El anodino despertar sexual de Harry Potter
En su intento de dotar a la obra de una mayor madurez y amoldar el relato a la edad de sus protagonistas y de los lectores
En su intento de dotar a la obra de una mayor madurez y amoldar el relato a la edad de sus protagonistas y de los lectores que han crecido leyendo la saga, da la sensación de que J.K. Rowling haya pretendido, en el libro que despide la misma, acercarse a la narrativa de Tolkien. Si algunos quisieron ver en El señor de los anillos una especie de alegoría sobre la Guerra Fría, Rowlling complica el subtexto de su obra con una reflexión sobre la facilidad con la que cualquier tipo de poder, aquí la magia, tiende a corromper. Si aceptamos que Tolkien utilizó el Anillo Único (“uno para gobernarlos a todos”) como metáfora del armamento nuclear, la autora británica adjudica esa misma función alegórica, en otra dimensión, a una especie de camafeo.
En su intento de dotar a la obra de una mayor madurez y amoldar el relato a la edad de sus protagonistas y de los lectores que han crecido leyendo la saga, da la sensación de que J.K. Rowling haya pretendido, en el libro que despide la misma, acercarse a la narrativa de Tolkien. Si algunos quisieron ver en El señor de los anillos una especie de alegoría sobre la Guerra Fría, Rowlling complica el subtexto de su obra con una reflexión sobre la facilidad con la que cualquier tipo de poder, aquí la magia, tiende a corromper. Si aceptamos que Tolkien utilizó el Anillo Único (“uno para gobernarlos a todos”) como metáfora del armamento nuclear, la autora británica adjudica esa misma función alegórica, en otra dimensión, a una especie de camafeo.