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Cómo los genes influyen en nuestras decisiones y desafían el principio del libre albedrío
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Cómo los genes influyen en nuestras decisiones y desafían el principio del libre albedrío

Nuestra configuración genética da como resultado patrones únicos de comportamientos sociales que influyen en todo, desde cómo manejar el estrés a nuestras personalidades

Foto: La capacidad de los genes para conciliar intereses contrapuestos puede tener consecuencias para el desarrollo. (Pexels)
La capacidad de los genes para conciliar intereses contrapuestos puede tener consecuencias para el desarrollo. (Pexels)

Como especie, a los humanos nos gusta pensar que tenemos pleno control de nuestras decisiones y comportamiento. Pero justo debajo de la superficie, fuerzas que escapan a nuestro control consciente influyen en nuestra forma de pensar y comportarnos: la culpa es de nuestros genes.

Desde la década de 1950, los científicos han estado estudiando la Influencia que los genes tienen en la salud humana. Esto ha llevado profesionales médicos, investigadores y responsables políticos a abogar por el uso de medicina de precisión para personalizar el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades, lo que lleva a una mejoras en el bienestar del paciente.

Foto: La planta nuclear china en su emplazamiento de la bahía de Shidao. (China Huaneng Group)

Pero se ha pasado por alto la influencia de los genes en la psicología.

Mi investigación aborda cómo los genes influyen en la psicología y el comportamiento humanos. Aquí hay algunas maneras en las que psicólogos pueden utilizar la teoría del conflicto genético para comprender mejor el comportamiento humano y potencialmente avanzar en el tratamiento de problemas psicológicos.

¿Qué tienen que ver los genes en todo esto?

La Teoría del conflicto genético propone que aunque nuestros genes se mezclan para hacernos quienes somos, conservan marcadores que indican si provienen de mamá o de papá. Estos marcadores hacen a los genes cooperar o luchar entre sí a medida que crecemos y nos desarrollamos. La investigación sobre conflictos genéticos se centra principalmente en el embarazo, ya que es uno de los pocos momentos del desarrollo humano en el que se puede observar claramente la influencia de diferentes conjuntos de genes en un individuo.

Normalmente, los genes maternos y paternos tienen diferentes estrategias ideales para el crecimiento y el desarrollo. Si bien los genes de mamá y papá acaban encontrando formas de cooperar entre sí que resultan en un crecimiento y desarrollo normales, estos genes se benefician de un desarrollo fetal ligeramente más acorde con lo que es óptimo para el progenitor del que proceden.

Los genes de la madre intentan mantener a la madre sana y con suficientes recursos para otro embarazo, mientras que los genes del padre se benefician de que el feto se quede con todos los recursos de la madre.

Sin embargo, cuando los genes no son capaces de llegar a un acuerdo, pueden provocar resultados indeseables como déficits físicos y mentales para el bebé o incluso un aborto espontáneo.

Si bien el conflicto genético es algo normal, su influencia se ha pasado por alto en gran medida en psicología. Una razón es que los investigadores asumen que la cooperación genética es necesaria para la salud y el bienestar del individuo. Otra razón es que la mayoría de los rasgos humanos están controlados por muchos genes. Por ejemplo, la altura está determinada por una combinación de 10.000 variantes genéticas y el color de la piel está determinado por más de 150 genes.

La naturaleza compleja de la psicología y el comportamiento hace que sea difícil identificar la influencia única de un solo gen, y mucho menos de qué progenitor proviene. Tomemos, por ejemplo la depresión. La probabilidad de desarrollar depresión no solo está influenciada por 200 genes diferentes, también se ve afectada por factores ambientales como el maltrato infantil y acontecimientos vitales estresantes. Los investigadores también han estudiado interacciones complejas similares para trastornos relacionados con el estrés y la ansiedad.

Síndromes de Prader-Willi y Angelman

Cuando los investigadores estudian el conflicto genético, normalmente se han centrado en su vínculo con la enfermedad, documentando involuntariamente la influencia del conflicto genético en la psicología.

