después de años acumulando miles de registros con la primera, llegaron a desarrollar un modelo predictivo sobre la aparición de grandes enjambres de Pelagia noctiluca en los meses de verano. “Cada cinco o diez años hay una proliferación de manera natural y ese ciclo se está acortando por motivos que todavía desconocemos”, afirma. En ese modelo, hay un elemento fundamental, que son dos índices de circulación atmosférica: la oscilación del Atlántico Norte (NAO) y la oscilación ártica (AO). Según cómo se comporten, anticipan de forma periódica una subida de las temperaturas superficiales en el mar de Alborán y, al parecer, éste podría ser un elemento clave para una mayor proliferación de la medusa clavel.

placeholder Bandera roja. (EFE)
Bandera roja. (EFE)

Los científicos han comprobado que el incremento de la temperatura tiene incidencia sobre la reproducción de algunas especies de medusa. Para algunos, esto significa que el cambio climático aumentará el número de estos animales, pero el investigador de la Universidad de Alicante matiza esa conclusión. “No es que haya más medusas, sino que crecen más rápido”, de manera que, en unas aguas más cálidas, “se adelanta el momento en el que empiezan a picar”. Realmente, “en febrero hay muchas más medusas que en verano, pero apenas miden tres milímetros y nadie las ve, después se van muriendo muchas y las que quedan son adultas en verano, justo en la época en la que nos metemos en el mar”.

¿Es posible predecir su aparición?

Las aplicaciones informan a los usuarios sobre las medusas que han aparecido en las playas en las últimas horas, casi en tiempo real, pero, de momento, no podemos estar seguros de lo que veremos mañana si vamos a la playa. No obstante, Lucrecia Souviron y su equipo han detectado patrones que podrían servir para realizar predicciones fiables. Además de la temperatura del agua, creen que la clave está en las corrientes y en la dirección del viento. Por ejemplo, “el viento de Levante suele atraer a las medusas a la playa en la zona de Málaga y Granada”.

Foto: Alerta para los bañistas: millones de medusas 'huevo frito' están naciendo en Murcia (Foto: T.Friedrich/Wikimedia)

Por el contrario, el experto de la Universidad de Alicante es menos optimista. “No hacemos predicciones, porque nos faltan datos científicos”, asegura. Según explica, una vez localizado un banco de medusas, sería factible calcular hacia dónde se va a desplazar con un sistema de seguimiento de las corrientes en 3D, pero esa información, por el momento, no existe. Como mucho, los datos actuales permiten anticipar “dónde es más probable” que aparezcan, pero ni es seguro ni se pueden afinar las previsiones como saber si ocurrirá un día concreto en una playa determinada.

En cualquier caso, tampoco es un fenómeno completamente aleatorio. Los científicos diferencian dos tipos de medusas con respecto a su localización. Unas serían las “residentes”, principalmente, de los géneros Olindias y Carybdea. En particular, “las Olindias viven pegadas al fondo, se mueven muy poco, así que, si una playa las tiene, siempre las va a tener, no se las lleva la corriente”, comenta César Bordehore. Sin embargo, tanto Pelagia como la llamada huevo frito (Cotylorhiza tuberculata) “van y vienen, no tienen una dirección fija ni saben dónde están, su acumulación en una playa u otra depende de la configuración de la costa y del patrón de corrientes”.

"Cuando veas una medusa, aléjate de ella. Siempre". El consejo es de un gran experto, así que más vale hacerle caso, aunque, paradójicamente, parte de su trabajo consiste en encontrarlas y anima a la gente a avisar cuando vea alguna. César Bordehore, ecólogo marino de la Universidad de Alicante, es uno de los creadores de una aplicación que cada vez usan más bañistas, MedusApp. Gracias a la colaboración ciudadana, esta herramienta se ha convertido en una fuente de información científica extraordinaria.

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