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Por qué una inteligencia artificial interestelar puede estar ya en nuestro sistema solar
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La semilla con el código de la civilización

Por qué una inteligencia artificial interestelar puede estar ya en nuestro sistema solar

El astrofísico Avi Loeb reflexiona sobre la existencia de sondas de inteligencia artificial lanzadas hace millones de años desde otros puntos de la Vía Láctea y las que podemos enviar nosotros desde la Tierra

Foto: Fotograma de la película '2001: una odisea en el espacio'
Fotograma de la película '2001: una odisea en el espacio'

Hasta ahora, la Inteligencia Artificial sólo se utiliza en la Tierra. En el pasado, todas las misiones espaciales eran administradas por humanos cuando era necesario tomar decisiones complejas en tiempo real. Éste no podrá ser ya el caso cuando nos aventuremos en viajes largos que duran más que una vida humana. La gran cantidad de datos y el considerable retraso de los mensajes a grandes distancias obligarán a que las misiones espaciales largas sean autónomas, gestionadas por IA. Esto plantea una nueva oportunidad de negocio para la creación de sistemas de IA espaciales que estén preparados para soportar las duras condiciones de los viajes largos, incluyendo el bombardeo de rayos cósmicos y partículas de polvo.

Obviamente, el primer uso de la IA en el espacio será cerca de la Tierra con fines militares o de seguridad nacional. Pero, a medida que la humanidad se aventure a destinos más allá del sistema solar, el uso de la IA será inevitable. La velocidad proporcionada por la propulsión química, 10.000 veces más lenta que la velocidad de la luz, resultará en viajes para llegar a las estrellas más cercanas que duren del orden de 50.000 a 200.000 años, comparable al tiempo transcurrido desde que el Homo Sapiens abandonó África para extenderse por todo el planeta. Un sistema de IA podría permanecer inactivo durante la mayor parte de este viaje sin aburrirse. Se activaría al llegar al destino, independientemente de si la especie humana que lo puso en el espacio sobreviva a las catástrofes políticas y ambientales en la Tierra del futuro.

Foto: Un concepto de nave con Warp Drive.

Los viajeros interestelares de IA se entrenarán utilizando aprendizaje automático para afrontar condiciones inesperadas en los entornos que visitan. Al igual que los niños que abandonan la casa de sus padres, pueden ahorrar energía operando de forma autónoma la mayor parte del tiempo y transmitiendo mensajes cortos a la Tierra en circunstancias excepcionales. Dada la duración del viaje y las condiciones inciertas en la Tierra, los mensajes serían breves o inexistentes. En ese caso, ¿cuál es el beneficio de enviar tales sondas para la humanidad?

placeholder Un fotograma de 2010.
Un fotograma de 2010.

La naturaleza nos da la respuesta. Cuando la flor del diente de león envía sus semillas al viento, no espera recibir ninguna señal de ellas. No hay necesidad de perseguirla como los ‘padres helicóptero’. Al enviar un enjambre de semillas que llevan su código genético, la flor aumenta la probabilidad de que algunas de estas semillas encuentren un terreno fértil. El propósito es simple: la flor madre tiene una vida útil finita y las semillas prolongan la supervivencia de su modelo genético. Ésta es la forma que tiene la naturaleza de asegurar la longevidad más allá de la vida útil de una sola flor.

Esperamos que los humanos obtengan la sabiduría que ofrecen las flores del diente de león. De lo contrario, todo lo que valoramos podría eventualmente perecer en la Tierra como resultado de una futura catástrofe. Al reemplazar nuestra obsesión a corto plazo con los conflictos de suma cero por recursos limitados en la Tierra por la supervivencia a largo plazo durante millones o miles de millones de años, podríamos optar por enviar naves espaciales a viajes largos controlados por IA . Al igual que las semillas de diente de león, estos mensajeros llevarán el modelo de lo que deseamos preservar cuando se aventuren en el espacio interestelar.

placeholder Ilustración de la nave espacial Voyager rumbo al espacio interestelar. (NASA JPL)
Ilustración de la nave espacial Voyager rumbo al espacio interestelar. (NASA JPL)

Nuestras ambiciones podrían estar impulsadas por la curiosidad científica por explorar lo desconocido. Dado que enviar una gran comunidad de personas a un viaje de decenas de miles de años más allá del sistema solar parece poco práctico en la actualidad, podríamos confiar en sondas asistidas por IA para descubrir nuevos territorios y trascender nuestro conocimiento actual. Un enjambre de sistemas de IA podría crear una comunidad de viajeros interestelares inteligentes que se comuniquen entre sí y adquieran conocimientos. La experiencia sería similar a enviar a nuestros hijos al mundo con la esperanza de que sepan más de lo que nosotros sabemos.

