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La colosal obra de ingeniería con la que China quiere convertir el desierto en una megaciudad
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Con 200 millones de habitantes

La colosal obra de ingeniería con la que China quiere convertir el desierto en una megaciudad

Pekín está llevando a cabo un faraónico plan para conducir agua a una de sus regiones más desérticas y convertirla en un oasis urbano de 200 M de habitantes que podría ser su segunda capital

Foto: La cuenca de Junggar, noroeste de China. (Estación Espacial Internacional)
La cuenca de Junggar, noroeste de China. (Estación Espacial Internacional)

El gobierno chino arrancó en 2018 uno de los proyectos de ingeniería más ambiciosos de la historia de la humanidad. El plan es construir una ciudad en pleno desierto que en el futuro sea capaz de albergar a 200 millones de personas. Por el momento están construyendo una serie de embalses y largos conductos acuíferos subterráneos que almacenan el agua del deshielo y las inundaciones para transportarlos al desierto y hacerlo habitable.

Hasta 20 tuneladoras trabajan día y noche bajo el suelo de Junggar Basin —una enorme región desértica en Xinjiang, al noroeste de China— para completar este sistema subterráneo de agua que alcanzará casi 1.000 kilómetros en total. Tras ellas, una larga cola de vehículos de transporte, cargados de escombros y materiales de construcción, siguen a estas colosales máquinas. Este trasiego provoca enormes atascos que ralentizan la obra y retrasan unos plazos acordados que, aunque Pekín no los ha querido revelar, existen y son muy apretados.

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Hasta ahora han sido los humanos los que se han encargado de organizar todo el flujo de vehículos. Pero, desde abril del año pasado, esta tarea ha ido pasando gradualmente a una inteligencia artificial, informa el medio hongkonés South China Morning Post (SCMP). Como resultado, el flujo de tráfico subterráneo se ha duplicado, la velocidad media ha aumentado un 10% y la probabilidad de accidentes ha disminuido drásticamente.

Dos capitales

Esta nueva ciudad en el desierto parece haber salido de la libreta del polémico príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, que ya ha comenzado a construir un Hong Kong futurista en el desierto saudí. Pero el SCMP apunta a que podría tener que ver con un estudio realizado el año pasado a cargo del gobierno Chino. Pekín le pidió a un equipo de investigadores una propuesta para establecer una segunda capital en Xinjiang. El argumento principal del equipo, según explica el medio hongkonés, es que todos los periodos en los que más poder y prosperidad ha tenido China en su historia se han dado cuando había dos capitales. Y que, teniendo en cuenta el aumento del poderío político, económico y militar de China en los últimos años, ha llegado el momento de retomar esta tradición.

La idea de esta segunda capital no es nueva. En 1918, Sun Yat-sen, uno de los fundadores de la China moderna, propuso establecer la capital de la nación en Yili, una ciudad del noroeste de Xinjiang. La idea de Sun era transformar la ciudad en un centro político mundial, aprovechando que Yili se encuentra en el corazón de Eurasia, a la misma distancia de Kiev que de Shanghái.

Foto: Aviadores del 42º Escuadrón de Mantenimiento de Municiones cargando una mina antisubmarina Mark 60 CAPTOR en un avión B-52G Stratofortresss. (Sgt. Russ Pollanen/US Air Force)

El Partido Comunista Chino, que se proclama "el más leal sucesor de su causa revolucionaria", ya ha hecho realidad gran parte de las ideas de Sun, como la presa de las Tres Gargantas y el tren de alta velocidad. Ahora puede ser el turno a la de la nueva capital.

Xinjiang es una región caliente que ocupa una extensión similar a la de Irán. Es el hogar de numerosos grupos étnicos, como uigures, kazajos y mongoles, y limita con el Tíbet. En los últimos años han aumentado las tensiones y se han avivado los enfrentamientos con las autoridades. China ha sido acusada en reiteradas ocasiones de abusos generalizados de los derechos humanos por la represión que han sufrido estas minorías, unas prácticas que Pekín insiste en negar.

Una descomunal obra de ingeniería

Sin embargo, Xinjiang es una región donde la distribución del agua dulce (vital para la existencia de la nueva urbe) es enormemente desigual. Algunas zonas sufren inundaciones récord, mientras que otras están castigadas por largas sequías. Para solucionar este problema, China está creando instalaciones de conservación de agua de gran tamaño, capaces de almacenarla y distribuirla uniformemente por todas las regiones.

placeholder Localización del Junggar Basin en rojo. (Wikipedia - Alexnlk)
Localización del Junggar Basin en rojo. (Wikipedia - Alexnlk)

Pero el enorme tamaño de Xinjiang requiere poner en pie unas infraestructuras de tal escala que hacen que los métodos tradicionales de construcción resulten demasiado lentos e ineficaces. Algunos de los túneles de agua subterráneos que se están construyendo llegan a superar los 280 km. Y tener en marcha varias tuneladoras a la vez hace necesaria la construcción de muchos túneles auxiliares para facilitar el transporte del material o la extracción de escombros. Los ingenieros humanos han sido los encargados de organizar todo este caos de camiones y de vagones de ferrocarril entrando y saliendo y los continuos atascos y retrasos son una piedra en el zapato para los planes del gobierno chino.

La nueva inteligencia artificial creada por los investigadores del Grupo de Túneles Ferroviarios de China usa un entramado de sensores y sistemas de comunicación para controlar el tráfico. La máquina guía a los conductores mediante comandos de voz y les indica cuándo entrar y salir de las zonas designadas. En el momento en que los vehículos superan el límite de velocidad establecido, el sistema les lanza un aviso, y cuando detecta tráfico en sentido contrario y alerta a los conductores y da consejos de cómo evitarlo.

Todo el sistema está supervisado por personal de seguridad humano desde estaciones de control instaladas tanto en el subsuelo como en la superficie. Y, según explica el medio hongkonés, los operarios están preparados para intervenir rápidamente en caso de emergencia.

El equipo de investigadores afirma que el sistema es un éxito y que ha podido resolver complicados obstáculos de ingeniería como "los elevados riesgos para la seguridad durante la excavación de túneles ultralargos, la compleja programación multivehículo y el transporte ineficiente de materiales". Aun así, creen que todavía se puede exprimir más la tecnología. "El próximo paso se centrará en el reconocimiento de obstáculos para vehículos en movimiento y en la conducción autónoma", aseguran.

El gobierno chino arrancó en 2018 uno de los proyectos de ingeniería más ambiciosos de la historia de la humanidad. El plan es construir una ciudad en pleno desierto que en el futuro sea capaz de albergar a 200 millones de personas. Por el momento están construyendo una serie de embalses y largos conductos acuíferos subterráneos que almacenan el agua del deshielo y las inundaciones para transportarlos al desierto y hacerlo habitable.

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