Chicote, impactado por lo que hacen mientras espera su comida ('Pesadilla en la cocina')

Uno de los episodios más inverosímiles que ha vivido Alberto Chicote en Pesadilla en la cocina podría ser perfectamente su estancia en 'Los 100 quintos'. Una cocina en mitad del salón de comidas, un cocinero sin ingredientes para cocinar, una carta escasa y unos fogones que se quedan sin gas en mitad del servicio.

El restaurante, con dos nombres en su fachada y con otro distinto al oficial en las búsquedas de internet, era un guiño al servicio militar, "algo que no existe en ningún sitio de España", alardeaba su dueño. Sin embargo, lo primero que notó el presentador del programa de La Sexta es la absoluta falta de autoridad y organización, a pesar de basarse en la forma de trabajar del ejército.

El dueño abandonó el restaurante mientras preparaba la comida de Chicote por falta de gas

Una decoración totalmente surrealista y rococó que poco tenía que ver una con otra, unas camareras que no entendían de comida ni se conocían lo que llevaban los platos, un gerente pasota y más dedicado a beber o estar con sus amigos que del estado de su restaurante, y un cocinero que ejecutaba los platos con lo poco que tenía en la nevera. Sin embargo, no fue nada de esto lo que más impactó a Chicote.

"Hace falta gas, sube a por gas", se escucha decir a la mujer del dueño. Acto seguido, el jefe del restaurante abandona el servicio para salir al exterior a por bombonas, y tuvo que pasar por delante de Alberto. "Pero, no entiendo, ¿no hay gas?", reaccionó Chicote al ver que se iba a la calle, mientras esperaba a que le sirvieran la mitad de los platos que había pedido hacía ya un buen rato.

"No sé si falta gas, es que cuando veas la cocina...", respondió la sobrina del dueño desde el interior de la barra, dejando aún más a cuadros al chef, que seguía sin entender cómo no tenían previsto acumular bombonas antes de la apertura al público para que no se quedasen sin gas.

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Respuesta que tampoco le supo dar el dueño, que tan solo se limitó a decir que era él quien siempre se encargaba de este tipo de detalles, aunque, por otro lado, mantiene vacías las cámaras frigoríficas, lo que supone no poder sacar a las mesas la mitad de la carta que le muestra a sus clientes por falta de género. Algo con lo que también el chef se quedó completamente en shock.