Rechaza a su cita en 'First Dates' por una "manía personal", pero ya es tarde: "Me he enamorado"

Vicente, un jubilado valenciano de 68 años, fue este jueves, 13 de julio, uno de los protagonistas de First Dates. El comensal llegaba con la intención de encontrar a una mujer con la que pasar el resto de sus días, y en el dating show de Cuatro creían que esa sería Olga. No parecían ir mal encaminados, a juzgar por los múltiples temas que tenía en común y la cierta conexión surgida a lo largo de la velada, pero, en un giro no del todo inesperado, ella terminaba dándole calabazas a él, quien se confesaba ya enamorado.

Lo cierto es que la primera impresión para Vicente fue muy positiva, alabando tanto el estilo para vestir de Olga como su físico. Las buenas sensaciones no hicieron más que ir incrementándose en él, pero lamentablemente no se trataba de algo recíproco, como ella dejaba claro a cámara: "Le he visto muy mayor, con muchas arrugas. No me seguiría".

Pese a este escollo, la conexión parecía ir surgiendo poco a poco, ya que los dos entendían la vida, las relaciones y el amor de una forma muy similar, como espíritus libres. Así entraban en el jacuzzi veraniego del programa, donde ella se resistía a darle un beso: "No me ha hecho una cobra propiamente, pero iba a darle un beso en la boca y me ha frenado. Le he dicho que iba al cuello, pero no es verdad. Aun así he salido airoso", confesaba a cámara, unas pequeñas calabazas que, sin embargo, no interpretaba como pista de lo que sucedería en La decisión final.

Él, ante la pregunta del equipo, no dudaba en lanzarse a una segunda cita con Olga: "Me parece una persona supermaravillosa, superatractiva,... muchas cosas por descubrir, supermoderna. Tiene un cuerpazo para su edad que ya lo quisieran muchas", comentaba con una sonrisa, tratando de halagar a la soltera.

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N. Costas

Sus piropos no hacían cambiar de opinión a ella, que se decantaba por rechazar a Vicente: "Yo la tendría, pero para conocerlo más, porque no lo sé 100%. Como amor no lo sé, aún. Quizás es una manía, pero a mí me influye la edad, no sé qué me pasa. Mis parejas siempre han sido más jóvenes, entonces me da miedo que no me siga. No por las arrugas, que me encanta que se vayan creando, yo no me voy a arreglar ninguna, pero en principio tengo que decir que no porque no hay amor ahora", sentenciaba, en contraposición con lo que había declarado inicialmente.

Él no tiraba la toalla, o, al menos, no trataba de esconder sus sentimientos: "Pues yo me he enamorado de ti, que lo sepas. Me encantas". "Yo no he hecho nada", respondía Olga, escurriendo el bulto, pero él era así, enamoradizo por naturaleza: "Lo sé, y me encanta. Eres así. No pasa nada, no hemos venido para casarnos tampoco", concluía antes de marcharse, cada uno por su lado.