Específicamente, los investigadores han estudiado cómo los casos extremos de conflicto genético (como cuando la influencia de un conjunto de genes parentales se expresa completamente mientras el otro conjunto se silencia por completo) se asocian con cambios en el comportamiento al estudiar a personas que tienen el síndrome de Prader-Willi y Síndrome de Angelman.

Los síndromes de Prader-Willi y Angelman son trastornos genéticos raros que afectan aproximadamente a 1 entre 10.000 y 30.000 y 1 entre 12.000 y 20.000 personas en todo el mundo, respectivamente. Actualmente, no existe ningún tratamiento a largo plazo disponible para ninguna de las afecciones.

Estos síndromes se desarrollan en pacientes a los que les falta una copia de un gen en el cromosoma 15 que se necesita para un crecimiento y desarrollo equilibrados. Alguien que hereda solo la versión del gen de su padre desarrollará el síndrome de Angelman, mientras que alguien que tiene solo la versión del gen de su madre desarrollará el síndrome de Prader-Willi.

Características físicas del síndrome de Angelman incluyen retrasos importantes en el desarrollo, discapacidades intelectuales, dificultad para moverse, dificultad para comer y sonrisa excesiva. Características físicas del síndrome de Prader-Willi incluyen disminución del tono muscular, dificultades de alimentación, deficiencias hormonales, baja estatura y comer en exceso durante la niñez.

Estos síndromes representan uno de los pocos casos en los que se puede observar claramente la influencia de un único gen faltante. Los síndromes Angelman y Prader Willi están asociados con problemas del lenguaje, cognitivos, alimentarios y del sueño, también están asociados con diferencias claras en la psicología y el comportamiento.

Por ejemplo, los niños con síndrome de Angelman sonríen, ríen y generalmente quieren participar en interacciones sociales. Estos comportamientos están asociados con una mayor capacidad para obtener recursos de quienes los rodean.

Por otra parte, los niños con síndrome de Prader-Willi experimentan rabietas, ansiedad y tiene dificultades en situaciones sociales. Estos comportamientos están asociados con mayores dificultades para las madres en las primeras etapas de la vida del individuo, lo que potencialmente retrasa el momento en que su madre tendrá otro hijo. Esto, por lo tanto, aumentar el acceso del niño a los recursos como la alimentación y la atención de los padres.

Conflicto genético en psicología y comportamiento.

El síndrome de Angelman y el síndrome de Prader-Willi resaltan la importancia de investigar la influencia del conflicto genético en la psicología y el comportamiento. Los investigadores han documentado diferencias en temperamento, sociabilidad y salud mental y apego en estos trastornos.

Las diferencias en los procesos psicológicos entre estos síndromes son similares a los efectos propuestos del conflicto genético. El conflicto genético influye en el apego al determinar la capacidad de respuesta y sensibilidad de la relación entre padres e hijos a través de diferencias en el comportamiento y las necesidades de recursos. Esta relación comienza a formarse mientras el niño está todavía en el útero y ayuda a calibrar cómo serán de reactivos ante diferentes situaciones sociales. Si bien esta calibración de respuestas comienza en un nivel puramente biológico en el útero, da como resultado patrones únicos de comportamientos sociales que influyen en todo, desde cómo manejar el estrés a nuestras personalidades.

Dado que la mayoría de los científicos no consideran la influencia del conflicto genético en el comportamiento humano, gran parte de esta investigación sigue siendo teórica. Los investigadores han tenido que encontrar similitudes entre disciplinas para ver cómo el proceso biológico del conflicto genético influye en los procesos psicológicos. La investigación sobre los síndromes de Angelman y Prader-Willi es solo un ejemplo de cómo la integración de un marco de conflicto genético en la investigación psicológica puede proporcionar a los investigadores una vía para estudiar cómo nuestra biología nos hace exclusivamente humanos.

Jessica D. Ayers es profesora adjunta de Ciencias Psicológicas, Universidad Estatal de Boise. Puedes leer el artículo original en inglés aquí.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation y traducido para su publicación en Novaceno.

Como especie, a los humanos nos gusta pensar que tenemos pleno control de nuestras decisiones y comportamiento. Pero justo debajo de la superficie, fuerzas que escapan a nuestro control consciente influyen en nuestra forma de pensar y comportarnos: la culpa es de nuestros genes.

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