Queda por ver si este objetivo es tecnológicamente factible sin que nuestras sondas estén controladas por humanos. Una forma de estudiar nuestro futuro tecnológico es encontrar lo que otras civilizaciones de la Vía Láctea han debido lograr ya. Su basura espacial sería nuestro tesoro. ¿Fueron la Tierra, la Luna, Marte u otros cuerpos del sistema solar visitados por sondas de IA durante los últimos 4.600 millones de años? Podríamos buscar rastros de tales visitas en la Luna o Marte. Alternativamente, podemos usar el próximo Observatorio Rubin o los Observatorios del Proyecto Galileo para buscar visitantes que pasan cerca de la Tierra o basura espacial relacionada que se quema como meteoros interestelares en nuestro cielo en la actualidad.

Si no actuamos juntos antes de enfrentarnos a una catástrofe existencial, es posible que nada sobreviva de la historia que más de 100.000 millones de personas han vivido en nuestro planeta hasta este momento. Todas sus esperanzas y aspiraciones serán borradas de la memoria cósmica. Imaginemos cómo la Tierra será engullida por el Sol en 7.600 millones de años. Todo el contenido de Internet, todos los libros, toda la documentación de la historia humana, se quemará y se hundirá en el centro del Sol moribundo. No quedará nada que los extraterrestres puedan apreciar.

La mayoría de las estrellas se formaron entre 5.000 y 10.000 millones de años antes que el Sol, por lo que el futuro destino de nuestro planeta podría haberse dado ya para miles de millones de sistemas solares análogos. La historia cósmica puede estar llena de tragedias de civilizaciones perdidas. Aprender de su historia es para nuestro beneficio.

placeholder Foto de la Expedición Interestelar que encontró restos del primer objeto de otro sistema solar detectado. (Avi Loeb)
Foto de la Expedición Interestelar que encontró restos del primer objeto de otro sistema solar detectado. (Avi Loeb)

Las únicas civilizaciones perdidas en planetas hundidos que serán recordadas en el escenario cósmico son aquellas que lograron enviar sondas al espacio interestelar. Puedes llamarlo la ‘supervivencia del más fuerte’. ¿Estamos dispuestos a aceptar el desafío y unirnos a los supervivientes?

Nuestras noticias diarias están llenas de la política deprimente del momento. Pero mi esperanza es que encontrar un paquete interestelar de otra civilización en nuestro buzón nos inspire a hacerlo mejor. Puede que los remitentes ya estén muertos, pero el mensaje dará forma a nuestras aspiraciones para el futuro.

Si queremos ser recordados, será mejor que enviemos naves espaciales gestionadas por IA fuera de nuestro planeta. En el futuro, estos análogos tecnológicos de las semillas de diente de león pueden ser nuestro único motivo de orgullo a largo plazo, dentro de miles de millones de años. Y por humildad, ofrezcamos nuestras bendiciones en memoria de aquellas otras civilizaciones que perecieron en su planeta de origen sin llegar a ser interestelares.

Avi Loeb es jefe del proyecto Galileo, director fundador de la Iniciativa Black Hole de la Universidad de Harvard, director del Instituto para la Teoría y la Computación del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y autor del bestseller Extraterrestrial: The first sign of intelligent life beyond earth.

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Novaceno publica una columna de Avi Loeb con permiso del autor todos los jueves.

Hasta ahora, la Inteligencia Artificial sólo se utiliza en la Tierra. En el pasado, todas las misiones espaciales eran administradas por humanos cuando era necesario tomar decisiones complejas en tiempo real. Éste no podrá ser ya el caso cuando nos aventuremos en viajes largos que duran más que una vida humana. La gran cantidad de datos y el considerable retraso de los mensajes a grandes distancias obligarán a que las misiones espaciales largas sean autónomas, gestionadas por IA. Esto plantea una nueva oportunidad de negocio para la creación de sistemas de IA espaciales que estén preparados para soportar las duras condiciones de los viajes largos, incluyendo el bombardeo de rayos cósmicos y partículas de polvo.

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