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Esta fotografía es el certificado de defunción de nuestra realidad
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La IA ha anulado la fotografía

Esta fotografía es el certificado de defunción de nuestra realidad

Descalifican una fotografía real después de ganar un concurso de imágenes de inteligencia artificial, confirmando que hemos perdido la habilidad de discernir entre realidad y ficción

Foto: La fotografía real que engañó al jurado. (Miles Astray)
La fotografía real que engañó al jurado. (Miles Astray)

El año pasado predije que la inteligencia artificial acabaría con la realidad en una década. Me equivoqué en los tiempos. Mientras que la humanidad tardó unos 47.000 años y el urinario invertido de Marcel Duchamp para acabar con el arte, la IA sólo ha necesitado dos años para acabar con la realidad misma. El flamenco sin cabeza que podéis ver sobre estas líneas —captado por el fotógrafo Miles Astray— es el proverbial último clavo en el ataúd, el eslabón final de una cadena de pruebas que demuestra el efecto final de la IA generativa. Ya no es que no podamos saber si las imágenes de IA son reales o no, sino el hecho de que ya nadie puede distinguir lo real de lo falso y viceversa.

‘Flamingone’ –el título de la foto, un juego de palabras que significa flamenco desaparecido en inglés– fue descalificado del concurso Premios de Fotografía en Color 1839 después de ganar la categoría de imágenes generadas por IA. La razón: es una foto real. Según lo que Astray le dijo al blog PetaPixel, él presentó la fotografía en la categoría de IA de los premios para dejar claro que no hay nada “más fantástico y creativo” que la propia Madre Naturaleza. "Me alegra ver que este experimento confirmó mi hipótesis", dice.

Foto: Los científicos usaron avanzados equipos de perforación a bordo del buque de investigación Polarstern para encontrar el río en la Antártida Occidental. (Karsten Gohl)

Los jurados —expertos del New York Times, Getty y otros profesionales de la fotografía— estuvieron de acuerdo con su “poderoso mensaje”, según ellos, aunque finalmente le quitaron el premio. Su imagen real también engañó, por cierto, al público general, que le dió el Premio del Voto Popular, también retirado. Efectivamente, Astray dejó claro su punto. La madre naturaleza es la bomba. Estupendo. Venga, todos en fila a abrazar árboles.

El verdadero punto importante que consiguió hacer Astray, aunque fuera sin quererlo, es que la realidad está ya vacía de realidad y, oficialmente, vivimos en un mundo absurdo sin referencias visuales tangibles a las que aferrarnos, sin forma de creer lo que ven nuestros propios ojos. Me importa un gallipato que la naturaleza pueda hacer cosas fascinantes. Ya lo sabía. Lo que me importa es que su flamenco es el certificado de defunción de la realidad en la era de la post-post-post-verdad.

Nos queda muy poco

El castillo de naipes de la realidad comenzó a desmoronarse cuando, en agosto de 2022, el diseñador de juegos Jason Allen ganó el concurso de artes digital de la Feria Estatal de Colorado con su obra Théâtre D’opéra Spatial, un grandioso cuadro neoclásica generado íntegramente con la IA generativa Midjourney. Cuando Allen anunció su victoria, el mundo se quedó en shock, en shock te digo, y una multitud de artistas análogos salieron a las calles armados con alquitrán y plumas para humillar y colgar al hereje.

placeholder Théâtre D’opéra Spatial. (Jason Allen)
Théâtre D’opéra Spatial. (Jason Allen)

Menos de un año después, el artista berlinés Boris Eldagsen ganó la categoría creativa de los Sony World Photography Awards organizados por la Organización Mundial de Fotografía en abril de 2023 con una foto titulada ‘El electricista’. Se llevó cinco mil dólares y un saco de equipos de fotografía Sony. En aquel momento, Eldagsen renunció a su premio, confesó la diablura y dijo que se presentó al concurso para “provocar debate.”

placeholder El electricista. (Boris Eldagsen)
El electricista. (Boris Eldagsen)

Apenas unos meses más tarde, la situación de la realidad volvió a dar un giro de 180 grados. Esta vez, eliminaron una foto de un concurso realizado por una humilde tienda en Sydney, Australia. Los jurados sospecharon que la foto estaba generada por IA. El caso es que la autora, Suzi Dougherty, había utilizado un iPhone para fotografiar a su hijo con dos maniquíes en una exposición de Gucci. La foto era real. Como ella declaró a The Guardian, “ni siquiera sabría cómo hacer una fotografía con IA. Sólo estoy empezando a comprender ChatGPT”.

placeholder Foto real de Suzi Dougherty.
Foto real de Suzi Dougherty.

Y así, queridos amigos, llegamos a ‘Flamingone’, una foto real eliminada de un concurso de fotografía de AI que completa el círculo, un absurdo viaje al absurdo en el que no sólo perdimos nuestra capacidad de distinguir lo real de lo falso, sino que también perdimos nuestra capacidad de sentir asombro mirando cualquier imagen que alguien ponga frente a nosotros, independientemente de su verdadera naturaleza.

Entonces, ¿qué nos queda? La próxima realidad en morir será el audio, con auriculares que procesan el mundo para hacernos escuchar una realidad diferente.. Y, después de eso, la prueba en vídeo de la realidad desaparecerá en una nube de azufre. Este junio ya hemos visto dos nuevos motores de vídeo que hacen que las increíbles demostraciones virales de Sora parezcan tan peores que una cinta porno VHS de videoclub alquilada 110.000 veces. Estos motores de IA no han tenido eco en la prensa porque no provienen de un favorito de los medios como OpenAI, pero eso es aún peor.

Eso da miedo porque realmente pensé que el punto en el que el vídeo HD sería indistinguible del vídeo HD real ocurriría alrededor de 2033. Eso nos habría dado a todos algo de tiempo para prepararnos para este extremo, para ser educados en este nuevo mundo real e irreal. Para tomar algún tipo de medida. Ahora me doy cuenta de que estaba siendo demasiado optimista.

Pero qué más dá. ¿Que los chavales quieren camelar? Pues déjales que camelen. Hagamos todos como el 'flamenco' de Astray y escondamos nuestras caras detrás de nuestras manos. Si realmente no podemos decir si lo que estamos viendo es real o no, quizás sea mejor no ver lo que nos viene encima.

El año pasado predije que la inteligencia artificial acabaría con la realidad en una década. Me equivoqué en los tiempos. Mientras que la humanidad tardó unos 47.000 años y el urinario invertido de Marcel Duchamp para acabar con el arte, la IA sólo ha necesitado dos años para acabar con la realidad misma. El flamenco sin cabeza que podéis ver sobre estas líneas —captado por el fotógrafo Miles Astray— es el proverbial último clavo en el ataúd, el eslabón final de una cadena de pruebas que demuestra el efecto final de la IA generativa. Ya no es que no podamos saber si las imágenes de IA son reales o no, sino el hecho de que ya nadie puede distinguir lo real de lo falso y viceversa.

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