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El nuevo caza de combate americano que eliminará a los pilotos humanos
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El nuevo caza de combate americano que eliminará a los pilotos humanos

El Pentágono quiere que esta nave de combate totalmente autónoma desarrollada por una 'startup' de Silicon Valley multiplique su fuerza en todos los dominios

Foto: Imagen 3D de Fury. (Anduril Industries)
Imagen 3D de Fury. (Anduril Industries)

Esta nave aparentemente salida de una película de la Marvel es Fury; un robot volante inteligente que ha sido diseñado para acelerar el despliegue de sistemas militares aéreos totalmente autónomos con el que el Pentágono quiere mantener su supremacía militar ahora y en el futuro.

Aunque su principal misión será operar por su cuenta dentro de un enjambre comandado por un piloto humano dentro de un caza de combate, Fury es parte de la primera generación de vehículos experimentales que está llamada a ser el corazón de la Fuerza Aérea norteamericana en el siglo 21. Una vez terminado, Fury podrá realizar una amplia gama de misiones, incluyendo reconocimiento, ataques aéreos y guerra electrónica.

Foto: La cinta de 349 dólares ajusta las ondas cerebrales para dormir mejor. (Elemind)

La aeronave creada por Anduril Industries —una ‘startup’ norteamericana que ha ganado la partida contra contratistas de defensa establecidos como Lockheed Martin, Boeing, o Northrop Grumman— es parte del programa de aviones de combate colaborativos (CCA) del Pentágono. Esta iniciativa tiene como objetivo multiplicar las capacidades de combate aéreo de los Estados Unidos mediante la incorporación de sistemas avanzados impulsados por la inteligencia artificial que pueden operar tanto de forma independiente como en colaboración con aeronaves tripuladas.

Tecnología modular

Blue Force —la compañía que originalmente diseño Fury antes de ser adquirida por Anduril— ha utilizado varias tecnologías para el desarrollo rápido de prototipos avanzados, diseñando un dron capaz de volar a Mach 0,95. En teoría, la arquitectura modular del dron le permitirá una transición rápida de prototipo a producción. Esta arquitectura es también la clave para sus múltiples capacidades.

placeholder Imagen frontal de Fury. (Anduril)
Imagen frontal de Fury. (Anduril)

Otra de las características fundamentales de Fury —y el programa CCA— es su bajo precio. Aunque el objetivo no es que los aviones CCA sean desechables, Fury estará diseñado para que su pérdida no represente un gran coste para el Pentágono. Fury se puede producir a una fracción del coste de los cazas tripulados tradicionales gracias al uso de subsistemas disponibles comercialmente y un proceso de diseño totalmente digital. Este bajo precio es necesario para la estrategia del Pentágono de desplegar decenas de miles de drones de combate con diferentes capacidades y tamaños en vez de "sólo" contar con unos 3.400 cazas de combate tripulados extremadamente caros de mantener.

Anduril afirma que han desarrollado un sistema de vuelo y combate que permitirá que Fury pueda volar y luchar de forma completamente autónomas o estar integrado dentro del sistema global de situación de las fuerzas militares norteamericanas y de sus aliados, así como operar en red con cazas compatibles como el F-35, F-22 y cualquier otra nave integrada en esta arquitectura de combate. Lattice, asegura Anduril, incluye una sofisticada toma de decisiones por IA que permitirá que Fury opere autónomamente en entornos complejos, llevar a cabo misiones en áreas denegadas por el enemigo donde no haya cobertura GPS o de comunicaciones por el GPS, identificar objetivos, atacar y adaptarse a las condiciones cambiantes del campo de batalla sin intervención humana alguna.

placeholder Prototipo de parte del Fury. (Blue Force Technologies)
Prototipo de parte del Fury. (Blue Force Technologies)

La introducción de drones como Fury representa un cambio significativo en la estrategia militar de los EEUU —a los que seguramente seguirá Europa y China— que se centra en la velocidad, la flexibilidad que provee la disponibilidad de grandes cantidades de estas naves y su superioridad tecnológica. Estos sistemas autónomos pueden operar en enjambres, proporcionando una ventaja estratégica a través de números abrumadores y tácticas coordinadas. Estos drones pueden contrarrestar eficazmente las defensas enemigas.

David contra Goliath

El rápido ascenso de Anduril en el sector de la defensa ha sorprendido a la industria militar norteamericana, un grupo de dinosaurios que lleva operando desde la Segunda Guerra Mundial. Fundada por Palmer Luckey —que en su día creó Oculus, la compañía de realidad virtual que luego le colocó a Mark Zuckerberg— nadie daba un euro por una startup tecnológica que se enfrentaba a gigantes aeroespaciales como Lockheed Martin, Boeing o Northrop Grumman. Pero después de adquirir Blue Force Tecnologies —los diseñadores del Fury original— Anduril ha conseguido varios contratos. Éste último le coloca a la cabeza del programa CCA junto con General Atomics, otra compañía militar clásica responsable del MQ-9 Reaper.

placeholder Vista del Fury. (Anduril)
Vista del Fury. (Anduril)

Desde su arranque en 2017, Anduril ‘sólo’ ha conseguido 1.600 millones de dólares en financiación, una cantidad irrisoria comparada con esos titanes que llevan operando décadas y tienen sus tentáculos sobre el complejo militar norteameriano. Sin embargo, nadie les puede negar el éxito que han tenido hasta ahora con su estrategia de desarrollo. Ahora mismo, Anduril tiene más de 40 contratos del Departamento de Defensa.

Esta nave aparentemente salida de una película de la Marvel es Fury; un robot volante inteligente que ha sido diseñado para acelerar el despliegue de sistemas militares aéreos totalmente autónomos con el que el Pentágono quiere mantener su supremacía militar ahora y en el futuro.

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