"Me hubiera levantado e ido": defenestra a su cita por lo que hace al entrar en 'First Dates'

Mariví llegó este martes, 15 de marzo, al restaurante de 'First Dates' con la intención de encontrar a un amante, un amigo, con el que establecer una relación sólida. Las cosas en el amor no le habían ido muy bien, algo que ella achacaba a su carácter: "Creo que estoy soltera por mi genio, creo que los asusto. Busco a un hombre pasional y cariñoso, por ese orden, porque a mí me va la marcha", reconocía a cámara nada más llegar al 'dating show' de Cuatro, unas palabras que no tardaría en demostrar a la audiencia a través de sus cortantes valoraciones de su cita.

Hay que decir que Frantxu no se lo puso fácil, protagonizando una de las entradas más curiosas de la historia del programa: el joven llegaba con una máscara y un cinturón de lucha mexicana, al grito de '¡lucha, lucha, lucha!'. Mariví no sabía dónde meterse, exclamando un revelador '¡hostias, no me jodas!'. Su reacción a cámara no era mucho mejor: "Me quería morir. He pensado '¡tierra, trágame! Me voy de aquí'. Es que ha sido muy fuerte, con esa máscara y ese cinturón... uff, ¡casi me da algo!".

Hasta el propio Carlos Sobera se mostraba muy sorprendido por la entrada del soltero, esperando que su atuendo tuviese algún tipo de explicación. "Esto es un cinturón de campeonato por parejas. Yo ahora estoy soltero, así que estoy buscando a una compañera para la batalla de la vida", explicaba entonces Frantxu, dejando claro que la lucha era una de sus grandes pasiones.

La primera impresión no había sido nada buena, pero la cosa tampoco mejoró cuando se sacó la máscara: "Cuando se ha quitado la máscara tampoco me ha gustado físicamente. Pero es que nada, no. Es un poquito más alto que yo, pero nada, muy poca cosa. No me ha gustado nada", aseveraba Mariví a cámara, dejando claro que la velada no tenía visos de llegar a buen puerto.

Su cara además lo decía todo, hasta el punto de que Sobera llegaba a bromear sobre ello: "Mariví está impactada, está en estado de shock. ¡Que traigan un desfibrilador para Mariví, por favor!". "Me imaginaba que se iba a quedar un poco sorprendida, pero esto es simplemente un puntito de inflexión para romper el hielo", apuntaba el joven, ajeno a todo lo que ella estaba valorando en sus confesionarios. Tanto, que él no dudaba en reconocer la buena impresión que se había llevado: "Físicamente, me ha encantado, es el tipo de mujer que yo miraría por la calle. Tiene unos ojos preciosos, un físico como el que a mí me gusta".

El inicio había sido mal, pero la cena no iría mucho mejor, ya que cada tema que iba surgiendo les separaba, sobre todo el hecho de que Frantxu tuviera un hijo de solo siete años. "Yo voy a ser abuela, no quiero niños de otras. Los míos ya los tengo criados, no quiero criar a los de otros", confesaba a cámara, unas palabras que no dudaba en manifestar también a la cara de su cita: "Eh, que yo no tengo necesidad de esto, yo paso".

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Él tiraba de mano izquierda ante tan severo corte: "También es cierto que si no lo has hecho con tu familia, hacerlo con los hijos de otro, que no te corresponden...". A partir de ahí, Mariví optaba por quedarse prácticamente callada, siendo él quien tenía que sacar conversación constantemente, algo con lo que reconocía sentirse cómodo. Ella explicaba su postura radical: "He estado nerviosa y callada, por los mismos nervios de que tampoco me había gustado. Por eso le he dejado hablar a él y he participado poco. Por mí, me hubiese levantado y me hubiese ido. Solo quería que pasase el tiempo y acabar. No me ha gustado nada, pero es que nada de nada".

Con este tipo de declaraciones, estaba claro que Mariví iba a optar por no tener una segunda cita con Frantxu, pero él lo desconocía. Es por esto que en 'La decisión final' no dudaba en mostrarse positivo acerca de una segunda cita, llevándose unas calabazas sin paliativos por su parte: "No quiero tener una segunda cita. Tu entrada me ha impactado bastante y, además, lo del niño... ya te he dicho que no estoy en edad de criar", concluía diciendo antes de levantarse para huir, esta vez sí, del soltero.